El fujimorista Fernán Altuve defendió al cardenal Juan Luis Cipriani y aseguró que monseñor Luis Bambarén cometió un acto de indisciplina al pedir silencio al cardenal cuando Cipriani criticó a un grupo de defensores de los derechos humanos.
Según Altuve, la indisciplina cometida está prevista en la ley canónica, pues Bambarén criticó el contenido de la homilía de Cipriani; el 30 de agosto denunció que las FF. AA. eran atacadas por un "grupito ideologizado" que se había atribuido el monopolio de los derechos humanos en el país.
Además, Altuve señala que Bambarén ha desinformado a la población al decir que Cipriani no representa a la Iglesia, sino la Conferencia Episcopal, por lo que tendrá que responder ante instancias superiores.
Altuve invocó el "artículo 455.°" del Código de Derecho Canónico, interpretando que cada obispo en su jurisdicción puede tratar en su homilía lo que considere conveniente, y ningún obispo de otra jurisdicción, y menos uno como Bambarén, que está en retiro, puede cuestionar ese mensaje.
Bambarén respondió a Altuve diciendo: “Cuando uno está en paz con Dios y su consciencia por qué voy a preocuparme” y añadió o que no le afecta ni le interesa en absoluto que algún congresista lo acuse de defender a “a los rojos”, en alusión a las críticas de la congresista Lourdes Alcorta. “Tengo como principio de muchos años y me ha dado buenos resultados, frente a esos ataques, nunca dar explicaciones, porque tus amigos no la necesitan y tus enemigos no la creen”, puntualizó.
Altuve se refiere a este inciso del canon 455.°."En los casos en los que ni el derecho universal ni un mandato peculiar de la Santa Sede haya concedido a la Conferencia Episcopal la potestad a la que se refiere el § 1, permanece íntegra la competencia de cada Obispo diocesano y ni la Conferencia ni su presidente pueden actuar en nombre de todos los Obispos a no ser que todos y cada uno hubieran dado su propio consentimiento."
Sin embargo, las constantes opiniones personales del cardenal en sus homilías llegan incluso a contradecir la moral católica, pues en lugar de manifestar sus pareceres personales fuera de la homilía, indicando claramente que es su propia opinión, no cambia su actitud de utilizar el púlpito para ataques personales.
No obstante, las homilías no son decretos morales que no se pueda criticar, cualquier católico puede hacerlo si son obviamente contrarias a lo que la Iglesia enseña. Lo mejor sería que entre obispos ventilen sus diferencias, pero la Iglesia somos todos, no sólo los obispos.
El ejemplo de Benedicto XVI
En su libro Jesús de Nazareth, editado el 2008, en la introducción, Benedicto XVI acepta críticas: «Este libro no es una declaración de magisterio, sino una manifestación de mi búsqueda personal "del rostro de Dios" (salmo 27,8). Todo el mundo, por tanto, esta libre para contradecirme», como dice su libro.
La luz que conduce a la Iglesia Católica es el Magisterium Ecclesiae (Magisterio de la Iglesia), como lo dice el Papa, pero en cuanto a las opiniones personales, los católicos son libres de cuestionar, como el mismo Benedicto XVI lo dice. Con mayor razón si se advierte una utilización política de la homilía, por ejemplo, cuando con motivo del primer aniversario del terremoto de Ica el cardenal Cipriani, con el pretexto de la paz, pretendió negar a los iqueños el derecho de protestar por el abandono por parte del gobierno.
No obstante, eso es algo que los miembros del Opus Dei, como el cardenal Cipriani, no pueden entender, porque esta secta no acepta cuestionamientos, la doctrina de Escrivá de Balaguer dicta: “obedecer o marcharse”.