Por Ubaldo Tejada Guerrero
Como nunca ahora en el Perú, la política debe ser una responsabilidad democrática y ciudadana, que tenga como eje central a nuestro Perú profundo, formado por cientos de miles, por millones de personas, de todas las sangres, que se encuentran construyendo el verdadero rostro nacional, muy lejos de programas redistributivos, que por si solos, a pesar de ser esenciales, no son suficientes para garantizar un crecimiento inclusivo.
Sabiamente el periodista Demetrio Tupac Yupanqui expresaba en una entrevista periodística: “Quiero que realmente haya independencia del mundo andino. Porque al mundo andino no ha llegado todavía la independencia”. Como respuesta el mundo andino ya se ha instalado en las grandes ciudades, empezando un proceso de construcción de democracia y ciudadanía, que se va a reflejar en el mediano plazo en un nuevo modelo de desarrollo nacional.
Cuando llegaron los españoles, el imperio incaico ocupaba mas de 3 millones de kilómetros cuadrados y lo habitaban, entre 11 y 12 millones de habitantes, sobre la base de tres pueblos: aymaras (sur del Cuzco), quechuas (norte del Cuzco) y yungas (zona del litoral). Terminado el Virreinato e iniciada la república centralista han transcurrido varios siglos de marginación a nuestras etnias serranas y selváticas, y hoy convertidos en pujantes emprendedores siguen batallando contra un Estado de espaldas al Perú real.
Nos estamos refiriendo a la pujanza migrante en el Perú y fuera de el, que ha dejado la política de las decenas de caudillos, la política de los centenares de cúpulas, propia de la política de sectas o de ghettos, sencillamente porque eso no es política, y esto es lo que tenemos hasta ahora de cara a las elecciones 2,016, por algo tenemos aproximadamente mas de 3 millones de peruanos en el extranjero, de los cuales 170,000 son profesionales: médicos, administradores, contadores, ingenieros y abogados, con destinos en EE.UU. (31.5%), España (16%), Argentina (14.6%), Italia (10.10%) y Chile (8.8%).
Éste grupo emprendedor forjador del “sueño andino” peruano, la de los pequeños y microempresarios familiares, que constituyen el 98% del total de las empresas del Perú, donde de cada 100 trabajadores, 75 laboran en ellas, generando el 45% del Producto Bruto Interno nacional. Recordemos que el Bobson College y el London Business School, señalan en el año 2,015 la tasa de emprendimiento del trabajador peruano es de 40.20%, la mas alta del planeta.
Carlos Franco expresa que en nuestro país “…se han creado las condiciones, para poner en cuestión, el principio mismo de representación por otros-para dar paso-a la autorepresentación política, es decir a la constitución de un discurso y una organización política”. Este es el mensaje ausente en los vigentes caudillos políticos republicanos hasta ahora.
La derecha peruana, no ha sabido ser clase dirigente, sino sólo clase dirigida que ha convertido al Perú en un neto exportador de materias primas y concesiones de nuestro territorio y patrimonio nacional muy cercano a la experiencia de los años 20, creadora de las desigualdades mas aberrantes, como lo que sucede por ejemplo, con las regiones de Apurímac y Cajamarca, que tienen la mayor participación en la cartera de proyectos mineros (Bambas y Conga), no obstante registran altos índices de pobreza de 38.9% y 49.8%.
El discurso mayoritariamente neoliberal de nuestros caudillos políticos, callan frente a la posición del sector farmacéutico internacional, que ha logrado introducir en el Perú, la idea de que la defensa de que la salud y de la propiedad intelectual y saberes nacionales, es contraria a la libertad de comercio, donde “todo” se vende y se privatiza, hasta el Estado.
Por algo el promedio de inversión en investigación y tecnología es menos del 0.01% del PBI, donde las pocas universidades que investigan, lo hacen desarticuladas de la realidad peruana. Mientras los migrantes emprendedores siguen con un Estado de espaldas a ellos, transformando las ideas en empresas rentables, mediante la capacidad de innovación, introduciendo nuevos productos y explorando nuevos mercados, por algo hoy el sueño andino es transformar al emporio de Gamarra en un gran Mall., donde piensan en mover mas de 2 mil millones de dólares al año y promocionar solidariamente a sus hermanos ambulantes e informales a crear nuevas empresas familiares.
El libro “¿Por qué fracasan los países?, del economista y premio nobel James Robinson nos dice “…si queremos instituciones y políticas económicas inclusivas, que creen los incentivos y oportunidades necesarias para generar crecimiento económico, es necesario contar con las instituciones políticas correctas: las instituciones políticas inclusivas” ¿El Perú las tiene para enfrentar a la inseguridad ciudadana, la corrupción y el narcotráfico?
Nuestra vetusta casta política neoliberal, debe realizar una reingeniería de su visión sobre el Perú, y dar se cuenta que su mensaje no encaja en la nueva realidad del informal, del pequeño agricultor, del ambulante, de la PYME, que necesita ambiente económico favorable, políticas públicas orientadas a la innovación, fortalecimiento de la educación emprendedora del capital humano migrante, alentar la sana competencia mejorando los derechos del capital intelectual; y no trabas a su desarrollo.
Al Perú Oficial le falta el alma: la identidad peruana, porque si existe identidad peruana, también existe una nación peruana, y si existe una nación peruana, entonces se puede construir la unificación política de nuestro Perú. Éste es el momento actual de edificación de una democracia real y una ciudadanía plena, que hoy desde la orilla contraria se enfrenta resistiendo y sobreviviendo desde la “informalidad” a un Estado oficial que considera que el Perú es un mercado, una zona de libre cambio, sin alma, sin conciencia, sin voluntad política y sin dimensión social de espaldas al Perú real, que se consume en corrupción, delincuencia y narcotráfico, confundiendo impunidad con inmunidad.
El 2,016 será un desenlace inesperado para las grandes encuestadoras y sus promocionados candidatos, que no aceptan que los escenarios en el Perú han cambiado radicalmente. Ello implica que los “partidos” políticos salgan de sus compartimientos estancos, para aprender que existe una gran movilidad social migrante permanente que está dibujando el nuevo Perú, y no en una república agotada, que la fuerzan a ser a imagen y semejanza del “sueño americano”, como decía Arthur Miller: “Los pueblos que adoptan una cultura importada acaban por ser sus esclavos, nunca pueden contribuir con nada, sino simplemente estar al corriente.”