Herbert Mujica Rojas
Los grandazos y los chiquitos se hermanan en la sinverguencería de “liquidar” sus deudas vía la famosa prescripción. Sí ese es el fin que urden, tejen con finura delincuencial abogados a la carta a cambio de muy jugosas comisiones al porcentaje.
No ha mucho que Perú fue noticiado de cómo varios cientos de millones de soles no iban a ser pagados por Telefónica, la empresa ibérica que se hizo del regalo del gobierno de Fujimori cuando se remató la Compañía Peruana de Teléfonos y que ha cobrado esa “inversión” varias decenas de veces con precios abusivos, servicios deficientes, y abuso de la posición de dominio.
Pocos años atrás, en acto inexplicable el entonces presidente Humala en Madrid con el rey de España y los capitostes de Telefónica, ratificaba la extensión del contrato por decenios a Telefónica.
Recordemos que 5 de los integrantes del Tribunal Constitucional acordaban contra otros 3 que la deuda de Telefónica podía extinguirse por ¡precisamente! el manejo mañoso de la prescripción y como telón de fondo estudios abogadiles ejerciendo su arte esquilmador contra el fisco del Perú. Muy bien. Hay un candidato ultramontano, fanático, célibe, mandón porque tiene plata que registra una abultada deuda con Sunat. Las empresas de Rafael López Aliaga deben algo más de S/ 28 millones de soles al Estado peruano.
Estas obligaciones no han prescrito aunque el postulante lo insinuara sibilinamente en un programa político. La desfachatez no puede ser más insolente: debo pero si llego a la primera magistratura “a ver si me cobran”. ¿Quiere presidir Perú el señor López Aliaga? Entonces que limpie sus pasivos con el Estado peruano y pague las obligaciones y así todos en pie de igualdad.
Dícese que la política es el arte del perdonavidas y los que están alto muy alto, nunca honran sus deberes. Decía un desaparecido sinverguenza que las deudas viejas nunca se pagan y que las deudas nuevas hay que hacerlas viejas. Tal la sentencia cínica que cae como anillo al dedo al rechoncho amigote de Fujimori. En su millonaria campaña el señor López Aliaga ha confundido a no pocos.
Decenas de individuos que dicen ser apristas, le otorgan apoyo incondicional. Una revisión apenas somera revelaría que el aprismo alienta el credo librepensador, muy alejado de las cárceles mentales y fanáticas que exhibe públicamente López Aliaga con su posición reaccionaria y antihistórica. Pero idiotas hay luego de casi 40 años de nula escuela política y tras convertir al antaño clarín de esperanza contra los poderosos en un desvencijado y muy desacreditado cuerpo político pleno en tarados repetidores de lo que no entienden. La famosa derecha bruta y achorada no reclama para sí más pendones que su proclividad al juego sucio, el mismo que ha practicado desde que Perú se convirtiera nominalmente en república, en 1821.
Anticholos, tiranos, explotadores, siempre en el lado equivocado de la historia, estos malos elementos empujan golpes, asonadas, el embrutecimiento colectivo y la estulticia como manera de hacer política caníbal. El señor López Aliaga no tiene excusa legal y menos moral, para no pagarle al Estado los más de S/ 28 millones que deben sus empresas bien apadrinadas desde el comienzo y que le han producido una fortuna de la que se jacta con desverguenza. No debiera pasar ¡un solo día más! debiendo al Perú. Y si tiene alguna pizca de honestidad ¡que cumpla con su obligación y que su deuda sea CERO!