Ministra de Educación Flor Pablo |
Rocío Ferrel
Una vez más los resultados de la prueba PISA colocan al Perú entre los últimos en el mundo en el desempeño escolar, se está trabajando demasiado lentamente y mal en la educación escolar pero dicen que avanzamos. Es como alegrarse porque a un niño desnutrido le den 15 granos más de arroz en lugar de una alimentación reforzada.
La ministra de Educación, Flor Pablo, y el gobierno dicen que “hemos subido puntos”. Es cierto, se ha subido algunos puntos, pero estamos en el fondo del abismo, y mal de pocos es consuelo de supertontos, porque “mal de muchos es consuelo de tontos”.
El Perú participa en esta prueba desde el año 2001. Han pasado 18 años y seguimos en la cola. Al ritmo que vamos tendrían que pasar más de 20 años para llegar al promedio (más si los otros países aceleran su paso) y 50 a 100 años para igualar a la China comunista y dictatorial, en el primer lugar. Como van las cosas, será imposible para el Perú alcanzar ese nivel ni en cien años mientras el estado peruano se desentienda, como hasta ahora, de sus obligaciones —en salud, educación y seguridad— y siga perpetuando la exclusión social al negar a los niños la igualdad de oportunidades y la educación de calidad que merecen, que debe ser la misma que se imparte a los niños de familias adineradas.
Para intentar corregir la situación, sería neceario:
1) Asegurar la calidad en la formación de profesores mediante requisitos de acreditación en las universidades, de manera que el título de profesor sea una garantía y se evite el circo político de tomar exámenes a los profesores para exhibirlos ante el pueblo como ignorantes que quieren trabajar sin estar preparados.
2) Dar al sector Educación el presupuesto necesario, asegurar que se invierta en lo previsto (para evitar devoluciones al fisco, que destina ese dinero a otros fines) e informar a la ciudadanía sobre la ejecución presupuestal.
3) Sincerar la información y reconocer lo mal que está la enseñanza, dejando de lado calificativos rimbombantes como “Colegios de alto rendimiento” en los que simplemente se imparte una enseñanza promedio, normal, pero que parece gran cosa si se compara con la muy deficitaria educación que se brinda en la generalidad de los centros educativos estatales.
4) Informar con regularidad a la ciudadanía cómo se ejecuta el presupuesto del sector y responder y tomar acción ante información de centros escolares en estado ruinoso o precario.
5) Publicar una vez al año resultados de la comparación de logros y rendimiento entre los centros educativos estatales y los centros educativos elitistas (aquellos con pensiones de $1000 o más), para que todos sepan cuál es la brecha que en educación separa a los diferentes sectores de la población y qué se debe hacer para que la calidad sea igual.
El bajo rendimiento en las pruebas PISA y, en general, el pobrísimo nivel de nuestro sistema educativo se agravan cuando se pagan consultorías caras a amigotes para que hagan estudios que se arrojan a la basura, como la infame promoción de la homosexualidad. Incluso son “tan buenos” en el ministerio de Educación (Minedu) que contrataron a venezolanos de preparación dudosa y que no conocen la realidad del Perú en calidad de ¡asesores! con sueldos de 14 mil soles o más, cuando los profesores que se sacrifican ganan mucho menos.
Inclusive si se contrata buenos consultores y asesores, de nada servirá el dinero gastado si para la realización de consultorías y asesorías no se establecen objetivos precisos y si no se tiene la intención de aplicar los resultados y recomendaciones de los especialistas.
La formación de la ministra deja mucho que desear
Además, mucho se pone énfasis en dotar de computadoras a los escolares, cuando antes que eso se requiere reforzar el nivel de conocimientos de los profesores y alumnos, especialmente en las áreas de lenguaje y matemática, que son el núcleo para la correcta comprensión de posteriores materias de letras y ciencias. Basta ver cómo habla la ministra Flor Pablo: “Lo que está pasando en este momento, y lo reconocen en general y a nivel mundial es que somos entre los 7 países que más hemos crecido.”, dijo ayer citada por Perú21. Ni siquiera sabe algo que se aprende en primaria, la diferencia entre los verbos ser y estar (“estamos entre los 7 países”, debió decir), además de emplear frases de relleno que no dicen nada. Una persona con formación deficiente como ella en la dirección de la educación peruana sólo perpetuará sus deficiencias en el sistema educativo.
Gran bestialidad
Como si fuese poco, están creciendo jóvenes con una pobre identidad nacional al haberse suprimido los cursos de Historia del Perú y Geografía, que ahora son un chiste pequeñito en medio de una materia que llaman “Ciencias Sociales”.
Siendo el Perú el país que tiene la historia más rica de América (cuyo conocimiento crece cada vez más con nuevos hallazgos) y una de las geografías más fascinantes del mundo, ¿por qué el escolar no conoce su país? Como decía Santa Teresa de Ávila, es gran bestialidad no interesarnos por conocer nuestro pasado y la rica herencia que tenemos en territorio. Así decía ella:
“No es pequeña lástima y confusión que, por nuestra culpa, no entendamos a nosotros mismos ni sepamos quién somos. ¿No sería gran ignorancia, hijas mías, que preguntasen a uno quién es, y no se conociese ni supiese quién fue su padre ni su madre ni de qué tierra? Pues si esto sería gran bestialidad…”
(Las Moradas, Cap. I)
La educación peruana tuvo tiempos gloriosos, basta recordar que José Carlos Mariátegui fue capaz de una sobresaliente producción intelectual habiendo estudiado sólo primaria. El primer gobierno de Alan García es el que comenzó esta educación en bestialidad aceptando destruir la enseñanza de Historia y Geografía, que se agravó con la dictadura fujimorista. Después los gobiernos sucesivos poco interés mostraron, mas sí mucho interés en obras que permitían la gran corrupción. Así se descuidó el principal capital, los niños. Todo esto sin que el Sutep reclame.
El desconocimiento de nuestro pasado ha dado lugar incluso a que desadaptados ignorantes dañen monumentos históricos. Debe reponerse de forma urgente esos dos cursos (Historia del Perú y Geografía) y para ello bastaría tomarlos tal como antes se enseñaban, salvo las actualizaciones de los últimos años de Historia.
Otro punto es reformar la enseñanza cívica para familiarizar a niños y adolescentes con valores (morales, sociales, patrióticos) y derechos. Muchos creen que el derecho es cosa de mayores, pero los niños son capaces de aprender muy bien cuáles son sus principales derechos y los de los demás.
De igual modo, se debe echar del Minedu a todos los asesores improductivos y terminar con las consultorías insulsas.
Por lo demás, no se necesita grandes estudios ni consultorías para saber lo que hay que hacer, simplemente tomar como modelo a los mejores colegios particulares, que ahora son los mejores, cuando en otras épocas los estatales eran los mejores.
Deficiencia en regiones
Gestión informa que ya casi al cierre del año escolar “para este año se asignaron S/ 3,399 millones específicamente para la construcción (inicio, continuación y conclusión) de instalaciones educativas para la educación básica. De ese monto se ha devengado S/ 1,929.4 millones, lo que significa que aún queda pendiente poco más de S/ 1,469 millones”. Todos han fallado, el gobierno central, las regiones y las municipalidades.
Esperemos que el gobierno deje de celebrar los resultados PISA con aire de triunfo, cuando se trata de una gran decepción y frustración. Es el futuro del Perú lo que está en juego y ese futuro está perdido si la educación de calidad solo llega a quienes tienen dinero y no al grueso de la población, que es de bajos ingresos.
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