Bambarén contra uniones de “maricones”
Maldijo a los que se oponen al matrimonio de hombre y mujer
Monseñor Luis Bambarén, obispo emérito de Chimbote, Luis Bambarén, criticó enfáticamente las propuestas de políticos, que buscan se acepte en nuestro país el matrimonio entre personas del mismo sexo, y demandó que los candidatos deberían dejen de decir “gays” para usar el término “maricones”.
Maldijo a los que se oponen al matrimonio de hombre y mujer
Monseñor Luis Bambarén, obispo emérito de Chimbote, Luis Bambarén, criticó enfáticamente las propuestas de políticos, que buscan se acepte en nuestro país el matrimonio entre personas del mismo sexo, y demandó que los candidatos deberían dejen de decir “gays” para usar el término “maricones”.
Refiriéndose a la propuesta de Perú Posible, de legalizar las uniones civiles de homosexuales, Bambarén señaló que se trata de ganar votos a como dé lugar. “Están tratando de ganar votos de donde sea”, sentenció y agregó que nadie puede “enmendarle la plana a Dios, ni el Papa”, dijo.
Maldición
“El matrimonio viene de Dios y es de un hombre y una mujer. Nadie puede enmendarle la plana a Dios, yo diría hasta maldito a quien se atreve a eso”, subrayó.
Recordó que la ley permite las sociedades civiles entre varias personas, pero que ello no debe utilizarse para propiciar una unión civil entre homosexuales.
En cuanto a la propuesta de Carlos Bruce, de Perú Posible, principal impulsor de las uniones civiles de homosexuales, dijo: “allá él. Pero de ninguna manera una unión religiosa, ni el Papa puede cambiar eso. Es inútil, ¿por qué hablan de gay, gays?, hablemos en castellano, en criollo: maricones, así se dice”, puntualizó.
Cabe señalar que sobre las uniones civiles y matrimonios de homosexuales, la enseñanza moral de la Iglesia Católica, en documento preparado por prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, el cardenal Joseph Ratzinger, hoy Benedicto XVI, dice:
Desenmascarar el uso instrumental o ideológico que se puede hacer de esa tolerancia; afirmar claramente el carácter inmoral de este tipo de uniones; recordar al Estado la necesidad de contener el fenómeno dentro de límites que no pongan en peligro el tejido de la moralidad pública y, sobre todo, que no expongan a las nuevas generaciones a una concepción errónea de la sexualidad y del matrimonio, que las dejaría indefensas y contribuiría, además, a la difusión del fenómeno mismo. A quienes, a partir de esta tolerancia, quieren proceder a la legitimación de derechos específicos para las personas homosexuales conviventes, es necesario recordar que la tolerancia del mal es muy diferente a su aprobación o legalización.
Ante el reconocimiento legal de las uniones homosexuales, o la equiparación legal de éstas al matrimonio con acceso a los derechos propios del mismo, es necesario oponerse en forma clara e incisiva. Hay que abstenerse de cualquier tipo de cooperación formal a la promulgación o aplicación de leyes tan gravemente injustas, y asimismo, en cuanto sea posible, de la cooperación material en el plano aplicativo. En esta materia cada cual puede reivindicar el derecho a la objeción de conciencia.