Derogan “Ley de la selva”. ¿Leyes en honor de muertos?

Las movilizaciones de los pueblos de la selva y los pronunciamientos de todas las fuerzas políticas (de Unidad Nacional, nacionalistas, fujimoristas, acciopopulistas, perúbosibilistas) excepto del Apra, consiguieron la derogatoria de la llamada “Ley de la selva”.


Javier Velásquez Quesquén, Presidente del Congreso, promulgó ayer la derogatoria de los decretos legislativos que pretendían normar el uso de tierras de las comunidades nativas para favorecer la venta con el pretexto de las tierras deforestadas.

Los decretos derogados son el 1015 y el 1073, al cumplirse el plazo otorgado al poder ejecutivo para pronunciarse sobre la derogatoria aprobada por el Congreso el 22 de agosto.

¿Leyes en honor de muertos?

Una vez más el Presidente de la República demuestra que se mueve al vaivén de vientos lobbistas o arranques de emoción, sin un plan concreto que busque de verdad el desarrollo del país y la reducción de la inequidad en la distribución de la riqueza.

¿Cómo es posible que un mandatario diga que no observa la ley porque una congresita fallecida, Fabiola Salazar, se lo había pedido y que por ello quería rendirle homenaje? Según García, la congresista estaba contra la "Ley de la selva", por eso García dio marcha atrás para que se pueda derogar los decretos.

¿Quiere eso decir que si ella no hubiese muerto García habría observado la ley? ¿Quiere disimular su craso error y pretensión de insistir con la “Ley de la selva”, para (después de ver la reacción de los peruanos) maquillarlo con un arranque de presunto sentimentalismo al utilizar la muerte de una congresista?

Por su parte, Velásquez Quesquén prosiguió con el circo y aseguró que la derogatoria era un homenaje a la congresista aprista, Fabiola Salazar.

La derogatoria representa la esperanza de que en el Congreso, pese a los escándalos, todavía sea posible la reacción y freno ante la voracidad del poder ejecutivo, movido por feroces lobbies.

En cuanto al gobierno y los apristas, que sean más valientes y admitan que perdieron ante el rechazo de la mayoría de los peruanos. Que no se escondan tras una muerta.