Herbert Mujica Rojas
En el suplemento Portafolio de El Comercio, aparecen declaraciones del director de UNOPS Perú, Fernando Cotrim, informando que el miércoles 11 se comunicó al OSITRAN el resultado del proceso de selección del consorcio supervisor de la construcción de la Línea 2 del Metro de Lima. Es decir, quien da la noticia es la entidad contratada para llevar a cabo el proceso y no, como corresponde, el contratante. Y el ganador es, cómo no, el consorcio de dos empresas chinas, dos coreanas y la afortunada peruana CESEL.
Apenas un día antes, el 10 de marzo, OSITRAN había emitido una confusa e incongruente Nota de Prensa, en la que, entre otras inexactitudes, señalaba en su primer párrafo, que "Dicho proceso de selección se encuentra en su etapa final y sus resultados serán oportunamente comunicados a OSITRAN". Cabe entonces preguntarse el porqué de la dilación del regulador.
Omisión que pretende ser ocultada con la conferencia de prensa conjunta del miércoles mismo, entre OSITRAN y UNOPS, porque a ninguno de los dos conviene que se levante más polvo sobre este cuestionado concurso.
Preguntas en rigurosa investigación
1.¿Bajo qué cobertura legal UNOPS continuó con el proceso de selección encomendado por OSITRAN, cuando el convenio suscrito entre las partes terminó el 18 de febrero?
2.¿Cómo, si el regulador establece como Valor Referencial una cifra del orden de los US $170 millones como honorarios del supervisor a seleccionarse, UNOPS termina adjudicando el proceso al consorcio ganador por menos de US $111 millones?
3.¿Qué va a decir OSITRAN al respecto, que se le ha ahorrado al Estado (o, para el caso, al concesionario) más de US $60 millones? ¿O hubo algún propósito innoble y deshonesto?
4.¿Es que acaso lo dicho por el sub-decano respecto a las presiones que ejercerían las empresas chinas y coreanas, consorciadas con la afortunada CESEL, ante sus respectivas representaciones diplomáticas, ocurrieron y con los resultados a la vista?
5.Según nuestras fuentes, la oferta inicial del consorcio ganador estaba alrededor de los US $148 millones, es decir, US $22 millones menos a la cifra determinada por OSITRAN como Valor Referencial. Entre tanto, UNOPS corrige la plana al regulador, supuestamente entendido en el tema, y la fija en poco más de US $93 millones, para luego subirla a alrededor de US $110 millones, que es más o menos el monto anunciado como final por el representante del organismo internacional en el país. Entonces, ¿así, graciosamente, el consorcio chino-coreano-peruano se aleja casi US $60 millones del Valor Referencial inicial?
6.¿Son lícitas las negociaciones efectuadas entre el único postor en carrera, OSITRAN y UNOPS?
7.¿Tan al margen de los controles nacionales se encuentran este tipo de convenios, que habrían ocurrido hechos como los relatados?
8.De otro lado, ¿cómo quedan entonces los 15 concursos públicos para la selección de ingenieros especializados, para supervisar la misma obra adjudicada al consorcio chino-coreano-peruano, por el lapso de 1 año y por más de US $1 millón de dólares? ¿Se dejarán sin efecto o se continuará adelante?
9.¿Quién pagará esta cifra superior al millón de dólares? ¿Estaba presupuestada por OSITRAN o es producto de la improvisación en la que se desarrolla la actual ineficiente gestión? ¿Dirá algo OSCE?
10. ¿Son tan incompetentes quienes están al frente del regulador que recién advierten, el 4 de marzo, la necesidad de las 15 contrataciones mencionadas?
11. ¿Y cómo es que, según la nota de prensa: "OSITRAN debe procurar contar con el soporte técnico necesario para llevar a cabo una supervisión técnica idónea de las obras", y sin embargo, los requerimientos entre los profesionales que busca UNOPS son altamente diferentes y mayores a los que quiere seleccionar el regulador directamente, dizque "temporalmente"? ¿Hay lógica?
