Por Raúl Allain (*)
Para el Cementerio Museo General "Presbítero Matías Maestro", el Mes de la amistad en su día más importante ha significado la reanudación del programa de visitas guiadas, reflejadas ahora en todos los jueves. Atractivos programas e importantes proyectos se conciben como fuente primordial para el factor de visita, como por ejemplo la aparición de las exitosas estampillas con la imagen del cementerio que fueron anunciadas, por la Sociedad de Beneficencia de Lima, en conmemoración de sus 200 años de historia. Los paseos nocturnos iniciados en agosto de 2011, denominados ‘Noche de Luna Llena’, continúan promoviendo las particularidades primordiales del camposanto que se han proyectado en este más de año y medio de funcionamiento. Preponderan en el restablecimiento, la fachada, la espectacular iluminación y las áreas verdes, además de los aportes de historiadores y especialistas. Son estas características y acontecimientos que reconocen la cualidad de museo al primer cementerio general de Lima.
Edificado para resguardar la salud pública, consecuencia de la llegada de la Ilustración que significara el fin de la costumbre de enterrar a los muertos en atrios de iglesias, la llamada “La ciudad de los muertos” fue inaugurada el 31 de mayo de 1808 por el virrey José Fernando de Abascal y Sousa, bajo la dirección del arquitecto, escultor y pintor vasco Matías Maestro Alegría. Resguarda 766 mausoleos y 92 monumentos históricos propios de disímiles vertientes culturales y artísticas. La trascendencia histórica que implican tanto los esplendorosos estilos arquitectónicos muestra la evolución neoclásica en el Perú correspondiente a los siglos XIX y XX, como los personajes, entre médicos, científicos, escritores, poetas, presidentes, políticos, militares, compositores y filántropos. Hallamos en estas obras un reflejo ideológico de la sociedad, íntimamente relacionada a los valores morales, símbolos referentes a las actividades de los personajes, iconografía tradicional cristiana y greco-romana, imágenes propias del realismo que expresan la vida burguesa de la época y muestras de amor a las imágenes escultóricas. Debemos reconocer que durante el período de la explotación guanera las estatuas de mármol se convirtieron en una exigencia social, demostraban status del óbito y también el prestigio necesario para trascender.
Recordemos, como importante precedente, que en el año 2009 Oscar André Ramírez, Edgar Ascencios y Telmo Cáceres recorrieron las calles y avenidas del cementerio, sumergidos en una búsqueda constante de ángulos y expresiones crípticas, generando el tipo de impacto que originaría el interés en la importancia actual del “Presbítero Maestro”, más específicamente la enigmática. Con hechos como este se advierte el valor histórico y artístico en desconocimiento por la mayoría del gran público, como también la consideración del camposanto entre los cementerios más importantes del mundo, siendo el primer cementerio monumental de América Latina. Poseen la misma magnitud el Centennial Park de Adelaide, el Pere Lachaise de París, el Highgate de Londres y el Cementerio General de Guayaquil, entre otros.
(*) Presidente del Instituto Peruano de la Juventud (IPJ) y codirector del sello independiente Río Negro.