En los movimientos separatistas es Chile quien mueve sus tentáculos mediante los caviares y hasta ellos mismos en persona, como con claridad lo ha denunciado el director de La Primera, dando el nombre de la chilena María Teresa Infante, quien practicando la política pinochetista ingresaba a predicar el separatismo a las zonas aymaras y ahora ocupa un cargo importante en la cancillería chilena.
Ciertas ONGs azuzan el separatismo y la lucha de clases (al más puro estilo marxista) financiadas por Estados Unidos, que promueve este fraccionamiento en todo el mundo: “divide y vencerás”. En Chile han cogido gustosos estas maniobras y ellos también se mueven interesadamente en esa línea, tienen gran interés en el separatismo en el Perú y Bolivia.
En las comunidades indígenas, ciertas ONGs, en lugar de ayudarlas a obtener mejor calidad de vida y promover la educación oficial del estado, promueven el resentimiento, la desconfianza y hasta el odio hacia la población no indígena. Utilizan los desaciertos de los gobernantes de turno (que a veces chocan con sus intereses) para incluir en todo el paquete a los peruanos no indígenas.
Este rechazo a la población no indígena sirve de combustible para crear en los indígenas el deseo del separatismo, pero, lamentablemente, gobiernos entreguistas y dilapidadores de la heredad nacional, como el de García, al pensar sólo en favorecer a los lobbies (pago por medio o no) sólo sirven a los fines de algunas ONGs que siembran los odios en estas poblaciones.
Ahora, al ver que García los atropella y lanza a las fuerzas del orden, los indígenas sienten que se les trata como si fuesen otra nación, caro favor hace el Presidente al separatismo imponiendo caprichosamente una ley depredadora, pues García no promueve las concesiones, sino la venta, lo que podría poner grandes extensiones de selva en manos de narcotraficantes o de los chilenos, que son igual de nocivos para la patria peruana.
Un nuevo brazo del separatismo indígena es la llamada Cumbre de los Pueblos, que tiene su centro de acciones en Chile, desde donde utilizan a sus propios indígenas para ganarse la confianza de todos los indígenas de América. En el Perú, entre sus fieles colaboradores tienen a los rábanos caviares y hasta a cándidos nacionalistas, que se prestaron a apoyar esta cumbre (y por qué no a otras más), que mezclaba legítimas reivindicaciones de varios sectores sociales con el movimiento indígena, azuzando victimizaciones y separatismos.
Mientras en Chile ponen en alto a las transnacionales, estos agentes llegaron a la Cumbre de los Pueblos desempolvando sus trasnochadas condenas de los años 60 contra el gran capital internacional, para promover el rechazo hacia ellos en el Perú, blandiendo como espadas los casos de algunas empresas extranjeras que obviamente actuaban sin ética, para meter a todas dentro de un mismo costal.
Como si fuera poco, desde Chile se defiende a emerretistas y hasta se han infiltrado en Colombia, mediante subversivos o pesudosubversivos chilenos, para que así las FARC incursionen en el Perú y nuestro país tenga que distraerse en un punto más de frontera, muy conveniente a la geopolítica chilena.*
Por ello es necesario exigir transparencia a las ONGs, pues deben explicar de dónde vienen sus ingresos y en qué gastan. Y a las ONGs que trabajan en asistencia social o asistencia social mezclada con educación, se les debería exigir que presenten el plan de educación que promueven entre las poblaciones, pues, además de la enseñanza de oficios, sólo se debe aprobar que colaboren en el plan educativo oficial del gobierno, en especial, en el reforzamiento de la identidad nacional. Toda otra enseñanza doctrinaria y política, con el pretexto de su defensa legal, de detectarse, debería ser motivo suficiente para cancelárseles la licencia, con mayor razón si se trata de enseñanzas que socavan la identidad nacional.
