La inseguridad ciudadana, ¿le importa al gobierno?

Luis Alva Castro
Ya hemos visto una encuesta que trata de maquillar la realidad informando sobre la menor sensación de inseguridad en la población, hecho que fue difundido prontamente por cierta prensa mercenaria.

La realidad la sabemos, empezando por Lima, los vecinos se ven obligados a tomar cada día mayores medidas de seguridad, lo que implica gastos para sus afectadas economías: rejas, vigilantes, aparatos de comunicación para éstos, cámaras, cerraduras especiales, armas, etc.

Número insuficiente de policías

El escaso número de policías no es responsabilidad de este gobierno, sino que data de gobiernos anteriores. El reconocimiento de este déficit debería obligar al ministro a disponer mejor del personal, pero, en lugar de eso, empeora la situación. Por ejemplo, este mes ha permitido que 100 policías ingresen a trabajar a la Dirección General de Migraciones, para realizar labores burocráticas, cuando se les necesita en las calles en la lucha contra la delincuencia.

Según Alva Castro, la escasez de policías va a ser solucionada en parte con la creación de nuevas escuelas. ¿Acaso son estas escuelas suficientes para entregar un número adecuado de policías? ¿Tenemos que esperar los años de formación de éstos para recién comenzar a realizar efectivos planes de lucha contra la delincuencia?

Al parecer, Alva Castro quiere hacer todo menos pensar (¡capacidad tan lejana de su persona!). Si la escasez de policías es un problema que durará años, ¿por qué el gobierno, en lugar de proponer la intervención de las fuerzas armadas para reprimir las protestas populares, no propone la intervención de éstas en la lucha contra la delincuencia?

Las carreteras están siendo campo de asalto contra los viajeros, ¿por qué no se envía allí a las fuerzas armadas o licenciados? Hace unos meses vimos un reportaje muy ilustrativo sobre el trabajo realizado por licenciados de las fuerzas armadas en una carretera de la selva; éstos se habían organizado, y, como resultado, habían desaparecido los asaltos de buses, camiones y otros vehículos en la zona. A cambio, cobran una contribución voluntaria a los choferes que transitan por esas rutas.

¿Por qué no se ofrece una remuneración a los licenciados para que custodien más carreteras? Ellos han sido más ingeniosos y exitosos que Alva Castro y cumplen un servicio en favor de la ciudadanía, no es justo que vivan en la informalidad y sin seguridad social.

“Nuevas tácticas”

Se ha informado también, por ejemplo en La Primera —y el ministro debería responder por ello—, sobre el mal uso de miembros de la policía, a quienes se ha obligado a incursionar en reuniones de artistas en el Cercado de Lima, donde, siguiendo órdenes, agredieron a los artistas y hasta han emplearon gas pimienta, sin ningún motivo, pues realizaban reuniones pacíficas.

Los denunciantes aseguran que se trata de una represalia por haber apoyado el pedido de libertad de la estudiante Melissa Patiño. ¿De qué política de seguridad estamos hablando en estos casos? ¿Así se malgastan los recursos policiales? Si Alva Castro cree que entre esos artistas hay terroristas, ¿por qué no realizan un trabajo profesional de investigación? ¿Van a prescindir de seguimientos, interrogatorios e iniciar la política de las cavernas, arremetiendo con agresiones físicas? ¿Quién ha dado esas órdenes?

Viejos males


Vemos que las mismas modalidades delictivas florecen en las ciudades desde hace muchos años. Resulta extraño que la policía no haga algo para erradicar por ejemplo a:

  • Los microcomercializadores de droga. Se realizan operaciones esporádicas, pero para los vecinos son harto conocidos los puntos de venta, que permanecen impunes.
  • La prostitución clandestina. Los artistas que sufrieron la agresión con gas pimienta (señalada arriba) refieren que la policía incursionó en su local, pero que no tocó a un centro de prostitución clandestina a pocos metros ni a las prostitutas callejeras.
  • Trata de personas. El número de personas esclavizadas por los proxenetas va en aumento, sin que éstos sean depositados en la cárcel, ni mucho menos, se ayude a las víctimas rescatadas. Se trata de un comercio que crece, al cual contribuye irresponsablemente la prensa que difunde avisos sexuales.

Los asaltos y violaciones cometidos por falsos taxistas

El número de asaltos, violaciones y hasta crímenes, no sólo contra peruanos, sino contra turistas, se ha incrementado; sin embargo, no se hace nada para controlar a los taxistas. La municipalidad de Lima abrió un registro de taxistas, pero no tiene ninguna efectividad en la seguridad de la ciudadanía.

Ese registro debe ser mejorado y debería contemplar antecedentes penales. ¿Se ha fijado Castañeda Lossio si está registrando a delincuentes que han purgado delitos sexuales o criminales? Si bien es cierto que se debe apoyar la reinserción de los delincuentes, hay actividades que les deberían ser impedidas, como el realizar servicios de taxi, por la seguridad de la población, por tanto, no se les debería otorgar licencia de conducir y menos hacer taxi.

El presidente García no decía nada cuando los peruanos eran convertidos en víctimas, pero echó el grito al cielo cuando ultimaron a una turista de Israel. No sólo los turistas, sino todos merecemos que la policía cumpla con su trabajo contra la delincuencia. Por un lado, el ministerio de Comercio Exterior gasta en su labor de difusión del turismo internacional, pero este trabajo es socavado por la incapacidad del ministro Alva Castro, quien deja convertido al Perú en un campo plagado de peligro y muerte para los turistas.

Sabiendo que los delincuentes emplean armas blancas y de fuego, además de gases y otros somníferos, no se ejecutan operaciones sorpresivas de revisión de taxis y taxistas. De hacerse, se hallarían esas pruebas, sin que ello implique demasiado gasto. Pero los delincuentes circulan sabiendo que no se realizan estas operaciones sorpresa.

Resulta extraño que se permita tanto descuido al ministro Alva Castro. ¿A quién beneficia mantener altos índices de delincuencia? Si el presidente García dice que quiere atraer las inversiones, ¿por qué no nos entrega ciudades seguras, siendo la seguridad uno de los factores que los inversionistas toman en cuenta?

Cárceles

Por último, se debe agilizar la construcción de más establecimientos penales. Por cierto, es responsabilidad del ministerio de Justicia. ¿Por qué no se construyen cárceles en zonas de frontera, en lugar de insistir en las saturadas ciudades, desde donde los avezados delincuentes dirigen a sus bandas? ¿Por qué, en un estado de carencia se prescinde de la cárcel de Challapaca? Por lo menos, podrían descartarla cuando se terminen de construir nuevos centros.