La abominable conciencia acrítica
por Herbert Mujica Rojas
El fatalismo de la vida peruana se acentúa desde los medios de comunicación cuando se “borreguiza” el mensaje y se da por hecho lo que son abominables y aberrantes prácticas que una conciencia acrítica, profundamente enraizada en el espíritu nacional, no cuestiona, toma como parte de su medio ambiente y asimila con la consabida sentencia infeliz: “así son las cosas”. Se lee que un pobre diablo gana el equivalente de US$ 5 mil en el actual gobierno y emerge automáticamente la pseudo justificación: ¿debería cobrar menos? No se dice que es el mal utilizado dinero del pueblo.
por Herbert Mujica Rojas
El fatalismo de la vida peruana se acentúa desde los medios de comunicación cuando se “borreguiza” el mensaje y se da por hecho lo que son abominables y aberrantes prácticas que una conciencia acrítica, profundamente enraizada en el espíritu nacional, no cuestiona, toma como parte de su medio ambiente y asimila con la consabida sentencia infeliz: “así son las cosas”. Se lee que un pobre diablo gana el equivalente de US$ 5 mil en el actual gobierno y emerge automáticamente la pseudo justificación: ¿debería cobrar menos? No se dice que es el mal utilizado dinero del pueblo.
Se anuncia con bombos y platillos que el próximo Establo parlamentario será peor que el actual pero no se inquiere por las tropas de asesores, las bandadas de secretarias y brigadas de conserjes que cobran por hacer muy poco o porque integran la cohorte de mantenidos por la ubre estatal y que hacen “estudios de imagen, propuestas”, etc. como si lo podrido pudiera oler bien alguna vez. De repente, como decía Manuel González Prada, lo más sensato que pudiera hacer el Establo ¡es el análisis, inmediato, categórico y definitivo de su propia cerrazón y clausura por los tiempos de los tiempos!
Las universidades, sobre todo las particulares, preparan profesionales-soldados de la empresa privada. No hay grandes gerentes con visión nacional o nacionalista, privilegiadores de la industria peruana, sus proyecciones, su valor agregado o el desarrollo en los próximos 100 años de acuerdo a un gigantesco proyecto-país que tenga en ellos a los vectores fundamentales de esa construcción. ¿Para qué queremos “brillantes” turiferarios de las firmas transnacionales? ¿No será que el diseño de la universidad-materia prima para los dólares foráneos colisiona directamente con el ágora creadora de líderes forjadores de una nación?
No muchos lustros atrás, a una cáfila de descastados, se le ocurrió que la historia de la guerra con Chile debía ser reescrita. ¡Claro, el propósito es suavizar, matizar, difuminar, el paso de la pezuña bestial del invasor, con su larga e interminable lista de tropelías y abusos con un país vencido, para edulcorar y justificar la invasión actual globalizante que privilegia asimetrías culturales, raciales y ¡sobre todo! económicas. Con una mentalidad acrítica, de colonos mentales, el futuro está aherrojado a los sirvientes de cualquier país que tenga un relativo mayor desarrollo. Y aquí no hay jingoísmos o xenofobias, simple y llanamente, la constatación de una cobardía que siempre pretende oropeles intelectuales y coberturas mediáticas, muy fáciles, por cierto.
En Perú hay que aprender a pensar. No sólo eso. A pensar con criterio ferozmente crítico. Si la nación está en flecos y con unas desigualdades protervas es porque el diseño de su desarrollo está mal y sólo protege a minorías insolentes que no entienden que un país desarmado de cultura, de armas disuasivas, carente de una política externa agresiva e inteligente, no es una garantía de paz. Un país desarmado, es una presa apetecible.
La ONG Transparencia acaba de anunciar que está promoviendo que las fiestas patrias declinen “su militarismo” y, en cambio, que asienten una cultura de paz. ¿Equivale eso a idiotizar en el olvido punible de la historia, cuanto ocurrió, cómo fue y de qué modo Perú debió entrar en liza y pelear por su independencia y que hoy debe hacer lo mismo pero con las armas modernas de la tecnología, una educación integral y un civismo crítico acrisolado? Quien o quienes pretendan, so pretexto de “pacifismos” que más parecen complicidades, la gran amnesia nacional ¡tienen que explicar qué se traen entre manos y por causa de qué están en estos despropósitos!
