El la reunión llevada a cabo en la cárcel de San Jorge, convocada por la comisión del Congreso que investiga este caso, León Alegría manifestó que fue alertado por personas de Palacio de Gobierno sobre la orden de captura que se formularía contra él, de manea que pudo ponerse a buen recaudo.
La advertencia, se produjo antes de que el Presidente de la República, Alan García, envíe el mensaje emitido luego de conocerse el escándalo de los petroaudios. Sus amigos le comunicaron el contenido del mensaje que García finalmente difundió.
“El presidente va a salir a hablar con ánimos de persecución, va a salir a hablar con ánimos de persecución. Van a entrar a tu oficina y van a llevarse tu computadora y otros papeles, así que sácalos; también van a mandar un edecán a buscarte”, fue la advertencia de los amigos de León desde Palacio.
Tras el aviso, el reo llamó a su secretaria Paola Copara, indicándole que retire y guarde el disco duro de su computadora.
León aseguró que extrajo nombres de amigos que figuraban en su computadora, pero que no tenían ninguna relación con sus negocios.
Pidió a su hija que actúe desde la comisión de Energía y Minas del Congreso
León admitió que envió correos electrónicos a su hija Luciana, para que obtenga el respaldo de los miembros de la Comisión de Energía y Minas del Congreso en la aprobación de un proyecto de ley que favorecería a la Petroperú con una calificación especial, para que participe en el proceso productivo de hidrocarburos.
Negó las “aceitadas”
Sobre los 100 mil dólares mencionados en los petroaudios, indicó que ese dinero era el depósito de Canaán para él su secretaria, chofer y abogados.
León y Palacio
Las declaraciones de Rómulo León sobre sus protectores en Palacio coinciden con la “incapacidad” del gobierno para capturarlo, pese a que la ministra de Justicia, Rosario Fernández, aseguró que “lo tenían cercado”.
Doble discurso
Desde su primer gobierno, tanto se ha hecho conocer el presidente García de tener doble discurso, es decir, proclama una cosa y hace otra, que tranquilamente este asunto podría tratarse de un teatro presidencial más: “grito que te persigo, pero no pasa nada, escóndete nomás”.