Capitán EP Eloy Villacrez
Los muertos viven en la memoria de los vivos, miembros de la FA y Policía Nacional del Perú (Guardia Civil), asesinados por el APRA en Trujillo, 1932.
Teniente Coronel Julio P. Silva Càceda
Mayor Luis Pérez Salmón
Capitán Manuel Morzán, Alférez Art. Ricardo Ravelli
Capitán Arm Víctor Corantes, Capitán GC Eduardo Carbajal Loayza
Teniente GC Alberto Villanueva Alférez Miguel Picasso,
Sub Teniente Carlos Hernández Sub Teniente Carlos Valderrama,
Alférez Alfonso Molina, Cabo GC Lucas Tejada Gonzales
Sub Teniente Federico Mendoza,
Clases y soldados.
El 9 de julio del 2015, los hombres que vestimos el uniforme de la patria, recordamos el 83 aniversario de la masacre perpetrada por las hordas apristas, contra oficiales del Ejército y Policía, en Trujillo en el año 1932, habían sido tomados prisioneros y estaban recluidos en la cárcel pública, luego de los luctuosos sucesos que condujeron a la Toma del Cuartel de Artillería No.1 de Trujillo.
Luego de la toma del Cuartel Oº Donovan, por parte de los amotinados apristas el 7 de julio de 1932, hicieron conocer al gobierno que tenían en calidad de prisioneros a la oficialidad del Ejército y la Policía, amenazando que en caso de tomar medidas militares por parte del gobierno para capturar Trujillo, ejecutarían a los prisioneros.
El Gobierno decidió restablecer el orden, la amenaza de asesinar a los oficiales prisioneros, fue evaluada, como un acto imposible de ejecutar, al ir más allá de los límites de cualquier confrontación. No tomaron en cuenta que los apristas jamás tuvieron algo de decencia en sus actos. Su metodología y estructura de odio a los militares escapaba a cualquier racionalidad.
Cuando las tropas de aire, mar y tierra se desplazaron en forma inmediata para restablecer el orden, el Coronel Ruiz Bravo, jefe del Ejército encargado de la operación, pidió la rendición de la plaza para evitar un derramamiento de sangre. La respuesta torpe, cobarde y brutal de Agustín Haya de la Torre y Alfredo Tello, Jefes apristas del Alzamiento, en cumplimiento de las instrucciones de Víctor Raúl Haya de la Torre, procedieron a ejecutar a los prisioneros.
Es así que se constituyeron a la cárcel Víctor Silva, Raúl López Obando, Víctor Nureña, Artidoro Esquivel Diestra, Remigio Esquivel y otros. Emplazaron dos ametralladoras en la parte alta del patio y con la metodología Nazi obligaron a salir de sus celdas a todos los oficiales prisioneros, para abrir fuego sobre ellos, luego procedieron a vejar sus cuerpos en estado agonizante, en una orgía de sangre y muerte, inmediatamente después el comando aprista dejó Trujillo y fugaron hacia la sierra de Huamachuco, abandonando a su huestes. Metodología que aplican hasta la fecha cuando hay peligro,
Los antecedentes del odio de los apristas hacia los militares y policías viene de esa época, queda por tanto sin explicación como es que hay algunos uniformados que integraron los gobiernos apristas con Alan García, la única explicación puede ser por las canonjías que dan los cargos, allá esos con sus conciencias. Pero lo incomprensible es que aun se encuentra en el Panteón de los Héroes de la Guerra del Pacifico, por orden de Alan García, el traidor Miguel Iglesias, quien se auto nombro general y fue designado presidente por los chilenos que ocupaban el Perú en 1883, para que firmara el Tratado de Ancón, con la fractura territorial, que hasta hoy sigue pendiente de solución, esto es la vuelta al seno de la Patria de Tarapacá y Arica, tomando como razón la jurisprudencia internacional existente.
El mejor homenaje que podemos hacer al recordar esta herida, es prometer a la patria que los descendientes de esa banda delincuencial que es el APRA, jamás vuelva al poder, porque aparte de ser cobardes enajenaron nuestro futuro al ser serviles de las corporaciones transnacionales, tal como se conoce hoy 2015, con los actos delincuenciales de A. García y su banda.
Lima, 9 de julio del 2015
Compatriotas castrenses recordamos vuestra muerte, para que los guerreros de hoy, construyamos una nueva vida para nuestro pueblo.