Fiel a su estilo arrogante, incivilizado y confrontacional, el canciller chileno Alejandro Foxley lanzó una amenaza velada en contra del Perú al declarar que la relación bilateral se puede volver conflictiva luego de que nuestro país presente sus argumentos jurídicos ante la Corte de Justicia de La Haya, hecho que se producirá en marzo del 2009.
Tales aseveraciones fueron vertidas por Foxley ante las comisiones de Defensa y Relaciones Exteriores de ambas cámaras del Parlamento chileno, en sesión conjunta a la que se presentó el martes último para sustentar su cavernaria reacción ante el gobierno peruano a raíz de los incidentes suscitados tras la difusión de una grabación clandestina realizada al ex comandante general del Ejército, Edwin Donayre.
En dicha reunión Foxley fue respaldado de manera unánime, según informó El Mercurio, y recordó a los parlamentarios “que no hay que perder de vista que Perú mantiene un litigio en la Corte Internacional de Justicia de La Haya en contra de Chile. En marzo corresponde que Lima presente la memoria, cuyos contenidos pueden enrarecer aún más la relación”, indicó.
Estas amenazas pretenden justificar un inexistente antichilenismo del gobierno de Alan García, Foxley manifestó que “las razones para la firme postura chilena” durante el impasse obedecieron a la ofensa intolerable que les causó las “declaraciones” del alto mando militar peruano y la condescendiente actitud con la que el Ejecutivo peruano trató el tema.
Según da cuenta la prensa chilena los cuestionamientos de Foxley también estuvieron dirigidos al presidente Alan García Pérez, por la actitud no tolerar “órdenes de un canciller extranjero”.
Una vez más comprobamos que mientras Alan García se deshace en atenciones y concesiones a las inversiones chilenas, el gobierno chileno tiene firmemente sujeto el cuchillo de hampón que defiende su latrocinio de cerca de 38 mil kilómetros de mar peruano, además de sostener su pretensión de robar casi cuatro hectáreas de suelo tacneño al desconocer el Tratado de 1929, que precisa con claridad que el punto Concordia, situado a la orilla del mar, es el inicio de la frontera entre ambos países.