La selva: sólo sucede lo esperado, III
Después de analizar el panorama, el ministro Antonio Brack Egg tiene razón al alertar sobre movimientos separatistas. El ministro ha revelado que entre los indígenas hay facciones que pretenden unirse a los indígenas ecuatorianos con fines separatistas.
Viendo el cáncer del separatismo en un estado avanzado, en lugar de atizar más el fuego para reprimir, el gobierno debe cesar en su hostilidad y en su afán de imponerse pisoteando las leyes.
“Guerra avisada no mata gente”, dijo Del Castillo ayer para enviar a las fuerzas del orden, cuando es el gobierno el que violando la ley ha provocado el exceso de los nativos, quienes también violan la ley realizando tomas forzosas de instalaciones y caminos; en cualquier caso, el responsable de actos de violencia o muerte es siempre el gobierno, que ha provocado la justa reacción de los indígenas con las DL 1015 y DL 1064.
Recién ahora Del Castillo habla de inversiones estratégicas al referirse al gas y al petróleo, como indicó ayer preocupado alertando que los indígenas podrían dejar medio Perú a oscuras. Esperemos que Del Castillo y su jefe Alan García seas consecuentes con la calificación que ahora dan a los recursos al considerarlos estratégicos y entiendan que se les necesita en el Perú, no para sacarlos a solucionar los problemas de otras naciones, y menos de Chile, país delincuente y enemigo del Perú.
¿Cuánto se ahorraría derogando esas nuevas normas inconstitucionales, en lugar de movilizar al ejército?
En la movilización hay otro punto en el cual García juega en favor de los caviares, quienes esperan ansiosos que se produzcan muertes de indígenas para acusar de genocidas a las FF. AA., lo que les daría frescas municiones en su campaña de denigración contra los militares.
Otro punto a favor de los caviares, que en ello se prestan al juego chileno, es la imagen de país que se está perdiendo, pues todo lo que se había construido no sólo en imagen, sino como realidad de un país que gana en estabilidad, puede ser destruido muy fácilmente en unos pocos días con estos frentes, que en realidad el gobierno se ha abierto caprichosamente.
Motivos de fondo de los indígenas
Por último, aparte de que haya ONGs azuzadoras o no, lo correcto es entender que en un 99% los indígenas de la selva tienen la razón. Veamos lo siguiente:
1) Mejor que nadie, los aborígenes de la selva, dueños ancestrales de esos territorios, son los celosos guardianes de la integridad del ecosistema. El indígena selvático no deforesta, no depreda especies animales o vegetales hasta que se extingan ni daña el ambiente, cosa que sí hacen las gentes que vienen de fuera (colonos, cocaleros, empresas petroleras, madereros formales o informales, etc.).
2) Es normal que los indígenas teman perder el control y propiedad de los territorios que les pertenecen desde milenios atrás; por eso, están en todo su derecho cuando rechazan los decretos 1015 y 1064 que, a través de la corrupción en los procesos de toma de decisión, pueden llevarlos a la pérdida de sus tierras.
3) Los indígenas selváticos tienen razón cuando se oponen al ingresos de empresas petroleras, porque el gobierno nunca obliga a dichas empresas a respetar las normas que garantizan el cuidado del medio ambiente y la sostenibilidad de la vida de seres humanos, animales y plantas. Ya la televisión nos ha mostrado dramáticos reportajes en los que se ve, en varios lugares, que los peces de los ríos mueren por la contaminación causada por las empresas petroleras, y así los habitantes de la zona quedan privados del sustento y tienen que migrar como almas en pena viendo cómo es destruido el ecosistema en el cual han vivido armónicamente durante miles de años.
El Presidente de la República debe entender la gravedad de la necesidad de preservar la selva amazónica con la seriedad que no sólo el Perú demanda, sino el mundo, pues es la de mayor extensión y calidad del planeta. Con su irresponsabilidad sólo abona en favor de quienes tildan de salvajes a los sudamericanos por no preservar la selva, como incluso lo muestra un texto escolar estadounidense.
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