Herbert Mujica Rojas
En el regulador las cosas están patas arriba. Ofuscado don Obed Chuquihuayta, gerente general, de muy mal humor por nuestro artículo OSITRAN: Rosario de Irregularidades http://www.voltairenet.org/article187913.html?var_mode=recalcul, mandó publicar la Resolución .N.º 082-2015-GG-OSITRAN, por la cual despiden a Jesús Balladares Sandoval, extesorero de la entidad, por supuestos errores en las declaraciones tributarias del año 2012. ¡Lo atroz y desopilante es que Balladares ya había sido despedido en el 2014, para ser más precisos el 23 de diciembre del año pasado!
En castellano inteligente, es decir, el despistado y denunciado por Peculado gerente general de OSITRAN, Obed Chuquihuayta, ¡volvió a cesar a un despedido! El ridículo no tiene comparación y hace quedar al protagonista como un funcionario de estrambótico humor negro.
La resolución, visada por el también denunciado por Peculado, Gerente de Asesoría Jurídica, Jean Paul Calle Casusol, además de los problemas legales concernientes a la violación de los derechos constitucionales de Balladares, tiene el número: 158-2014-GG-OSITRAN. Sólo no está Chuquihuayta en la comisión de barbaridades ante el país.
¡Hasta el aire necesita su permiso!
Es sabido que nada pasa en OSITRAN sin el consentimiento de su presidente Patricia Benavente, entonces, la publicación de la irrisoria nota tuvo que haber contado con su anuencia. Y se hizo de manera tan apresurada, que solamente lleva el visto bueno del inexperto Gerente de Asesoría Jurídica, cuando usualmente van cuatro o cinco vistos buenos más y, por supuesto, la rúbrica del nombrado gerente general, el célebre don Obed.
Estas personas cada vez causan más daño al Estado, sea por deterioro de la imagen institucional, sea por errores en las adquisiciones de bienes y servicios, sea por deficiencias en el control de las supervisiones. No sabemos si a eso llaman eficiencia administrativa y ¡para colmo de males se felicitan los unos a los otros vía email!
Pasantías gerenciales y precariedad grave
Doña Patricia Benavente despidió a funcionarios con amplia experiencia en la regulación y supervisión de las infraestructuras a cargo de la entidad, para reemplazarlos por debutantes en los cargos que ahora ostentan. Ignoramos si por animadversión a todo lo que tenga que ver con la gestión de su antecesor, que la apartara de la institución en un cargo menor para regresar al cargo más alto por obra del ex ministro Miguel Castilla. Así, ninguno de los que conforman la plana gerencial vigente, tuvo antes un cargo de similar nivel jerárquico en sus breves trayectorias laborales. Se ha convertido entonces a OSITRAN en una institución de pasantías gerenciales, con el riesgo que esto supone para el Estado.
Interesante destacar que la propia presidente llegó al cargo a la tercera y con requisitos súper rebajados y de la mano mentora del ex titular del MEF, Castilla. De repente el dicho: dos soles no pueden brillar en un mismo cielo, gobierna no pocas de sus acciones.
70% de calichines
De los aproximadamente 250 trabajadores, casi el 70% del personal es ingresante en la actual administración, calichines de escasa experiencia. En apenas 32 meses de gestión, (faltan 28 largos meses), se vienen produciendo constantes errores, patéticamente visibles en las numerosas resoluciones rectificatorias, y en los contenciosos legales y procesos arbitrales instaurados, la gran mayoría con pronóstico a pérdida, que superan en número y monto a cualquiera de las gestiones anteriores. Aquí hay explosión demográfica de muy pobre nota.
¿Supervisarán bien 20 mil millones de dólares?
Las Interoceánicas Norte, Centro y Sur, los Muelles Norte y Sur, el Aeropuerto Internacional Jorge Chávez, los aeropuertos y puertos regionales, las redes viales, y las Líneas 1 y 2 del Metro de Lima, todas bajo concesión, convierten a OSITRAN en el regulador con mayor volumen de inversiones a regular y supervisar.
Sin embargo, como decimos, es el regulador con el personal profesional más calichín e inexperto para la importante labor que le corresponde.
Los garrafales errores de su plana dirigente que ha llevado a que prácticamente toda ella esté denunciada por Peculado y otros delitos penales, los continuos cambios en las gerencias, cada vez por otros de menor nivel profesional, la poca seriedad en la selección de los mandos medios, producto de rebajas en los requisitos para el ingreso, la sobrepoblación de las áreas de apoyo, llegando a casi triplicar el número de personal inicial, lo cual solamente ha generado ineficiencias, los temas no aclarados y que han propiciado arbitrajes con pronóstico negativo, como el de la Autopista del Sol y otros, los concursos millonarios de selección de supervisores con postor único, el afán sancionador, como si su quehacer tuviera que ser punitivo y no propiciador de inversiones, con todo ello, el no haber entendido el rol que le corresponde al regulador, propician una sensación de temor por cómo se está controlando que efectivamente los compromisos de inversión se cumplan cabalmente y no se generen perjuicios para el Estado.
¡Y por si fuera poco, don Obed y sus funcionarios se dan el lujo de despedir en junio del 2015, a una persona que ya había sido cesada en su trabajo en diciembre del año anterior!
¡Cosa más grande en la vida chico!, como diría el cubano Tres Patines. ¿Qué opina don Obed?