Para beneplácito del gobierno y de la prensa a sueldo de Chile, se ha confirmado que el general Edwin Donayre ha dirigido al general Óscar Izurieta una carta en la cual expresa sus disculpas por las expresiones que tuvo en una reunión privada (lo de regresar a los invasores en ataúdes o en bolsas plásticas). Además, el Apra, dando en la yema del gusto a sus patrones de Santiago, ha matado dos pájaros de un tiro: ha logrado humillar al general Donayre y se ha abstenido de conmemorar el aniversario de la victoria peruana en la batalla de Tarapacá.
Invitamos a nuestros lectores a averiguar qué disculpas ofreció al Perú Óscar Izurieta por haber dicho que no era necesario invadir el Perú, ya que se podía comprarlo; tampoco sabemos si el probado ratero y asesino Augusto Pinochet se disculpó del nuestro país por haber animado a sus paisanos empresarios para que vayan a comprar el Perú, diciendo que está barato.
Disculpas o no, ha funcionado con eficiencia la correa de transmisión que desde Santiago imparte órdenes a los prochilenos sirvientes de Lima para que sí o sí se cumpla la voluntad de sus amos chilenos. Y lo importante es golpear la moral de los militares peruanos, cuyo equipamiento es muy deficiente, realidad impuesta por Chile, país delincuente, que con sus topos en el Congreso y ministerios logra que en el presupuesto de la República siempre sean bajos los fondos que se asignan para el armamento; así, con la resultante cuasi indefensión peruana, Chile desea asegurar la retención permanente de los territorios que usurpa (Arica y Tarapacá y todo el litoral boliviano), en detrimento del Perú y Bolivia.
Con nuestro Perú ha denunciado cómo el gobierno aprista, a través de libros1 que la gente pobre se ve obligada a usar, cumple los designios de Chile, país enemigo, de borrar en la juventud peruana todo sentimiento de patriotismo, lo cual pretenden conseguir presentando una imagen aséptica de la guerra e incluso afirmando que el chileno ratero, asesino y terrorista Patricio Lynch fue una de las personas que mejor gobernó el Perú2. A partir de aquí, preparando el terreno para que la juventud sea prochilena como el partido aprista, se han dado otros pasos, como humillar a la Marina de Guerra del Perú3 (MGP) poniendo en nuestra Escuela Naval un monumento a la bazofia chilena Arturo Prat, la rata que encontró la muerte tratando de asesinar a Miguel Grau. Claro que marinos peruanos que no son serviles se dan el gusto de escupir ese oprobioso monumento, pero lamentablemente sigue allí, con la complicidad de congresistas de la República que son mudos y sordos.
En cualquier país con un poco de dignidad, los marinos que pusieron la efigie del delincuente Prat ya hubieran sido dados de baja deshonrosamente y en ceremonia pública, paso previo a la cárcel, que es el menor castigo que merecen estos felipillos sirvientes del enemigo chileno. Pero estamos en un tiempo de maltrato a los militares y de pretensión de dominio de Chile. Así como han escarnecido a la MGP poniendo el mencionado monumento, quizá no falte mucho tiempo para que al Ejército Peruano le planten un monumento de cualquier ratero chileno, como el general basura Manuel Baquedano o el coronel asesino Alejandro Gorostiaga4.
Estamos ante una completa obliteración de los valores como patria e identidad nacional. Recordemos que en 1922, cuando los peruanos de Arica y Tarapacá eran asesinados, reprimidos y humillados por las fuerzas de ocupación chilenas, Víctor Raúl Haya de la Torre visitó Chile5 para “confraternizar” con el enemigo. Ya sabemos, entonces, de dónde viene lo que estamos viendo.
Lo sucedido ratifica plenamente en dos párrafos que publicamos ayer. En éste:
“Ya vemos los resultados de haber dado tanta entrada para que los chilenos ganen control en la economía del Perú, incluyendo aviación comercial, transporte marítimo, grandes almacenes, minas, etc., etc. Toda esa cantidad y diversidad de inversiones chilenas en el Perú va acompañada de la influencia política de ese país enemigo. En este sentido, debemos recordar lo que dicen los delincuentes chilenos: que su fuerza armada llega hasta donde están asentados los intereses económicos de Chile. Hemos permitido la peligrosa intromisión del caballo de Troya de los capitales chilenos y ya se ve que son un peligro; lo correcto es boicotearlos y expulsarlos de nuestro país, son una amenaza para nuestra seguridad.”
Y éste:
“Si los sirvientes que en Lima ocupan cargos de gobierno para servir los intereses de Chile obligan al general Edwin Donayre a pedir disculpas, lo habrán convertido en un personaje maltratado y humillado, y se demostraría clarísimamente que en el Perú manda Chile, país delincuente.”
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1 Leer: ¡Infamia contra escolares al descubierto! y ¡Lavado cerebral a escolares promovido por Ministerio de Educación!
2 Leer: A 128 años del 5 de abril, Chile es el mismo homicida
3 Para poner el monumento a la rata chilena, el gobierno debe haber sondeado que en la Marina había gente receptiva e inclinada a Chile; de otra manera, el Apra no se hubiese atrevido a plantar allí ese mamotreto. Que en la Marina había receptividad para este atropello y simpatía por Chile se confirma por el hecho de que ningún jefe de esa institución armada haya tenido el gesto honorable de rechazar la infamia perpetrada destruyendo la efigie del enemigo delincuente.
4 Este delincuente Gorostiaga ordenó el fusilamiento de Leoncio Prado y el repase de los combatientes peruanos que habían sobrevivido la batalla de Huamachuco; además, como buen ratero, ordenó a sus tropas saquear el pueblo de Huamachuco.