keiko fujimori 70Contra la corrupción y el narcotráfico no caben ambigüedades…

Luis Alberto Salgado T.

El 14 de abril último, a poco de definirse quiénes pasarían a la segunda vuelta del 5 de junio que decidirá quién asumirá la conducción del gobierno por los próximos 5 años, escribí y declaré públicamente que, con las decisiones aberrantes y contra derecho  del JNE, se había producido un grave atentado contra nuestra incipiente y débil democracia, y que la respuesta de los pueblos debía darse en esta segunda elección definitiva del domingo, respaldando con ello la candidatura de Pedro Pablo Kuczynski. Hoy, conocidos otros graves hechos sobre Keiko Fujimori - aparte de recuerdo nítido del pasado nefasto del gobierno de los 90 - y su evidente vínculo muy estrecho con personas investigadas, durante varios años, por narcotráfico, me ratifico plenamente en mi posición de abril. Y sin duda alguna, y con fuerte convicción, reitero mi llamado e invocación a todos los ciudadanos, de todas las generaciones, para que este domingo emitan su voto por PPK, por la democracia y contra la corrupción, más allá de las diferencias ideológicas y políticas que pudiéramos tener sobre el manejo de la economía, y sobre la forma de superar los males atávicos que golpean al Perú. Pues existe un valor fundamental e inmarcesible que debemos común y decididamente defender.   

Agregué en abril que, por ese perverso sistema electoral y el altísimo número de votos blancos, nulos y viciados (más de 3 millones) y de quienes no acudieron a votar (cerca de 5 millones), como resultado y en protesta ciudadana por  la conducta de los miembros del órgano electoral, se había configurado un resultado dolosamente irregular, con una “mayoría parlamentaria” ilegítima e irreal del fujimorismo muy lejos de reflejar al país, luego que los miembros de ese JNE eliminaran indebida e insólitamente las candidaturas de César Acuña y Julio Guzmán, más allá de que uno simpatizara o no con esos candidatos presidenciales.

Ni ambigüedades ni cálculos políticos. Del civismo y la decencia fundamental: de ello depende la reconstrucción o el hundimiento de las naciones

Hoy, a menos de 48 horas de los comicios finales, ya no caben ambigüedades, ni cálculos políticos personales (realmente nunca caben en los verdaderos demócratas y en quienes de verdad luchan por la justicia social con libertad), que en las presentes circunstancias, devienen en absolutamente inaceptables y descalificadores. Ubiquen a los dirigentes de algunos partidos políticos antiguos, constaten su posición de medias-tintas y comprenderán la crisis profunda, que afecta a esos movimientos.   

Pues en circunstancias como las actuales es que se aprecian las fortalezas e integridad de los seres humanos, o sus flaquezas y sus miserias. Y con ello se puede explicar también la razón de las debacles de las instituciones que hacen a un país - en este caso el Perú -, así como del hundimiento ético y moral de esos partidos políticos que ya perdieron la brújula de la historia.

Hemos sostenido en otro momento que la circunstancia dramática que vivimos es el resultado de los fracasos acumulados de los regímenes de Alejandro Toledo, Alan García y Ollanta Humala. Presuntos regímenes “democráticos” que terminaron entre la profunda decepción social, la ineptitud e ineficacia para gobernar por estar “ocupados en otras cosas”, y en el marasmo putrefacto de casos de corrupción extendida que  fue la secuela de esa “ocupación en otras cosas”. Cada uno de esos gobernantes que, en su momento,  pretendió concitar la esperanza mayoritaria de los pueblos terminó defraudando esas expectativas y, con ello, desprestigiando y dándole un mal nombre a la democracia. Y con eso - sarcasmos de la vida - , favorecieron la propuesta  autoritaria y brutalmente demagógica del régimen que en los 90 desgració a nuestro país. Hoy sufrimos las consecuencias y la amenaza trágica de un Estado fallido, de un país inviable atravesado por el narcotráfico y la criminalidad organizada, y de una nación que comienza a perder conciencia de su identidad histórica. Es preciso que entremos en cuidados intensivos.

Con las figuras epónimas y heroicas de Grau, Bolognesi y Cáceres, y de quienes, como ellos, con sus vidas le dieron nombre y sentido a nuestra nacionalidad sin chauvinismos; con las personalidades egregias de Jorge Basadre, Víctor Raúl Haya de la Torre, Raúl Porras  y José Carlos Mariátegui, y de quienes, como ellos, sentaron las bases para comprender y querer a nuestro país, entendiéndonos y respetándonos entre nosotros, para construir una patria para todos, caminemos unidos los peruanos.

Por tal razón sostengo que aún estamos a tiempo. Que es preciso dar la lucha con dignidad, con coraje y con eficacia, pues se tiene autoridad moral para ello, que es requisito fundamental para organizar democráticamente, y en libertad, a los pueblos del Perú, y para interactuar con ellos escuchándonos mutuamente.  Por otro lado, quizás el instinto de auto-conservación de esos pueblos de la costa, la sierra y la selva, y de defensa básica de la vida y de la dignidad nacional nos lleve a impedir este domingo la debacle y a rescatar la posibilidad de un nuevo ciclo de historia superior del Perú.

Lima, 3 de junio del 2016

 

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