coima manos billetesRaúl Wiener

Hoy presentamos en la Feria del Libro de Jesús María, el trabajo que realizamos  el año pasado con Juan Torres Polo y que lleva como alargado título: “La Gran Minería:¿paga los impuestos que debería pagar? El caso Yanacocha”.

 

Será en del Auditorio César Vallejo, a las 7 pm, y aparte de los autores comentarán los resultados dos excepcionales periodistas: el exprocurador anticorrupción Julio Arbizu, y la valiente periodista y activista social, Claudia Cisneros.

¿De qué se trata? De algo casi elemental: revisar la historia contable y los resultados económicos-financieros de una empresa emblemática (Yanacocha es la empresa del oro más grande de América Latina, la segunda de América y la sexta del mundo), en un contexto de alzas de precios internacionales que debería haber generado ingresos excepcionales para la empresa y también para  el Estado y los trabajadores.

En tiempos en que se ha estado hablando mucho de establecer impuestos a las sobreganancias mineras, especialmente en períodos electorales, en el supuesto que este sector se la está llevando fácil por la coyuntura global, el caso específico de Yanacocha nos brinda un modelo de economía funcionando al revés. En la etapa 1993-2006 con precios estables, la rentabilidad por onza troy de la mina fue de 52.6% y en los siguientes siete años de 48.40%.   

¿Cómo pudo pasar que en tiempos de altísimos precios, los costos propios los superasen?; si se ganaba mucho más por unidad y por la ley natural de agotamiento de las reserva, se vendía menos en volumen (había menos costo a la hora de producir), ¿cómo se podía generar una baja en la rentabilidad en el período en que los precios más que se duplicaron y causaron la sensación del mundo?

¿Había una ola especulativa en torno a los costos mineros similar o superior a los de los precios de los metales preciosos, que anulara o rebajara significativamente la enorme oportunidad de hacer grandes beneficios? Indudablemente que no. Pero el efecto de una baja rentabilidad, se expresaba en que las utilidades crecían muy rezagadas del monto total de ventas, era que había mucho menos que repartir entre los trabajadores, y en impuesto a la renta y canon.  

Si uno preguntaba a Yanacocha, cómo así se producían estas distorsiones, que por cierto hubieran hecho humo el impuesto a las sobreganancias que era una de la banderas claves de Humala, la respuesta sería que ellos tienen los mejores abogados, que los mantienen al día y nadie se ha quejado de nada. En resumen, que los costos suben porque sí (más del doble de los costos de Barrick), y los abogados y contadores de la empresa cajamarquina siguen elaborando mecanismos y estrategias legales para disminuir su contribución.

El debate de hoy trata de eso. No de la evasión gruesa que tiene ahora bajo persecución al vicepresidente de la Confiep; sino de la fina que llamamos “elusión” que son trampas legales para no pagar.

23.07.15

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