Un estudio de investigadoras de la UOC y de la UB analiza las afecciones emocionales para evaluar su relación con el trastorno del desarrollo del lenguaje en la infancia y la adolescencia. La promoción de espacios para trabajar el desarrollo emocional puede facilitar la expresividad y empatía de los menores.

 

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Los problemas al hablar, comunicarse y expresar sus sentimientos en niños, niñas y adolescentes son muy comunes, especialmente en edades tempranas, unas dificultades que se ven incrementadas en el caso de aquellos menores diagnosticados de trastorno del desarrollo del lenguaje (TEL/TDL), cerca de un 7 % de la población infantil. Ahora, un trabajo publicado en acceso abierto en la revista Frontiers in Psychology por investigadoras del grupo interuniversitario de Investigación en Cognición y Lenguaje (GRECIL) de los Estudios de Psicología y Ciencias de la Educación, y adscrito al eHealth Center (eHC) de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC) y la Universidad de Barcelona (UB) ha analizado la existencia de diferencias de regulación emocional entre niñas y niños y adolescentes que han sido diagnosticados de trastorno del desarrollo del lenguaje.

«Aún existen pocos estudios que evalúen la dimensión emocional y social de la población infantil y adolescente con TEL/TDL, y por ello quisimos ahondar en el estudio de la regulación emocional en esta población», apunta Nadia Ahufinger, coautora principal de este estudio junto con Mari Aguilera, experta de la Universidad de Barcelona.

Se calcula que uno de cada catorce menores padece trastorno del desarrollo del lenguaje. No obstante, hay que tener en cuenta que las dificultades del lenguaje que presentan los niños y niñas con este trastorno no son consecuencia de alguna otra afectación como una discapacidad intelectual o de la presencia de otros trastornos como podría ser el síndrome de Down. Ahora bien, eso sí, estas dificultades afectan al desarrollo social o escolar e impactan en las actividades de la vida diaria de los menores.

Tras realizar tres estudios en más de cincuenta niños, niñas y adolescentes en los que se evaluaron aspectos como el vocabulario expresivo y receptivo, las autoras concluyen que la regulación emocional entre niñas y niños con TEL/TDL y sin dicho trastorno es similar tanto en la infancia como en la adolescencia. Sin embargo, existe una tendencia especialmente en los niños y niñas con TEL/TDL en la infancia a tener más dificultad de regular sus emociones.

«Al analizar la relación entre lenguaje y regulación emocional, observamos que el vocabulario expresivo que tienen los niños y niñas a los 5-7 años predice la regulación emocional que tienen al cabo de 4 años, una relación que no se mantiene en la adolescencia», detalla Aguilera, y añade que tener un vocabulario más rico y amplio ayuda a clarificar, entender y regular las emociones durante la infancia.

La importancia del entorno
Del mismo modo, en este trabajo también se han tenido en cuenta factores como el entorno donde crecen y se desarrollan los menores tanto en la infancia como en la adolescencia, por lo que se ha analizado el papel de los progenitores en el desarrollo emocional de sus hijas e hijos.

«La regulación emocional de los padres es un factor muy importante para explicar la capacidad de regulación emocional de sus hijos durante la infancia. Sin embargo, parece que, durante la adolescencia, la influencia de la regulación emocional de los progenitores disminuye de manera importante», indican las autoras de esta investigación.

Menores habilidades empáticas
A pesar de que en el estudio no se encontraron unas diferencias estadísticamente significativas entre los grupos de niñas y niños con y sin TEL/TDL, las autoras destacan una tendencia en la etapa infantil. «Los niños y niñas con TEL/TDL tienen una menor habilidad empática, es decir, menor habilidad de capturar emociones en las demás personas y de mostrar las propias emociones», apunta Aguilera.

Estas bajas puntuaciones pueden indicar dificultades al relacionarse con otros menores en momentos clave del desarrollo personal de cada niño o niña y pueden limitar el establecimiento satisfactorio de relaciones interpersonales. «Además, los niños y niñas con TEL/TDL muestran una menor tolerancia a la frustración y más rabietas», añaden las expertas, un comportamiento que puede reflejar una menor comprensión de su estado emocional y el de las otras personas que puede interferir en el aprendizaje de estrategias de regulación emocional más flexibles en función de cada situación emocional.

