Por Rocío Ferrel
Fue repugnante la declaración de la alcaldesa de Lima Susana Villarán, quien calificó de “éxito” la intervención policial en La Parada realizada esta semana, en una presentación donde huyó de las preguntas de la prensa ayer.
Ella ve éxito donde desde el jueves hubo cuatro muertos y unos 150 heridos, además de saqueos, caos, destrucción de la propiedad y mella en la imagen del Perú. Además, hubo hasta maltrato animal, por la brutalidad de espolear a los caballos para que corran a toda velocidad, lo cual les causó lesiones que a uno de los equinos llevó a la muerte, sin contar el abuso policial contra civiles indefensos.
Cuando Ollanta Humala postulaba a la Presidencia, Villarán lo acusaba de haber causado la muerte de personas, pese a que nunca aparecieron huesos ni pruebas. Ahora ella es la responsable de presionar por una acción improvisada que causó muertos, sabiendo que la Policía carece de armas no letales, como balas de goma, y los cuatro muertos le parecen un “éxito”.
La Fiscalía acusa a la municipalidad de Lima de no haber coordinado la intervención del jueves último, lo cual prueba que hubo negligencia bestial al encender la mecha de la violencia sin contar con las garantías mínimas, como lo señaló la Fiscalía, y esa desesperación fue causada por la aprobación del proceso revocación ese mismo día. Para Villarán más valía una cortina de humo que las vidas que podían perderse en una acción sin la debida planificación.
A pesar de todo, hay medios de comunicación que no sienten vergüenza en defender a Villarán. Todos quieren orden y ley, pero no con irresponsabilidad, destrucción y muerte. Son los llamados “rábanos caviares”, gente que se cree honesta, pero que está demostrando ser deshonesta, inescrupulosa, incapaz y quizá corrupta.
“Se restituyó la autoridad”, dice Villarán pareciendo ser lo único que le interesa, autoridad no importa a qué costo, con lo cual deja ver su verdadera naturaleza fascista, pues ni siquiera pidió perdón por las muertes y el caos que fue lanzado a las pantallas de los peruanos.
“Fin del caos allí donde reinaba la violencia”, dijo Villarán, con lo cual toma a los peruanos por retrasados mentales, pues ella es la responsable de traer esta semana tanto caos y violencia como no se vio en las últimas décadas.
Santa Anita
Villarán denunció al exalcalde Luis Castañeda Lossio de querer abrir el mercado de Santa Anita sin que esté terminado, pero tras cerca de dos años de gestión el mercado sigue igual, no hizo nada, pero fuerza a un traslado en un lugar sin terminar, donde hasta se estafa diciendo que hay una planta procesadora de desechos, pero se trata de sólo un pedazo de terreno eriazo, sin ningún tipo de maquinaria ni instalación.
En RBC se denunció que el exalcalde Luis Castañeda Lossio había contemplado el alquiler mensual de un promedio de S/.700 por cada puesto, pero Villarán pretende cobrar un promedio de S/.5,000. No hay que ser genios para entender que esto será para mantener a una burocracia de gente que nada sabe de mercados, pero son el clientelaje de Villarán, a quienes tiene que pagar favores políticos con sueldos dorados.
De otro lado, productores agrícolas denunciaron que Villarán pretende prohibirles la venta directa de sus productos a los mayoristas, pues tendrían que pasar primero por una mafia de intermediarios "registrados", de lo contrario los mayoristas serán sancionados, lo cual contribuirá al incremento de los costos de los alimentos.
Atentado contra el libre mercado
Resulta indecente que Villarán insista en que Santa Anita sea el único mercado mayorista de Lima y que allí se regularán los precios, pero esa medida atenta contra el libre mercado y contra la oferta y la demanda. ¿Por qué tiene que intervenir un gobierno local regulando precios? ¿No se quejan de la regulación de precios los economistas que predican las bondades del modelo económico que sigue el Perú? No sólo eso. La gran extensión que ahora abarca Lima requiere de más mercados mayoristas porque el transporte hace perder muchas horas.
Por el bien de los consumidores debería alentarse la creación de otros mercados mayoristas y la libre competencia, no el monopolio, como manda la Constitución, pero esto atentaría contra la burocracia dorada amiga de Villarán, que quiere vivir de los comerciantes en Santa Anita.
Ya se denuncia que tan sólo para ingresar al mercado de Santa Anita los vehículos se ven forzados a pagar 15 soles, además de un número de trabas burocráticas que se está imponiendo al comercio dentro de ese local, donde los minoristas encuentran los precios caros, con el agravante de que ya no se puede adquirir cantidades limitadas para puestos de mercados distritales o tiendas, sólo quieren vender grandes cantidades.
Los llamados “rábanos caviares”, como Villarán, se promueven como gente honesta y defensora de los derechos humanos, la legalidad y las libertades democráticas, ahora callan, pero sí de defendieron a terroristas que hicieron al Perú mucho más daños, porque son mercenarios que reciben dinero de las ONG para defender consignas y no verdaderas libertades.
Estos días la inefable Rosa María Palacios, ahora se identifica con los “caviares” y en artículo reciente dice que los caviares son honestos, lo cual da risa, por no dar arcadas, como dijo Aldo Mariátegui, pues ella tiene su pasado servil al fujimontesinismo y su presente de “pendeja”, según don Bieto (Alberto Químper), que la dejan más sucia que piso de chanchería. “Pendeja”, la acusó don Bieto, de haber recibido dinero para favorecer intereses, sin que la susodicha no sólo no lo haya demandado, sino que ni siquiera haya protestado, como haría cualquier persona que tenga la conciencia limpia. Quien calla otorga.
Finalmente, después de la amarga experiencia de esta alcaldesa, esperemos que Villarán pronto sea revocada.
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