Caso Omar Chehade: ¿agrega al tráfico de influencias falsedad genérica?

por Guillermo Olivera Díaz (*)

Con estupefacción escuché y observé en televisión que ahora niega todo el bendito Omar. ¿Tendrá que ver esto con su origen árabe, donde la casi mueca del No es Sí? La investigación que ha iniciado con premura el Ministerio Público, De Oficio, desentrañará los recónditos entresijos del ilícito.

Palabras más o menos no interesan. La negativa fue contundente: “Que no se trató el tema Andahuasi en la cena. Que el General PNP Arteta es autor de vil patraña”. “Que ya sacaron a Benitéz, ahora pretenden desembarcar a Chehade de la Megacomisión que investigará a Alan García”. “Que Arteta no estaba solo, sino con otros conspiradores”, etc.

En mi calidad de ser humano terrícola y no selenita debo preguntarme: ¿Dónde anida el cinismo proditor: en el denunciante defenestrado, pese a su profesionalismo policial sin desprestigio y circunspección de expositor, o en el denunciado cuyo hermano anodino de nombre Miguel organiza la cena, acompañado de otro desconocido?

No me queda la menor duda que los otros 02 generales del sorpresivo convite, Salazar y Gamarra, también negarían en coro. Los dos están en actividad y uno Jefatura a la policía toda por ascenso repentino y sin expresión de causa.

Lo importante es que ya existe en la Fiscalía una investigación De Oficio, o sea, sin que medie denuncia interesada. La propia autoridad decide tomar la iniciativa, motivada o acicateada por el strepitus fori que desencadena una notitia criminis como la presente.

Hacen mutis Ollanta, Lerner y Abugattás, sus razones profundas tendrán. Prefieren que a boca silente no se filtren moscas. Otros conocidos bocatanes optan por escuchar primero al imputado, seria y severamente cuestionado.

Omar Chehade, en su estruendosa y reciente calidad de abogado penalista, hasta soñará con el críptico Derecho Penal, cuyos tipos penales sobre corrupción y severas sanciones revolotean en su cabeza hasta dormido.  

(*) godgod@hotmail