Hepatitis B y C, cirrosis, consumo excesivo de alcohol entre los principales factores de riesgo
En sus primeras etapas el cáncer de hígado no da síntomas, pero con el paso del tiempo podrían aparecer algunos como la fatiga, debilidad muscular, disminución del apetito, náuseas, “ictericia” o tinte amarillento en la piel, pérdida de peso considerable, prurito generalizado (picazón), orina oscura o hinchazón abdominal.
El Dr. Mauricio León Rivera, director médico del Centro Detector del Cáncer y cirujano oncólogo de la Clínica Ricardo Palma, también dijo que el hepatocarcinoma, es el más común en este tipo de cáncer, cuya mortalidad sigue siendo muy alta pues generalmente se descubre en estadíos muy avanzados, en Lima Metropolitana hay 4 casos por 100 mil habilitantes sanos con esta enfermedad.
Entre los principales factores de riesgo que pueden influir en el desarrollo de este mal están la hepatitis B y C, la cirrosis, el consumo de alcohol excesivo.
“La hepatitis B y la C, que se transmiten principalmente por contacto sexual o trasfusiones sanguíneas, pueden volverse crónicas y derivar en cáncer debido a la inflamación sostenida del hígado”, explicó el galeno.
En cuanto al hígado graso, condición llamada “Nash” (Esteatosis Hepática no Alcohólica) sabemos que como consecuencia de una acumulación anómala de ciertas grasas (triglicéridos) en las células hepáticas el órgano se inflama y puede desarrollar cirrosis y después cáncer.
Para el diagnóstico del cáncer hepático se utiliza la ecografía abdominal donde se identifica la lesión hepática. La tomografía o resonancia magnética abdominal evalúa además la presencia de ganglios intraabdominales y la invasión del tumor a estructuras vasculares para planificar el procedimiento quirúrgico respectivo.
El Dr. León señaló que la pauta preventiva más importante es vacunarse contra la hepatitis B, detectar y tratar la hepatitis C, limitar el consumo de alcohol y modificar estilos de vida como hacer más ejercicio y llevar una dieta saludable. Además, es recomendable que los pacientes con cirrosis y/o hepatitis B se hagan un control que incluye una ecografía abdominal cada seis meses.
Nuestro hígado es uno de los órganos del aparato digestivo más importantes debido a la actividad metabólica que desempeña, principalmente en la digestión al producir la bilis que ayuda a procesar las grasas, además ejerce la función de metabolizar y almacenar nutrientes y vitaminas que son utilizadas por nuestro cuerpo, evitando por ejemplo hemorragias a través del proceso llamado “coagulación” o desintoxicándonos de sustancias nocivas como el alcohol, drogas y muchas medicinas.