«Poder expresar con palabras nuestras experiencias emocionales va a facilitarnos poder elaborar y comprender lo que nos está pasando en nuestro mundo emocional y también entender el del resto de personas, aspectos clave para regular nuestras emociones de manera útil y flexible», destaca Ahufinger, quien recuerda que cuanto mejor vocabulario y lenguaje tengan los menores, más herramientas para regular sus emociones tendrán a su alcance.

En este aspecto, las investigadoras recuerdan que transmitir el mensaje de que las dificultades del lenguaje de los niños y niñas se dan por culpa de los padres que no tienen tiempo de hablar con sus hijos puede provocar malentendidos sobre las causas del trastorno e incluso crear más ansiedad. «Las dificultades del lenguaje pueden estar mediadas por los factores genéticos del trastorno», advierten las expertas.

Promoción de espacios emocionales
Ante este tipo de diagnósticos de trastornos del desarrollo del lenguaje en la infancia y en la adolescencia, las investigadoras apuestan por promover espacios para trabajar el lenguaje también en situaciones emocionales, ya sea a través de historias, cuentos o dibujos animados. De este modo, la comunicación de las emociones mediante el uso de la palabra ayuda a elaborarlas y facilita la comprensión de los sentimientos en futuras situaciones en los menores independientemente de su trastorno.

«Nuestro estudio también indica la importancia de incorporar el contexto familiar para entender el desarrollo de la persona, y permite empezar a diseñar estrategias de intervención que incluyan a todas las personas significativas, como familia, amistades, etc. para los niños y niñas, tanto en aspectos emocionales como lingüísticos», inciden Aguilera y Ahufinger.

Perspectiva de género
Por otro lado, en este trabajo también se han incorporado análisis específicos para poder comprender si existen características diferenciales entre sexos, aspecto fundamental en todos los estudios de investigación. En concreto, se analizó si había diferencias entre sexos en la regulación emocional, pero no se encontraron diferencias estadísticamente significativas entre niños y niñas.

Además, en el estudio se incluyeron tanto a madres como a padres, y se transmitió a las familias que podía contestar a los cuestionarios sobre regulación emocional cualquiera de los dos progenitores. Finalmente, participaron muchas más madres (el 83 % concretamente), una decisión que pone de nuevo de manifiesto que la carga de las tareas relacionadas con la educación de los niños y niñas recae de forma mayoritaria en las madres.

La mayoría de investigaciones previas se centran exclusivamente en el impacto de la madre, muchas veces porque son ellas las interesadas en participar, debido a que siguen siendo ellas las que llevan el peso principal de la crianza de sus hijos. «Poner el foco en el papel de los padres es importante para replantearnos el papel de estos en los cuidados de sus hijas e hijos, y poder hacer cambios en la sociedad patriarcal, que sigue poniendo el peso de los cuidados en las mujeres», destacan las investigadoras.

Gracias a este estudio, se ha abierto una línea de investigación del TEL/TDL novedosa que va más allá del estudio de las dificultades centradas únicamente en el lenguaje, puesto que pone el foco en otros aspectos fundamentales para la salud mental y para el desarrollo como es el aspecto emocional. «Es vital incorporar una visión integral, holística en las ciencias psicológicas, ya que los niños y niñas no pueden entenderse independientemente de su familia y su contexto», concluyen las autoras.

Esta investigación de la UOC favorece los objetivos de desarrollo sostenible (ODS) 4, de educación de calidad; 5, sobre la igualdad de género; 10, sobre la reducción de las desigualdades, y 16, de paz, justicia e instituciones sólidas.

Referencia. Aguilera, Mari; Ahufinger, Nadia; Esteve-Gibert, Núria; Ferinu, Laura; Andreu, Llorenç; Sanz-Torrent, Mònica, Vocabulary Abilities and Parents' Emotional Regulation Predict Emotional Regulation in School-Age Children but Not Adolescents with and Without Developmental Language Disorder. Frontiers in Psychology, vol. 12, 2021, pág. 5693, DOI 10.3389/fpsyg.2021.748283.