Rose Likins se inmiscuye en asuntos internos y opina sobre ministros
Rose Likins, embajadora estadounidense en Lima, cree que el Perú es su chacra y se toma la atribución de decir lo que está mal o bien sobre el posible cambio de ministros y según ella el cambio daña la institución.
En medio de los titulares sobre el cambio de ministros en nuestro país, Likins se atreve a decir: "En mis 19 meses (como embajadora en Perú) hemos tenido cuatro ministros del Interior. Todos queremos que haya un esfuerzo importante por todas las fuerzas del orden, pero cambiando ministros cada cuatro meses es bien difícil que alguna institución llegue a este nivel de excelencia", según informó RPP.
"Cambiando liderazgos cada cuatro a cinco meses daña la institución", dijo y agregó que en su país buscan la continuidad y estabilidad de sus instituciones "si queremos obtener resultados".
Es cierto, los Estados Unidos busca la estabilidad de los gobiernos que le son serviles y por otro lado conspira contra aquellos que manifiestan independencia.
Como "amiga y socia de este país.. No debemos olvidarnos quiénes son los criminales, quiénes son los responsables, quiénes secuestraron a los trabajadores, quiénes dispararon y mataron a los policías y soldados. Hay que estar enfocados en dónde está el enemigo (...) apoyar a todas las fuerzas porque el enemigo es muy cínico, muy duro y tiene conocimiento del terreno", declaró.
Dijo que su país continuará ayudando al Perú para derrotar al narcoterrorismo y calificó de importante la estrategia emprendida por el Gobierno del presidente Ollanta Humala para acabar con este flagelo.
Resulta risible que la embajadora de los Estados Unidos hable sobre la lucha contra el narcotráfico. En Afganistán los talibanes habían prácticamente erradicado el tráfico de la amapola. Llegaron las tropas de los EE. UU. y ahora ese tráfico es próspero. En México felicitan a este país por su política “antidrogas”, pero la realidad es que cada año en México las bandas de narcotraficantes se vuelven más criminales y salvajes.
En el Perú a la DEA desde hace varios gobiernos se le ha permitido inmiscuirse en la lucha contra el narcotráfico, pero esta actividad ilícita se fortalece cada vez más.
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