Concurso con nombre propio
Sabido es que la señorita Benavente tuvo que esperar a un tercer concurso para postular a la Presidencia de OSITRAN, cuando los requisitos se bajaron sustancialmente, permitiéndole acceder al proceso con su magra hoja curricular.
Ya en el cargo, incumpliendo normas legales sobre el particular, encarga la gerencia general a William Bryson Butrica, que ni siquiera tenía título profesional, menos experiencia gerencial y se saltó por lo menos tres cargos para hacerlo. Bryson, en su cargo actual (Coordinador de Contratos del Servicio del Metro de Lima, de profesión economista a posteriori, tendrá a su cargo la supervisión de la labor de los 15 ingenieros especializados) tiene una remuneración por encima de sus pares. Premio a su lealtad. Dicen.
En el zafarrancho actual: ¿será premiado el hoy encargado de la gerencia general de OSITRAN, el inefable Obed Chuquihuayta Arias, con el nombramiento en el cargo, a pesar de no cumplir con los requisitos que éste exige y de incapacidad manifiesta? Basta ver su desempeño como Punto Focal en el proceso concluido por UNOPS, amén de otras perlas.
Recordemos que este señor, de meteórico ascenso en OSITRAN (pasó en apenas 3 meses, de Supervisor 1 a Gerente Adjunto a la Gerencia General - GAGG), en su función supervisora a cargo de un equipo de Contraloría, años atrás, determinó fuertes irregularidades en la construcción de la Interoceánica Sur, y que sin embargo, los puentes, túneles y carretera siguen ahí, sin caerse. Recordemos también, según hemos sido informados, que desde su cargo anterior, GAGG, presionaba para que sus recomendaciones, insertas en el informe mencionado se cumplieran, a pesar de no haber razón para ello.
¡Qué mediocre gestión la de OSITRAN! Pobre el Estado peruano, que encarga a estos funcionarios la supervisión de casi US $20 millones.
¿De qué transparencia hablan?
En la confusa nota de prensa dicen los representantes de OSITRAN que tienen "un profundo compromiso con la transparencia y probidad en el ejercicio de la función pública". Sin embargo, los hechos desmienten al regulador. Ahí tenemos el silencio incurrido desde que fue informado por UNOPS, el miércoles 11, respecto al ganador del cuestionado concurso, tal como señala el representante del organismo internacional.
Pasa lo mismo con su página web, en la que no se encuentran publicadas innumerables resoluciones de presidencia, gerencia general y demás órganos. Tal cual ocurre también con las evaluaciones presupuestales que trimestralmente debe presentar al MEF y hacerlas públicas. Así podríamos saber cómo se usan los recursos económicos del regulador y de dónde salen los fondos para, por ejemplo, los honorarios del UNOPS y de los 15 ingenieros a contratar. Más grave aún es lo que pasa con las actas de las sesiones del Consejo Directivo, pues la última publicada data de mayo del 2014, lo que impide conocer a la ciudadanía qué se discutió sobre el tema de la supervisión de la Línea 2 y otros temas de similar importancia, en ese órgano. Si es que algo de esto se discute, entre los despistados directores.
Sobran amenazas
Su nota de prensa termina, cómo no, con la palurda amenaza hacia quienes sacamos a luz sus limitaciones, incompetencias e ineficiencias, creyendo que eso amedrentará a alguien.
Pregunta clave
Tras estos larguísimos 30 meses de errores, vacilaciones, metidas de pata, decisiones desconertantes, cabe entonces preguntar: ¿sabe la Administración de OSITRAN de qué trata su negocio?
Responsabilidades futuras
Queda claro que éste y otros cuestionados procesos de selección en OSITRAN, muy difícilmente serán seriamente investigados en este gobierno tan lleno de problemas, que atañen directamente a su propia cúpula. Las responsabilidades de todo tipo, incluso las penales, tendrán que verse en el siguiente gobierno. Deben tener claro los funcionaros actuales que sus responsabilidades no terminan con el final de su gestión y que ésta subsiste por muchos años más luego de ello. Y, de ser el caso, ¡a la cárcel todo Cristo!
20.03.215