General Donayre se despide ovacionado
Esta mañana, en la Comandancia General del Ejército, el general Edwin Donayre se despidió de sus compañeros de armas al cumplirse el tiempo de su ejercicio en el cargo de Comandante General del Ejército. Dirigió emocionadas palabras a su audiencia, expresando, entre otros conceptos, que la altivez del soldado peruano no se doblega; y pasó revista a sus experiencias en la carrera militar y a la cercanía y comprensión que hay y debe haber entre el pueblo y la fuerza armada.
Esta mañana, en la Comandancia General del Ejército, el general Edwin Donayre se despidió de sus compañeros de armas al cumplirse el tiempo de su ejercicio en el cargo de Comandante General del Ejército. Dirigió emocionadas palabras a su audiencia, expresando, entre otros conceptos, que la altivez del soldado peruano no se doblega; y pasó revista a sus experiencias en la carrera militar y a la cercanía y comprensión que hay y debe haber entre el pueblo y la fuerza armada.
Reiteró sus convicciones patrióticas, su lucha contra el conformismo y su adhesión a los principios que guían el quehacer de todo militar. Agradeció al presidente Alan García su designación para el cargo y reafirmó su subordinación al poder civil; de igual manera expresó su agradecimiento al ministro de Defensa, Dr. Ántero Flores Aráoz, por haber comprendido siempre el sentir de las instituciones militares y hacer lo que puede por servirlas. Agradeció también el apoyo y solidaridad de sus subordinados y el de los oficiales de alta graduación, que se manifestó en los momentos más difíciles de su carrera.
Tuvo palabras irónicas dirigidas a los medios de comunicación pagados por Chile, a los cuales agradeció porque le han enseñado que no sólo hiere la espada sino también la pluma mercenaria, con la diferencia que ésta hiere el alma. Dio las gracias a los pocos medios de comunicación patriótica que dijeron la verdad y que no se prestaron al juego del enemigo. Pidió dejar a las generaciones futuras un legado de honor y dignidad, para que pongan los intereses de la patria por delante de los intereses personales (no doblegarse para obtener ventajas o ascensos, etc.).
Donayre rechazó estar involucrado en manejos oscuros y destacó que se va con la frente en alto, en alusión a las acusaciones sobre presuntas irregularidades.
Como toque final, concluyó su despedida con emocionadas frases en quechua en las cuales expresó “Que el día de hoy sea un día hermoso”, que se iba ya, que estaba de salida; y dirigiéndose al pueblo sentenció que teniendo medios (dinero) o pasando hambre no había que tener pena sino alegría y esperanza. Las últimas palabras en quechua fueron de arenga: “¡Kawsachum ejército!, ¡Kawsachum Perú!” (‘¡Viva el ejército!, Viva el Perú!’), frases que fueron respondidas con dos sonoros “¡Kawsachum!” por la entusiasmada oficialidad.
Al término de sus palabras de despedida, los oficiales presentes lo ovacionaron y, rompiendo el protocolo, lo alzaron en hombros, gesto que expresa el entusiasmo de los militares peruanos que sí mantienen sentimientos patrióticos y de respeto por nuestros héroes que defendieron la Patria, pues en los últimos días Chile trató de magnificar grabaciones clandestinas para pretender inmiscuirse en asuntos internos.
Tuvo palabras irónicas dirigidas a los medios de comunicación pagados por Chile, a los cuales agradeció porque le han enseñado que no sólo hiere la espada sino también la pluma mercenaria, con la diferencia que ésta hiere el alma. Dio las gracias a los pocos medios de comunicación patriótica que dijeron la verdad y que no se prestaron al juego del enemigo. Pidió dejar a las generaciones futuras un legado de honor y dignidad, para que pongan los intereses de la patria por delante de los intereses personales (no doblegarse para obtener ventajas o ascensos, etc.).
Donayre rechazó estar involucrado en manejos oscuros y destacó que se va con la frente en alto, en alusión a las acusaciones sobre presuntas irregularidades.
Como toque final, concluyó su despedida con emocionadas frases en quechua en las cuales expresó “Que el día de hoy sea un día hermoso”, que se iba ya, que estaba de salida; y dirigiéndose al pueblo sentenció que teniendo medios (dinero) o pasando hambre no había que tener pena sino alegría y esperanza. Las últimas palabras en quechua fueron de arenga: “¡Kawsachum ejército!, ¡Kawsachum Perú!” (‘¡Viva el ejército!, Viva el Perú!’), frases que fueron respondidas con dos sonoros “¡Kawsachum!” por la entusiasmada oficialidad.
Al término de sus palabras de despedida, los oficiales presentes lo ovacionaron y, rompiendo el protocolo, lo alzaron en hombros, gesto que expresa el entusiasmo de los militares peruanos que sí mantienen sentimientos patrióticos y de respeto por nuestros héroes que defendieron la Patria, pues en los últimos días Chile trató de magnificar grabaciones clandestinas para pretender inmiscuirse en asuntos internos.