Colombia o un ejemplo de los peligros del voto voluntario
Por Juan Sheput
Las encuestas ajustan sus muestras a lo que son las reglas de juego electorales. Así es que en Colombia, la muestra se ajusta al llamado voto voluntario. Siendo así, con un tercio de la población como promedio duro de los que votan porque desean votar, la popularidad e intención de Uribe se eleva a niveles siderales. Ese tercio es el que decide. Ese tercio impone. Ese tercio domina a la opinión pública a través de los medios de comunicación. Siendo así todos los actos corruptos, incorrectos o desastres (como los llama El País en el artículo Colombia no se mira en el espejo) del gobierno de Alvaro Uribe, pasan, digamos, desapercibidos.
Veamos cuáles son esas situaciones vergonzosas:
1. Corrupción generalizada.
2. Medios de comunicación alineados en su gran mayoría con el gobierno, por presión de los intereses económicos.
3. Más de cincuenta diputados uribistas procesados o en la cárcel, la mayoría por conexiones con los paramilitares.
4. Espionaje telefónico del DAS (Departamento Administrativo de Seguridad) sobre todo el que se mueva, es decir desde el Estado.
5. Compra de votos a la vista del público para cambiar la Constitución
6. Adjudicación de notarías a cambio de apoyo parlamentario.
7. Legitimación del transfuguismo masivo, como ocurrió en la aprobación de la ley del referéndum que permite la tercera elección de Uribe.
8. Dos mil y pico falsos positivos ―eufemismo por asesinato ― de otros tantos campesinos perpetrados por el Ejército para hacerlos pasar por guerrilleros, sobre los que Uribe no reconoce responsabilidad ni conocimiento.
9. Las bases de EE. UU. en Colombia, con un estatuto sobre Colombia de nación protegida.Y ante todo esto, como dice la prensa, nadie protesta.
¿Por qué?
Sí hay críticas y protestas, sobre todo de la academia y del mundo intelectual. Pero estas voces son acalladas por la inmensa mayoría de columnistas, personajes, políticos, hombres y mujeres de la farándula, sacerdotes, pastores, que opinan a favor de la tercera elección de Uribe.
Y todo esto se puede consolidar gracias a la magia de la opinión pública que se manifiesta en aquellos que desean votar. Y ese contingente constituye el núcleo del llamado voto voluntario. El campesino del sur del país o del eje cafetero no irá a votar o por temor a las guerrillas o a los patrones que utilizan a los paramilitares. El cómodo burgués de Medellín o el clasemediero de Bogotá sí irá a las urnas y ellos son uribistas, seducidos básicamente por el retorno de la seguridad.
En nuestro país, Perú, puede pasar lo mismo. No con una reelección del presidente García, sino votando por aquél que parezca una continuidad de un "sistema" que ya sabemos que está podrido en su intimidad. Y con voto voluntario, con núcleos ejecutores y repartiendo dinero a todos pues ya sabemos en que dirección puede ir el voto.
Una de las fortalezas de Colombia, que le permitió sobreponerse a la guerrilla, al narcotráfico, a los paramilitares fue su alto nivel de institucionalidad. Esa fortaleza la está destruyendo el presidente Uribe.
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