El departamento de Junín, centro nodal de conexión de cuatro regiones con altos niveles de pobreza como Huancavelica, Pasco, Huánuco y Ayacucho, demanda políticas perspicaces y estrategias atractivas de inversión para la diversificación productiva de los sectores agropecuario e industrial. Con un 21.90% de población pobre (Encuesta Nacional de Hogares ENAHO 2007-2012. INEI) y un 64% de niños y niñas menores de tres años en condiciones de anemia (datos de DIRESA Junín), Junín reúne un conjunto de indicadores que muestran la persistencia de la desigualdad, en gran medida fruto de la incapacidad de nuestros líderes políticos regionales para superarla.
La actual gestión del Gobierno Regional de Junín está hasta ahora pasmada, y carece de reacción o capacidad para tomar decisiones importantes para revertir la situación de la población empobrecida del departamento. El GORE actúa de manera improvisada, sin una agenda política interesante que proponga medidas para alertar el desarrollo de la región; es un gobierno débil para construir consensos sociales, fomentar el debate, la rendición de cuentas y superar las limitaciones que soporta desde hace años esta región. Se está desaprovechando una vez más la oportunidad de desatar las potencialidades estratégicas de convertirse en un gobierno dinamizador, que haga de Junín el eje económico del corredor central del país.
Los GORE tienen por finalidad fomentar el desarrollo regional integral sostenible, promoviendo la inversión pública y privada en sus respectivas circunscripciones territoriales. En el GORE Junín se han desarrollado mecanismos para conceptualizar un territorio «democrático, descentralizado y desconcentrado» basado en el entendimiento del líder de cada gestión, sin tomar en cuenta, un modelo o propuesta de desarrollo viable, realista y sostenible, que permita a la sociedad civil organizada la vigilancia de este proceso. Lejos promover políticas regionales que contagien de dinamismo a gobiernos regionales vecinos, las sucesivas gestiones han permitido diferentes arreglos o acuerdos bajo la mesa, encubiertos por un supuesto «desarrollo integral sostenible» que en verdad no existe.
Nuestro país ha vivido una década de expansión económica que para algunos gobiernos regionales significó una importante afluencia de recursos gracias al canon minero, pero lo avanzado deja mucho que desear. Los principales esfuerzos de los políticos locales han estado más orientados a la promoción de sus propios movimientos regionales y algunos (pocos) partidos políticos que a plasmar un ideal o una propuesta efectiva de desarrollo y prosperidad para todos. Solo han sido agresivos en su tarea de marketing electoral para llegar al poder y luego sumar a su accionar a distintos actores privados sin visión ni compromiso de desarrollo regional, interesados tan solo en lucrar y rentabilizar sus ganancias (contratistas, empresas privadas —principalmente de la minería— y proveedores de bienes y servicios), resolviendo así los acuerdos de campaña con quienes les brindaron apoyo para llegar a gobernar.
Es duro decirlo, pero no hay una dirección que evidencie un propósito estratégico para hacer el pregonado desarrollo sostenible ofrecido. Así, la inversión en diversos proyectos a nivel regional se ejecuta sin concierto ni complementación de lo social con lo económico y lo ambiental. Lejos de promover oportunidades de crecimiento y desarrollo de Junín, estamos ante un festín de obras que no llevan a ningún buen destino. Para muestra están las diferentes ordenanzas promulgadas durante este año 2015:
En normatividad: Durante diez meses de gestión las ordenanzas promulgadas solo han servido para acomodar procedimientos administrativos atendiendo a intereses burocráticos de la gestión, sin establecer instrumentos que faciliten la generación de proyectos destinados a dinamizar las economías locales o la formulación y ejecución de proyectos para disminuir brechas de desigualdad en términos sociales.
En gestión de proyectos de impacto regional: Durante este año fiscal 2015 simplemente se ha continuado con el programa de inversiones heredado de la gestión anterior (cumpliendo el mandato legal de dar continuidad a los proyectos pequeños) tal como se puede verificar en el portal del Ministerio de Economía y Finanzas (MEF). Sin embargo, varios de los proyectos grandes e importantes como el Hospital Regional Docente Clínico Quirúrgico Daniel Alcides Carrión se encuentran paralizados, como también el puente Los Comuneros a la espera de un segundo peritaje. En los casos en que se reiniciaron las construcciones (Instituto Regional de Enfermedades Neoplásicas-IREN y Colegio emblemático Santa Isabel) esto ha ocurrido por la movilización de la población y de varias autoridades locales. Es indispensable continuar con la ejecución de estas obras más allá de cualquier proceso de investigación. Constatamos con frustración que durante estos diez meses la gestión del gobierno regional se ha caracterizado por acciones irrelevantes como la creación de una policía regional intrascendente frente a los agudos problemas de Junín.
Por lo anterior, nos sumamos a las críticas de quienes plantean que el actual Gobierno Regional de Junín debería formular una autocrítica sobre su accionar. Comprender su papel y liderar procesos con visión macro regional, dando continuidad a las mega obras planificadas durante la gestión anterior y proponer renovados programas de desarrollo concertados con actores provinciales y distritales. No hay más tiempo que perder, exigimos eficiencia y eficacia para desarrollar un trabajo con metas concretas esperadas por la población: disminuir la desnutrición crónica infantil y la anemia, apostar por la diversificación productiva como medio para la generación de ingresos y garantía de la seguridad alimentaria regional, levantando un programa de emergencia que apunte a mitigar las posibles consecuencias del cambio climático y el Fenómeno El Niño. La decisión está en manos del GORE, la vigilancia ciudadana permitirá formular críticas, pero también apoyar el trabajo colectivo por la mejora de la calidad de vida en un ambiente democrático y responsable.
desco Opina - Regional / 6 de noviembre de 2015