Juan Torres López *
El gobierno de España acaba de aprobar por decreto otra importante reforma educativa que también tiene significativos efectos colaterales, ahora en forma de un nuevo negocio para la banca.
Lo que propone el gobierno es que la actual estructura de los estudios universitarios, de cuatro años de grado más uno de master, pase a ser de 3 más dos.
Otros países europeos tienen esta estructura y no son precisamente los que tienen un peor sistema universitario, de manera que puede ser que la fórmula también pudiera ser la más apropiada para España. Pero hay razones para pensar que el modo en que se llevará a cabo en nuestro país va a generar graves costes sociales y muy pocos resultados positivos.
Hay que lamentar que se proceda a implantar un cambio de esta envergadura sin debate previo, cuando hace tan poco tiempo que se optó por un modelo distinto. Gobernando con prisas y por decreto el gobierno de Rajoy demuestra una vez más que lo que busca no es encontrar las mejores soluciones sino poner en marcha cuanto antes y a cualquier precio las medidas que, como en este caso, benefician a unos pocos grupos e intereses sociales.
Hay que tener en cuenta que los cambios en el sistema educativo no se pueden llevar a cabo sin poner sobre la mesa la financiación que van a a necesitar.
En un momento en que las becas se reducen y suben los precios públicos universitarios, optar por esta fórmula solo puede llevar a que se agudice el ya fuerte proceso de expulsión de alumnos del sistema educación superior.
Esa es la estrategia que hay detrás de esta nueva estructura: El grado, que hasta ahora es el que está asociado a precios públicos más reducidos, se acorta y se hace más elemental para pasar a la fase de master que y se va a ofrecer a precios mucho más elevados.
Se fortalece la provisión de la enseñanza universitaria como un simple negocio que va a excluir a buen número de estudiantes y no solo por razones de capacidad o excelencia. Y así se beneficia a las universidades privadas que podrán especializarse -con menos competencia que las públicas- en la oferta educativa más cara y dirigida a los grupos sociales con recursos suficientes para poder pagarla.
Lo que se esconde detrás de esta medida es un negocio que ya empezó a forjarse hace años: el de los préstamos a estudiantes universitarios. Pero la verdad es que la deuda es el negocio de la banca.
Los bancos se afanan por aumentar la deuda, puesto que es así como ganan dinero. Para ello promueven políticas de adquisición de vivienda y no de alquiler, salarios más bajos y una política económica general que merme los ingresos en hogares y empresas para que tengan que recurrir a sus préstamos.
Desde hace años el Banco de Santander vienen desarrollando una estrategia de penetración en la vida universitaria y ahora están cerca de alcanzar su objetivo: poner en marcha el negocio de financiar los estudios universitarios gracias a medidas como esta.
Es un fenómeno que funciona así: elevando los precios públicos, reduciendo becas y ampliando la franja de matrículas más altas, mientras que se difunde la idea de que sin un master es imposible encontrar trabajo. En Estados Unidos, el negocio de préstamos a universitarios es de 1,3 billones de dólares y la deuda media ha crecido un 60% desde que empezó la crisis.
La explicación de por qué se ha llegado a esa situación es elemental y nos anticipa lo que ocurrirá en España. Se sube el coste medio de las matrículas mientras que bajan los recursos públicos con que se financia a la universidad.
Cuando eso ocurre, a la mayoría de universitarios no les queda otro remedio que endeudarse para pagar sus estudios. En Estados Unidos, el 94% de los estudiantes licenciados tuvieron que pedir prestado un 45% más que hace veinte años, lo que hace que la deuda (es decir, el negocio de banca) crezca a razón de 3.000 dólares por segundo
Cada día más antiguos estudiantes sin trabajo ni ingresos para pagar los préstamos que arrastran o con empleos que no les dan para ello. Es lo que le ocurre a unos 7 millones de antiguos estudiantes y al 53,6% de los graduados menores de 25 años. Y lo curioso es que casi cuatro de cada 10 (el 38%) tienen trabajos para los que no necesitan la formación que les obligó a endeudarse.
Entonces también dirán que fue porque estudiamos demasiado y nos endeudamos por encima de nuestras posibilidades.
*Catedrático de economía por la Universidad de Sevilla
Centro de Colaboraciones Solidarias