Congreso: de elegantísimo ridículo
por Herbert Mujica Rojas
En muy pocas horas, el conjunto de tagarotes, damas y caballeros que no suelen hacer demasiados esfuerzos para parecer más ridículos e intrascendentes cuando dan discursos en el Estable y lo propio en su condición natural de adornos políticos cobradores los quinces y treintas, brillarán como nunca por una de las más tremebundas claudicaciones en que haya incurrido el Congreso: ¡se dejó escamotear por el Ejecutivo el Tratado de Libre Comercio y quirúrgicamente quedó al margen de cualquier participación en este subprepticio acuerdo comercial, tributario e internacional con Chile. Hasta hoy fue muy simplón cómo han ocultado los del Congreso su inverosímil cobardía y hasta natural renuncia expresa y traidora al país. Cuando un país no debe temer a las inexistentes fuerzas invasoras porque las naturales que posee son ineptas hasta de pronunciar la palabra Dignidad, es poco o nada lo que puede aguardarse de semejante “reserva”. De hoy en adelante habrá de recordarse este Congreso como el que no se atrevió a reafirmar ni siquiera su existencia. Que los oficialistas nos digan arrebañados lo que no pueden decir en singular es cabalísima imagen de qué se sienten dueños los precarísimos inquilinos de la Plaza Bolívar.