Voracidad y lucro rondan a Essalud

El Comercio ya comenzó el lobby para la destrucción de Essalud

En el caso del DL 1031 (ver: Eguren y Abugattás indagarán sobre privatización de Petroperú), la pretensión del gobierno de García es devorar las empresas estatales que por suerte quedaron a salvo de la dictadura fujimontesinista (porque ganas no le faltaban al dictador). Ahora asoma una pretensión muy grave: la privatización de facto de Essalud para entregarla a la voracidad del lucro mediante las asociaciones público-privadas.


Al parecer, este tipo de normas surgen desde Palacio, a donde García invita a los empresarios internacionales a sentarse con él. De esas conversaciones en las sombras salen, precedidos por artículos como “El perro del hortelano”, decretos aberrantes, como los de la “ley de la selva” o el DL 1031, para dilapidar el patrimonio del Perú en favor de empresarios inescrupulosos que acuden donde el mandatario a confesar sus insaciables apetitos, los cuales (probablemente pago por medio) obtienen solícita y pronta respuesta plasmados en decretos, incluso trasgrediendo las facultades que el Congreso le otorgó, como lo hizo con las atribuciones conferidas para legislar sobre el TLC con Estados Unidos, como vemos con esos decretos.

Ahora Essalud

Essalud, antes la Seguridad Social, es una infraestructura y un sistema que se ha desarrollado con el aporte de décadas de todos los trabajadores del Perú, cuenta con hospitales grandes, medianos y centros asistenciales menores. Sucesivos gobiernos han utilizado sus fondos y han mantenido deudas que la han desfinanciado, pero con todas esas desventajas, es una institución que está a la mano para atender las necesidades de salud de los trabajadores.

Los empresarios chilenos han estado rondando para privatizar Essalud desde la época fujimontesinista. Más tarde, junto con empresarios peruanos oportunistas, realizaron lobbies para la creación de las EPS, alternativa privada que absorbe los casos más fáciles de salud, como gastritis, dermatitis, etc., pero que abandona al trabajador en caso de encontrarle males que requieren tratamientos caros, como la hemodiálisis, entre otros. Con ello pensaban quebrar a Essalud, pero no lo lograron. Eso es el lucro en la salud, la ganancia es lo que los guía.

Una institución que pertenece a los trabajadores de ninguna manera debe entregarse a los apetitos privados de nadie, como se pretende, pues están muy voceadas las pretensiones de empresarios chilenos y colombianos (probablemente chilenos enmascarados de colombianos) asociados a peruanos. Essalud no le pertenece al gobierno, al Apra ni a García, es DE LOS TRABAJADORES.

Para la entrada de esas empresas ya salió a pregonar el precursor de estos negociados: El Comercio, así como pregonó la privatización de las empresas estatales para que la corrupta dictadura fujimontesinista cargue con millones que hasta ahora han desaparecido. Ese diario fundado por chilenos proclamaba una y otra vez que los peruanos somos incapaces de gerenciar empresas y que deben ser vendidas. Así se produjeron aberraciones como la venta de los grifos de Petroperú a una empresa estatal chilena, asociada con un sirviente peruano: Dionisio Romero. Para El Comercio no estaba mal que el gobierno chileno posea grifos (Primax) en el Perú, pero era grave pecado que el gobierno peruano posea grifos de Petroperú.

De la misma manera, ese diario ahora aplaude en su editorial (ayer) la voracidad de García, representado por el presidente ejecutivo de Essalud, Fernando Barrios, quien acude al papelote para que le ayude a convencer a la opinión pública de este negociado nefasto.

Con la asociación-público privada se pretende que las empresas gocen de la infraestructura del gobierno y brinden un servicio. Estas empresas quieren parasitar con afán de lucro sistemas tan importantes como Essalud. Un caso sucio de asociación público-privada es el de LAP, esta empresa de quinta categoría se ha “cargado en peso” —prácticamente sin invertir— nuestro principal aeropuerto en virtud a una oscura maniobra (ver nuestra sección Aviación, donde hay numerosos artículos escritos por Herbert Mujica, acucioso investigador de esta corruptela).

Por eso el papelote dice alegremente: “se evalúan las experiencias positivas de otros países en gestión mixta (como España y Chile) para aplicarlas acá... permitiría incrementar los niveles de eficiencia, ahorro y atención a los pacientes... se pretende ampliar la cobertura a 10 millones de personas en el 2011, lo que es una meta ambiciosa”, es decir ya está en la comparsa, como lo hizo con la corrupta época fujimorista, donde como ahora, abogaba por una gestión privada porque considera a los peruanos incapaces de gerenciar.

En estas negras prácticas Barrios ya comenzó con la entrega de las farmacias de Essalud a los chilenos, que inundarán la institución con sus productos de baja calidad (en Chile el fármaco ADN hasta causó muertes).

Así, la Torre Trecca de la avenida Arenales, en lugar de albergar a médicos de Essalud, García pretende entregarla al lucro.

Urge una reforma en Essalud, donde el dueño y usuario de la institución, el trabajador, tenga poder decisión sobre a quién se designa como titular y tenga poder para rechazar decisiones de importancia como estas. No puede ser que cada gobierno coloque a sus compadres de turno. García ya tiene pésimos antecedentes del manejo de la salud en su primer gobierno (recordemos por ejemplo en su primer gobierno el escándalo millonario de las medicinas chinas vencidas). Barrios sólo brilla por estas cuestionables intenciones y por introducir a su hija, soplona con pretensiones de mandamás, en el voluntariado del hospital Rebagliati, donde causa uno y mil problemas a los médicos, tratando de interferir con funciones directivas.

Peligros

Una desventaja es que los fines que regirán el servicio no serán el bienestar de los trabajadores, sino el lucro.

También sería grave que un país enemigo como Chile, o colombianos (o empresarios de cualquier otro país) que pueden prestarse para enmascarar a chilenos, estarían en control de una institución que es un nervio importante en los servicios básicos del país.

¿Cómo puede ser posible que los chilenos estén en posesión y pleno conocimiento de las historias clínicas de millones de peruanos? En una situación de preguerra, por ejemplo, una situación hipotética sería la eliminación “por accidente en los hospitales” de peruanos incómodos a los chilenos.

En caso de guerra, este enemigo haría todo lo posible por sabotear un servicio básico, como es la salud. Lo mismo se puede decir en caso de catástrofes.

Por último, se precarizaría la condición laboral de personal asistencial y administrativo de la salud, que de ser empleados de Essalud podrían pasar a estar bajo los caprichos de un empleador chileno.

Esperemos que todos los trabajadores del Perú protesten e impidan estas voraces pretensiones del gobierno de García y exijan que ahora que hay bonanza el gobierno pague todas las deudas a Essalud. Los asegurados esperan la reacción oportuna de los sindicatos y asociaciones que representan a los trabajadores de Essalud (CUT, AMSSOP, Sindicato de Enfermeras, etc.).