Con la finalidad de dar la impresión de que es normal y natural la invasión de agricultores y productores chilenos en el Perú, el país enemigo hace todos los esfuerzos para presentar de manera aparentemente favorable el parasitismo que ejerce Chile en el Perú.
Chile es parásito del Perú en lo referente a beneficiarse de la biodiversidad peruana y de la posición geográfica del Perú (que no necesita nada de la posición geográfica de Chile). Así, el país que asesinó miles de peruanos y aún usurpa Arica y Tarapacá se nos está pegando en la exportación de uvas y paltas.
Se sabe que cada nación tiene su propia producción y sus propios intereses, y lo más conveniente es mantener alejado a un país que acaba de invadir 36 000 m2 de territorio tacneño. Como los chilenos han recibido el visto bueno del gobierno peruano, que acepta con deleite la pérdida de territorio tacneño, ordenaron a la embajada peruana para que organice en Santiago un foro que sea el inicio de una peligrosa maniobra de los enemigos chilenos, que bajo el disfraz de acción conjunta e integración buscan extender su presencia y posicionamiento que se verá fortalecido cuando a partir de la “amistad” de agricultores peruanos y chilenos, estos compren más tierras en el Perú, porque con el gobierno de Ollanta Humala tienen las puertas abiertas para hacerlo.
Según informa el 28-06-2012 el diario limeño El Comercio, el peruano Fernando Cillóniz ve con entusiasmo que el país ladrón y asesino de peruanos desdibuje la identidad peruana de nuestros productores, con el cuento de acción conjunta. Dijo así, refiriéndose a los cultivos de uva y palta: “El encargo fue cómo propiciar la asociatividad en ambos cultivos. En otros cultivos no se da esa perfecta complementariedad. El proveedor podría ser uno solo, bajo el nombre de Pechi o Chipe”.
El señor Cillóniz se refiere a que la temporada de producción de uva y palta de Chile sigue inmediatamente después que la del Perú. O sea que en determinado momento cesa la venta de uva o palta de Chile y empieza a venderse la del Perú. Pero los rateros chilenos quieren dar la apariencia de que pueden vender todo el año, parasitando la producción y disponibilidad de productos peruanos. De allí que se anuncie los nombres Pechi (Perú-Chile) o Chipe (Chile-Perú).
Todo el tiempo los productores de estas frutas —tanto chilenos como peruanos— se atenían a lo cosechado en determinados meses en que podían exportar. Pero ahora a los del país de asesinos se les ha ocurrido que apoyándose en los peruanos pueden vender todo el año, lo cual se hace coordinando o aparentando empresas comunes, pero también adquiriendo más tierras agrícolas peruanas que pasarán a control de Chile delincuente. Esto es el resultado de la acción de Ollanta Humala, que con el proyecto chileno de la Alianza del Pacífico se allana a los objetivos estratégicos de Chile y le permite beneficiarse de la posición geográfica del Perú. Es urgente que los congresistas peruanos retiren al Perú de tan traidora “Alianza”.
Comercio con Chile es funesto
A diferencia de lo que ocurre con países decentes, el comercio con Chile siempre está lleno de peligros. El problema es que cuando hay comercio con Chile, este país no solo quiere predominar sino, además, considera que adquiere derechos que hace valer por la fuerza. Por ejemplo, antes de declarar la guerra contra la Confederación Peruano-Boliviana en 1836, Chile ya estaba en una actitud amenazante y belicista contra el Perú porque deseaba que el trigo que nos vendía pagara los aranceles que ellos considerasen adecuados, no los que ponía el Perú. Los legítimos aranceles peruanos al trigo fueron para Chile asesino motivo de guerra y lo de la Confederación solo aceleró el proceso de agresión. De allí que afirmemos con toda seguridad que lo más seguro es no tener ningún comercio con Chile, puesto que eso es la antesala de la dominación del Perú y de una nueva guerra, cuyos síntomas vemos ahora claramente. Jamás los intereses del Perú van a compatibilizarse con los de Chile: lo que es bueno para Chile es malo y peligroso para el Perú.
Campaña para el parasitismo de Chile
Debemos cuidarnos mucho de una consigna que tienen los chilenos y que los peruanos corruptos y traidores aprueban. Se sintetiza en frases como "Perú y Chile tenemos un destino común", "Enfrentemos Chile y Perú juntos el futuro", "Olvidemos el pasado, miremos juntos nuestro futuro común", "Somos países complementarios", que sirven de guía para chanchullos y trapacerías como la exportación Chile-Perú, cuyo objetivo es hacer que los peruanos acepten el mortal parasitismo de Chile y el dominio que ejerce en el Perú. Los peruanos que comulgan con estas corruptas y venenosas palabras del enemigo son traidores y rateros que cuando estalle la guerra huirán o se ocultarán para disfrutar de la coima chilena que reciben. Por prestar oídos a estas engañosas y fatales ideas estamos en grave peligro, y la amenaza militar de Chile contra el Perú es cada día más preocupante. Antes de que sea tarde, cortemos el comercio con Chile, cerremos la frontera que ya han violado en el Triángulo de Tacna y echemos de lado el falso TLC con Chile, que Ollanta Humala combatió como candidato y que ahora lo aplica, pese a su inviabilidad, señalada por el Tribunal Constitucional.
¡Mucho cuidado! ¡El Perú como Bolivia antes de 1879!
La situación que vivimos se parece peligrosamente a la de Bolivia antes de la invasión de 1879. Ingenuamente, los bolivianos permitieron que muchos sinvergüenzas chilenos establecieran empresas en la provincia boliviana de Antofagasta. Poco a poco, los rateros chilenos no solamente echaron raíces, sino que fueron corriendo la frontera unilateralmente, aprovechando que Bolivia no tenía la capacidad de responder militarmente. Cuando consideraron oportuno, los asesinos chilenos, no conformes con la hegemonía económica y el corrimiento de límites, procedieron a invadir Antofagasta para que todo quedase bajo control y soberanía de Chile.
Esa misma infiltración económica que padeció Bolivia ocurre ahora con el Perú, como lo ilustra el amplio espectro que en nuestro país cubre la dominación económica chilena, de la cual la insinuada exportación coordinada Chile-Perú de productos agrícolas es un síntoma más. Los sirvientes de Chile y traidores a la patria permiten que LAN (LATAM) siga operando en el Perú como si fuese dueña de casa, y además Chile ha adquirido en el Perú tierras agrícolas; esto más la gran presencia económica de empresas chilenas ha colocado al Perú en condición de colonia de Chile. Eso por el lado económico (primera semejanza con Bolivia de la preguerra). Por el lado territorial, Chile, con el consentimiento del gobierno peruano, ha invadido 36 000 m2 de tierra tacneña (segunda semejanza con Bolivia de preguerra) que le permiten proyectar una línea paralela del hito N.o 1 hacia el mar (dejando de lado el punto Concordia), con lo que usurpan un área de 37 000 km2 de mar territorial peruano, lo cual nos ha obligado a ir a la Corte Internacional de Justicia de La Haya.
Finalmente, debemos destacar que esta iniciativa de exportación conjunta o coordinada de frutas, digitada por Chile, se ha ideado como una herramienta más para subordinar la economía del Perú a los intereses de Chile, tal como lo prevé la traidora Alianza del Pacífico. Además, el foro en que se ventiló esta agresión económica sirvió también para celebrar en Santiago la exitosa invasión chilena de 36 000 m2 del Triángulo de Tacna, juego en el que caen los que ven como amigos inofensivos a los cacos chilenos.
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