El Premio Mayor

por Jans Erik Cavero Cárdenas (*)

Contra todo pronóstico, el inefable José Urquizo Maggia fue designado Ministro de la Producción. Tanto el Presidente Regional de Ayacucho, Wilfredo Oscorima, quien viene siendo investigado por lavado de activos, como Cipriani y Omar Quezada estarán celebrando tal designación, pues tener a un aliado útil en el Ejecutivo le permitirá al primero un acercamiento más directo al entorno gubernamental del Presidente Humala. Para un hombre que trabaja temas de inteligencia y seguridad nacional, el premio mayor probablemente hubiera sido el Ministerio del Interior o el de Defensa.

Se equivoca Raúl Wiener cuando señala en su columna que Urquizo es nacionalista. Durante el régimen fujimorista el vínculo Cipriani – Urquizo solía ser comentado en las discusiones y análisis político de la región, pues al fin y al cabo los nexos entre la política y el clero siempre han estado presentes en la historia política del Perú.  Durante el 2002 - 2006 fue el segundo, después del aprista Omar Quezada, en la cadena de mando al frente del primer gobierno regional de Ayacucho elegido por sufragio. Ese gobierno fue un fracaso y hasta hoy no se conoce investigación seria sobre presuntos actos de corrupción.

Cuando Ollanta Humala salta a la palestra pública Urquizo hábilmente entró a tallar en la escena política gracias a la UPP de Torres Caro. De este modo, integró la lista congresal con el número 3 y debido al gran respaldo que tuvo el comandante en Ayacucho logró ser elegido congresista. ¿A esto se llama nacionalista? Me temo que no. Una consulta rápida a los registros de la OROP demuestra que Urquizo nunca ha militado en el Partido Nacionalista, razón por la cual su candidatura reciente (2011-2016) carece de la legitimidad que usualmente otorga las bases partidarias.

Es más, Urquizo nunca hizo trabajo orgánico con el PNP Ayacucho, y a ello se debe el rechazo de la militancia regional. Inclusive en las elecciones regionales y municipales del 2010 el movimiento regional Qatun Tarpuy, fundado por Urquizo, compitió con el candidato del nacionalismo. ¿Es esta conducta típica de un nacionalista? No lo creo. Demás está señalar que los gobiernos municipales de Tarpuy, Huanta y Cangallo (2007-2010), tampoco están comprendidos en investigaciones serias sobre presuntas irregularidades.

Hoy, después de la designación del nuevo gabinete, Urquizo es responsable de la cartera de producción y hay que redoblar la fiscalización porque en este sector el lobby de la pesca industrial, y acaso de las cooperativas, es fuerte. Recordemos que Alan García, al final de su mandato, designó a su secretario personal Luis Nava como Ministro de Producción; y Burneo -poco tiempo después- desenmarañó las multas que las pesqueras adeudan al fisco.

Y ¿cómo queda el pedido del Frente de Defensa de Ayacucho ante la Comisión de Ética del Congreso para investigar a José Urquizo? De acuerdo a la Constitución Política, Urquizo es congresista y ministro a la vez; lo uno no excluye a lo otro, aún cuando éticamente no sea correcto ser juez y parte en cuanto al control político. De todos modos, tendrá que responder ante la citada comisión si ésta determina la procedencia de la solicitud de investigación. Lo cierto es que Urquizo ha emplazado, mediante carta notarial, al Frente de Defensa exigiendo en tono desafiante la rectificación de supuestas imputaciones que habrían vulnerado su honor y reputación.

Una revisión de la solicitud del Frente de Defensa demuestra indubitablemente que no existe imputación alguna respecto a un acto delictivo. El único “pecado” del frente fue pedir a Ética que indague sobre las denuncias periodísticas de medios nacionales que dieron cuenta de un presunto tráfico de influencias del legislador para supuestamente favorecer a la madre de su hijo. Como representante político, Urquizo debería ser tolerante con todos sus representados que exigen fiscalización y control a todo nivel.

La designación desmerecida de Urquizo deja en el tapete otra cuestión elemental: La Comisión de Inteligencia del Congreso recaerá en manos del fujimorista Carlos Tubino en su condición de vicepresidente. Sin quererlo, el fujimorismo tendrá la conducción de una comisión parlamentaria adicional.

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