Luis Alberto Salgado
Días antes de las Elecciones Ciudadanas del 4 de octubre, convocadas por el Frente Amplio, en entrevista con el periodista Juan Carlos Tafur, sostuve que en política hay sumas que restan y restas que suman. Desarrollé algo esta afirmación en ese momento y hoy, 16 de octubre, me ratifico plenamente en ella.
Me explico: el camino a la victoria del Frente Amplio, impulsado generosamente por Tierra y Libertad con su líder Marco Arana, y cuya candidata presidencial es ahora Verónika Mendoza - elegida como tal el 4 de octubre - se hace sumando adhesiones reales y significativas. No se hace agregando factores de intolerancia y sectarismo ideológico que han ahuyentado a los pueblos durante décadas y que explican por qué no llegaron a la conciencia de esos pueblos y, por ende, su fracaso político.
Esas son las sumas que restan.
Y restarían decisivamente hacia la derrota. La llamada DBA (derecha bruta y achorada) lo sabe muy bien, y por eso presiona por esa "unidad" presuntamente salvadora.
El triunfo en las elecciones de abril lo obtendremos llegando a la inteligencia y a los corazones de los pueblos del Perú, de las organizaciones sociales, de las comunidades de nuestra sierra y selva, de los gremios, sindicatos, asociaciones y federaciones de trabajadores manuales y empleados del sector privado y público, de los campos, de las ciudades y del mar, así como de los miles de peruanos y peruanas que se esfuerzan todos los días en empresas familiares, micro, pequeñas o medianas empresas; de estudiantes y artesanos, de profesores, enfermeras, médicos y técnicos del sector salud. Y de la familia militar y policial. Con todos ellos y, en suma, con cada hombre y mujer que experimenta los embates de la vida cotidiana debemos encontrar lo que nos une sólidamente como Frente Amplio.
A esos millones de peruanas y peruanos no les interesa discutir sobre izquierdas o derechas, y menos distraerse debatiendo sobre "unidad" de presuntos colectivos políticos a como dé lugar.
Esos millones de compatriotas, con natural y comprensible pragmatismo, están buscando, aún en medio de cierto escepticismo, algo realmente en qué creer y confiar, luego de experiencias nefastas de sujetos oportunistas y mendaces, que se hicieron y se hacen millonarios usando deshonestamente el poder político.
Cierta prensa y ciertos analistas insisten en "recomendar", "sugerir" o simplemente exigen que el Frente Amplio se una con otras presuntas izquierdas alejándolo de los propósitos superiores que dieron origen e inspiraron a dicho Frente. Ese es el camino hacia el fracaso.
La alternativa es que la inmensa mayoría de peruanos se sienta expresada e identificada con un frente que con amplitud y transparencia dé señales claras e inconfundibles de esperanza concreta que será un gobierno justo, moderno y verdaderamente democrático.
El Frente Amplio puede constituirse en esa gran alternativa de gobierno en el siglo XXI que necesitan los pueblos de este país nuestro, diverso y querido.