Herbert Mujica Rojas
Hay vientos de fronda a lo largo y ancho del país. El consenso dicta que para que exista “gobernabilidad” es imprescindible que las mafias pacten, acuerden, solidifiquen un listado único.
A no dudarlo, el primer tema será “preservar la gobernanza”. O sea que los mandones e insolentes ricachones y sus cortes y taifas de siervos sigan en el gobierno, en los ministerios, inundando la cosa pública de coimeros profesionales, con diplomas summa cumme laude porque es muy útil la “meritocracia”.
Las mafias en Perú son de todo signo: desde el anacrónico chacal conservador que preserva moldes demasiado viejos, hasta el agitador que en la algarada ondea banderas y corea lemas para que otros, los escogidos jerarcas de siempre, lleguen a la curul de parlamentario, ministro, alcalde, gobernador.
No pocos, por no decir todos, maman de la ubre del Estado y también de las instituciones bancarias, organizaciones de nuevos gángsteres, bufetes de picapleitos con apellido, casa de playa y de campo y dos o tres autos y hay conflicto de intereses pero todos navegan a nivel dinerario muy alto.
La sentencia de Manuel González Prada: ¡Rompamos el pacto infame y tácito de hablar a media voz!, les aterra, porque hacen todo lo contrario, aprovechan los feriados, los fines de semana, la oscuridad de los atardeceres y complicidad de las noches. ¿Discuten sobre temas nacionales?
¡Bah! Charlan, acuerdan, pergeñan cómo mantener la “gobernabilidad” porque el ejercicio que pretenden ejercer es de una “gobernanza” ejemplar, esa que se dicta como cursos en algunos institutos, ONGs y usinas para fabricar sanguijuelas del Estado.
El pueblo, esa inmensa multitud de contribuyentes, de desempleados con chamba eventual y escasa, los que sufren el embate de una historia republicana injusta, desigual, racista, odiosa, mentirosa, aquellos, sólo votan. Y lo hacen por los menos malos.
He allí la explicación del silencio sospechoso que guardan tirios y troyanos en torno a rebaja de contribuciones tributarias para las empresas, respecto de plataformas geopolíticas concedidas con claudicación infame y desverguenza como en Chancay.
Para las mafias unidas el refrán: “si del mundo quieres gozar: ver, oír y callar”, constituye su emblema e himno militante. Saben de qué pata cojean quienes proceden con dolo en todas las instituciones públicas, pero es hora de pactar.
Un lugar común, es decir que los partidos políticos no existen. Sólo representan intereses coaligados y buscadores del lucro a como dé lugar. Desde el asiento del legiferante a quien no importa el sueldo sino el tráfico de influencias, hasta las leyes con nombre y apellido.
Figuras que parecían dueñas de un talante limpio se muestran puntillosos a la hora de establecer las cuotas. Ciertamente el pueblo es lo que menos interesa. Solo para las tribunas y el discurso electorero.
¿Cómo se entiende que genuinos delincuentes a quienes Perú conoce desde hace largos años por su pésima actuación pública, hoy pretendan erigirse en defensores de causas supuestamente justicieras?
En las redes sociales se leen muchas expresiones entusiastas lo que no significa que sean exactas, verdaderas o analíticas. Por el contrario, proclaman exageraciones, faltas de tino y un voluntarismo que pretende suplantar la realidad de las cosas.
Y la pobreza de las exégesis dejan mucho que desear. Pareciera frecuentemente, que sus emisores no han cambiado su forma de pensar que cuando estaban en la algarada universitaria.
¿Notó usted, amable lector, que alguna agrupación emita pensamiento orgánico en torno al Perú: Costa, Sierra, Selva, Mar de Grau, Cielos de Quiñones, nuestra proyección desde el Atlántico y estudio y ciencia en la Antártida?
La revolución en el Perú consiste en salud, alimentación, trabajo y todos al unísono confeccionando un plan para los próximos 50 años, con disciplina férrea y acción determinante.
Luego de 2 bombas atómicas, Nagasaki e Hiroshima, Japón quedó destruido, esos artefactos letales ya no eran necesarios pero el guerrerismo insensato las arrojó y provocó decenas de miles de muertos. Pero no obstante toda esa hecatombe, Japón se levantó, desde el pueblo y con devoción invencible.
Hemos tenido al terrorismo indeseable del extremismo y también respuestas violentas desde el Estado. Luego padecimos el entreguismo traidor de Kenya Fujimori, época en que se incubaron vendepatrias hoy vigentes. Y otros gobierno fueron también traidores.
Reflexione: ¡cuántos de sus amigos, vocingleros, hoy han enmudecido sin explicación razonable! ¡Mafias unidas, jamás serán vencidas!
05.01.2024
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