Herbert Mujica Rojas
El gran billete negro, paralelo, no contabilizado, por miles de millones de dólares y que alivia las operaciones de muchas grandes empresas, tiene consecuencias funestas y muy violentas. Las lamentables ocurrencias recientes en el Ecuador no son ajenas.
La miseria modosita de las ciencias sociales peruanas emite arquitecturas teóricas, edulcoradas, plenas en señalamientos puntuales, pero evita sindicar al narcotráfico y a sus miles de entroncamientos en el poder, desde gobiernos a municipios, como partes vitales del imperio actual de una ametralladora que dispara fuerte urbi et orbi.
Las drogas, entre otras actividades ilícitas, siempre han proporcionado liquidez al sistema que no puede conseguirlo de manera legal ni contable. Y esto tiene antecedentes históricos desde la guerra del opio en el siglo XIX, pasando por la prohibición en EE. UU., años 20, y a la guerra contra las drogas declarada por Richard Nixon en 1971.
Otra causa de la guerra que ha comenzado en Ecuador radica en que la cocaína también se está cultivando en Guatemala y México. Y habría ya instalados laboratorios en Europa. El precio del opio está cayendo frente al auge de las drogas como el fentanilo altamente tóxico.
La droga es la mercancía ideal, casi genera su propia demanda y ha permitido que el dólar circule con velocidad pasmosa, el mayor mercado demandante está en Estados Unidos y la bonanza del negocio en la frontera mexicana, no tiene ninguna contención.
¿Quién ha investigado cuánto dinero se lava en el sistema financiero internacional y cómo estas actividades proporcionan liquidez al capitalismo y tuvieron un papel imprescindible en la salvación del crack del 2008?
El narcotráfico y su trámite corruptor han capturado cúpulas enteras de gobernaciones, municipalidades, comandos conjuntos, capitanías policiales, guardas fronterizas, gerencia de bancos al más alto nivel, líderes de clubes electorales, dirigentes de equipos de fútbol, etc. ¿Dónde no está el sucio negocio?
En Perú hay cientos de edificios a medio hacer, semiabandonados pero que muestran material noble. Por otro lado hay casinos, locales de juego, casi vacíos, pero que otorgan la tapadera perfecta para el lavado de activos. Sus sistemas de “prevención” ante cualquier acción de la justicia, sorprendería hasta a los más avisados.
No pocos ceden ante el exhibicionismo y muestran con descaro signos exteriores de riqueza: autos de lujo, casas inmensas, alojamientos playeros y campestres, billete copioso en los bolsillos. ¡Y no tienen cómo demostrar que sus ingresos permiten ese tren de vida!
En Ecuador estalló una guerra de mafias que tiene contornos multilaterales. Los hampones insurrectos, según informaciones no refutadas, manejaban armamento de origen peruano. ¿Podría descartarse el comercio de los artefactos de fuego?
Baste con recordar las embestidas ilegales ¡precisamente! de armas que hacían Alberto Kenya Fujimori y Vladimiro Montesinos. ¿Es que alguien puede negar esos sucios precedentes?
Los sistemas de corrupción también se reciclan integralmente. A inicios de los 90 Pablo Escobar cayó y con él parte de las poderosas organizaciones del narcotráfico. Desde México tomaron la posta con mucha más crueldad e instinto asesino. ¿Qué es hoy el Estado azteca?
El neoliberalismo peruano es pura cocaína, por eso tenemos el dólar más barato y estable. Ecuador dolarizó su economía con Mahuad y ese país exporta menos que Perú. Cura que no tiene cerería, de dónde pecata mía, si no es de la sacristía, recordaba Ricardo Palma en una de sus pícaras tradiciones.
Los científicos sociales son tan modositos para sus análisis y construcciones de exégesis dentro del sistema, nunca hacen las preguntas que se deben hacer y las reyertas, balaceras, asaltos, crímenes, quedan tan solo como asuntos policiales.
El dinero del narcotráfico es como la sangre vital en el organismo humano. Sin aquél se desploman gobiernos, el sistema del dólar prima como moneda de cambio y solo en ese billete se compra y vende la droga.
Mera casualidad, mientras en Ecuador hay una guerra por el tráfico de cocaína y el oro ilegal, ayer “hackearon” al gobierno de EE. UU., para cometer fraude haciendo creer que la potencia norteña, había aprobado las criptomonedas.
Luego se aclaró que ese comunicado del gobierno era falso, lo que causó grandes pérdidas en el mercado. El problema de fondo es monetario, impulsar el dólar digital y su sustento estaría en el oro ilegal que adquiere el oficialismo banquero norteamericano.
Mientras que la mudez cómplice presida la mediocridad política, cultural, oficial del Perú, vamos, sin freno ni pausa, hacia lo que se llama pesarosamente ¡un narcoestado! Así de simple.
12.01.2024
Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.
Señal de Alerta