Las luces LED pueden dañar permanentemente la retina y perturbar los ritmos naturales del sueño, la Agencia Francesa para la Alimentación, el Medio Ambiente y la Seguridad y Salud Ocupacional (ANSES) y señala que estas luminarias, cuyo uso va en aumento por su alto ahorro de energía, son “foto-tóxicas”.
Dichas luces, en especial las que tienen más luz azul (las más blancas) pueden causar una pérdida irreversible de las células de la retina y provocar una causa común de ceguera.
ANSES solicitó revisar el límite máximo de exposición a las luces LED, que emiten luz azul en cantidades mucho más altas, por lo cual las luces LED “cálidas”, es decir amarillas, son más recomendables.
El informe distinguió entre la exposición aguda de luz LED de alta intensidad y la “exposición crónica” a fuentes de menor intensidad. Aunque es menos peligrosa, incluso la exposición crónica puede acelerar el envejecimiento del tejido retiniano y contribuir a una visión deficiente, dijo la agencia, citada por Le Monde.
La tecnología básica para producir una luz blanca combina un LED de longitud de onda corta como el azul o el ultravioleta con un revestimiento de fósforo amarillo.
Estas luces también se usan en celulares, tabletas y computadoras, por lo cual debe usarse un filtro, aunque hay muchas dudas sobre la eficacia de los filtros y de los lentes de sol contra la luz azul.
Las personas expuestas a estas luces también deben proteger su piel con protector solar de factor 50 con protección de amplio espectro de cinco estrellas para bloquear la luz UVA y UVB, así como los óxidos de hierro, que protegen contra la luz azul. Los sueros VITAMIN C también pueden proporcionar protección antioxidante contra la luz azul.
No use su teléfono o PC en la oscuridad, pues las pupilas se dilatan y reciben más luz azul. Cuanto más blanca sea la luz, mayor será la proporción de azul en el espectro.
Los LED se utilizan para la iluminación del hogar y la calle, así como en oficinas y la industria. También se encuentran cada vez más en los faros de automóviles, antorchas y algunos juguetes.
Las fuentes de esta luz, especialmente cuando se usa de noche o en un entorno oscuro, pueden alterar los ritmos biológicos y, por lo tanto, los patrones del sueño, siendo los niños los más vulnerables, porque el cristalino en sus ojos no está completamente formado.
Estas luces y toda luz nocturna en exceso interfiere con el ritmo circadiano del cuerpo agrava los trastornos metabólicos como la diabetes, las enfermedades cardiovasculares y algunas formas de cáncer.
Además, un efecto estroboscópico en algunas luces LED, provocado por pequeñas fluctuaciones en la corriente eléctrica, puede inducir dolores de cabeza, fatiga visual y un mayor riesgo de accidentes.
Para la iluminación doméstica, ANSES recomendó comprar iluminación LED blanca cálida (de un tono más amarillo) y limitar la exposición a fuentes de LED con una alta concentración de luz azul y evitar las pantallas LED antes de acostarse.
La luz corta la producción de melatonina del cuerpo, que desempeña un papel clave en la regulación del reloj corporal, lo cual puede alterar otras hormonas. Se sabe que tanto el cáncer de próstata como el de mama están relacionados con las hormonas.
Y los investigadores de la Universidad de Toledo el año pasado advirtieron que la luz azul podría dañar la visión y acelerar la aparición de la ceguera.
Encontraron que la exposición prolongada provoca la muerte de las células sensibles a la luz en el ojo, lo que puede conducir a la degeneración macular, que conduce paulatinamente a la ceguera.
La luz azul puede penetrar la capa más profunda de la piel, haciendo que la piel sea más delgada y más frágil, afirman los dermatólogos.
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