Por Isabel Peña Rodríguez*
Adelanté el 23-7-2019 un tema muy interesante: el pensamiento y quedé en enseñar una técnica, es bueno que sepamos, aunque existen muchas, que éstas sirven para modificar nuestros pensamientos.
Importante mostrar la utilidad y saber que sí es posible sacar de nuestras mentes los pensamientos negativos, que sabemos son los responsables de muchas desazones en nuestras vidas. Empecemos:
Registro y auto observación
Comportamiento inadecuado o malestar emocional, intenta identificar el pensamiento responsable. Pregúntate ¿qué pasó por su mente? Una vez identificado ubícalo en el contexto donde tuvo lugar la emoción perturbadora (¿qué sentí?), el ambiente (¿qué pasó antes?) y (¿que pasó después?) y el comportamiento manifiesto (¿qué hice o cuál fue mi comportamiento?).
Cinco preguntas que te servirán de guía.
¿Qué ocurrió inmediatamente antes que el pensamiento tuviera lugar o qué lo disparó?
Por ejemplo: me equivoqué, me rechazaron, me ignoraron.
¿Qué pasó por mi mente?
Por ejemplo: soy un tonto, nadie me quiere, soy débil.
¿Qué sentí después del pensamiento?
Por ejemplo: tengo miedo, me siento frustrado.
¿Qué hice o cuál fue mi comportamiento posterior al pensamiento?
Por ejemplo: me humillé, grité, me alejé, pedí disculpas.
¿Qué pasó después de mi comportamiento?
Por ejemplo: la persona que me rechazó se fue ofendida, me ignoró, me agredió físicamente.
Amigo(a) si quieres cambiar tu manera de pensar, observa tu pensamiento, luego identifica la relación que establece con todo el conjunto de hechos que lo rodean.
El debate racional/cognitivo
El primer recurso para atacar los pensamientos negativos es la disputa verbal, es poner en duda el pensamiento negativo, luego reemplázalo por otros más racionales, tres aspectos a tener en cuenta:
La evidencia empírica del pensamiento, es decir si hay hechos que avalen o si solo es imaginación o sentimientos.
La consistencia lógica del pensamiento, es decir, si la conclusión ha sido razonable y razonada o si es posible obtener otras explicaciones alternativas de igual valor.
Los efectos pragmáticos del pensamiento, es decir, si las consecuencias en la manera de pensar tienen o tendrán influencia sobre nuestra vida (ventajas y desventajas).
Nuestra mente nunca está silenciosa, si piensas mal te sentirás mal y si piensas positivamente te sentirás bien, no acallar la mente, sino encausarla. Discutir, cuestionar, disputar amistosamente y dejar a un lado el autoengaño o el convencimiento superficial. En otras palabras, ser un poco más escéptico frente a las propias conclusiones. Cuestionar si se está realmente en lo cierto. No se trata de perder la confianza en uno misma(o) sino que cuando un pensamiento te haga sentir mal, lo repases, investigues y examines con profundidad.
“Las personas que se revisan a sí mismas y se actualizan viven mejor”.
El debate empírico
La pregunta clave en este debate es ¿la evidencia de que dispongo apoya o contradice mi pensamiento?
06-08-2019
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