La conciencia crítica está al alcance de todos. Basta con ver diarios, oír noticieros radiales o televisivos. Cuanto allí se dice contiene un estilo apocalíptico y de caballazo. ¿No fue así la ratificación del TLC con Gringolandia la semana pasada a cargo de un Establo claudicante? ¿En cuatro horas “analizaron” miles de páginas? Muchos no hablan siquiera castellano entendible, menos inglés, lenguaje en que fue escrito el tratado de marras. Simplemente, ejerza su derecho a criticar críticamente. ¡Y no dé por hecho las verdades públicas, piense, pregunte, levante el espíritu peruano! ¡Piense y critique, así se hace patria!
¡Atentos a la historia; las tribunas aplauden lo que suena bien!
¡Ataquemos al poder; el gobierno lo tiene cualquiera!
¡Rompamos el pacto infame y tácito de hablar a media voz!
Lea www.voltairenet.org/es
hcmujica.blogspot.com
Las universidades, sobre todo las particulares, preparan profesionales-soldados de la empresa privada. No hay grandes gerentes con visión nacional o nacionalista, privilegiadores de la industria peruana, sus proyecciones, su valor agregado o el desarrollo en los próximos 100 años de acuerdo a un gigantesco proyecto-país que tenga en ellos a los vectores fundamentales de esa construcción. ¿Para qué queremos “brillantes” turiferarios de las firmas transnacionales? ¿No será que el diseño de la universidad-materia prima para los dólares foráneos colisiona directamente con el ágora creadora de líderes forjadores de una nación?
No muchos lustros atrás, a una cáfila de descastados, se le ocurrió que la historia de la guerra con Chile debía ser reescrita. ¡Claro, el propósito es suavizar, matizar, difuminar, el paso de la pezuña bestial del invasor, con su larga e interminable lista de tropelías y abusos con un país vencido, para edulcorar y justificar la invasión actual globalizante que privilegia asimetrías culturales, raciales y ¡sobre todo! económicas. Con una mentalidad acrítica, de colonos mentales, el futuro está aherrojado a los sirvientes de cualquier país que tenga un relativo mayor desarrollo. Y aquí no hay jingoísmos o xenofobias, simple y llanamente, la constatación de una cobardía que siempre pretende oropeles intelectuales y coberturas mediáticas, muy fáciles, por cierto.
En Perú hay que aprender a pensar. No sólo eso. A pensar con criterio ferozmente crítico. Si la nación está en flecos y con unas desigualdades protervas es porque el diseño de su desarrollo está mal y sólo protege a minorías insolentes que no entienden que un país desarmado de cultura, de armas disuasivas, carente de una política externa agresiva e inteligente, no es una garantía de paz. Un país desarmado, es una presa apetecible.
La ONG Transparencia acaba de anunciar que está promoviendo que las fiestas patrias declinen “su militarismo” y, en cambio, que asienten una cultura de paz. ¿Equivale eso a idiotizar en el olvido punible de la historia, cuanto ocurrió, cómo fue y de qué modo Perú debió entrar en liza y pelear por su independencia y que hoy debe hacer lo mismo pero con las armas modernas de la tecnología, una educación integral y un civismo crítico acrisolado? Quien o quienes pretendan, so pretexto de “pacifismos” que más parecen complicidades, la gran amnesia nacional ¡tienen que explicar qué se traen entre manos y por causa de qué están en estos despropósitos!
La conciencia crítica está al alcance de todos. Basta con ver diarios, oír noticieros radiales o televisivos. Cuanto allí se dice contiene un estilo apocalíptico y de caballazo. ¿No fue así la ratificación del TLC con Gringolandia la semana pasada a cargo de un Establo claudicante? ¿En cuatro horas “analizaron” miles de páginas? Muchos no hablan siquiera castellano entendible, menos inglés, lenguaje en que fue escrito el tratado de marras. Simplemente, ejerza su derecho a criticar críticamente. ¡Y no dé por hecho las verdades públicas, piense, pregunte, levante el espíritu peruano! ¡Piense y critique, así se hace patria!
¡Atentos a la historia; las tribunas aplauden lo que suena bien!
¡Ataquemos al poder; el gobierno lo tiene cualquiera!
¡Rompamos el pacto infame y tácito de hablar a media voz!
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