Solo 57 segundos para la Defensa Nacional
Por Alfredo Palacios Dongo, Expreso, 02.08.08
Por Alfredo Palacios Dongo, Expreso, 02.08.08
Cuando el deporte no es sano
Por Iván González Alonso (*)
Los valores de audacia, paciencia, respeto, humildad, sacrificio y superación que siempre ha encarnado la actividad deportiva se ven en vísperas de los Juegos Olímpicos de Pekín más pervertidos que nunca. Desde la antigüedad, todos los pueblos y civilizaciones han rendido un culto especial a la actividad física del hombre y al deporte, que no es sino la forma competitiva de aquella. De las carreras de velocidad, las confrontaciones no cruentas con armas o el lanzamiento de objetos, cuya única recompensa para el vencedor era un ramo de olivo hemos pasado a observar con estupor y cierta vergüenza los millones de dólares que gana un deportista sólo en concepto de derechos de imagen. El deporte se ha convertido en un fenómeno global, visto por toda la humanidad, y que mueve enormes cantidades de dinero. Hoy, la riqueza, la imagen pública, la fama y el afán obsesivo por el triunfo, han convertido al deporte de élite y a muchos de quienes lo practican y dirigen en un ejemplo poco saludable para los jóvenes.
La estupidez es "gratuita"
por Luis Alberto Pacheco; Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.
Entre 1920 y 1956, Ludwig Wittgenstein, simpatizante del Wienner Kreis de Austria, fue desarrollando una nueva forma de hacer filosofía a través del análisis del lenguaje. Esta labor está plasmada, sobre todo, en sus dos más importantes textos: "Tractatus lógico-philosophicus" e "Investigaciones Filosóficas". A este esfuerzo se le conoce con el nombre de Filosofía Analítica.
Idiotas modernos, facilismos retrógrados
por Herbert Mujica Rojas
Siempre me he preguntado ¿cuáles las virtudes de esos personajes que premunidos de una pantalla gigante y una computadora pequeña, balbucean mecánicamente cuanto se ve reflejado en el plano? No pocas veces los relatores son tartamudos, tienen pésima dicción y del castellano no entienden gran cosa. Sólo pretenden leer cuanto refleja el haz de luz en la superficie blanca. Estos idiotas modernos usan facilismos retrógrados que envilecen el lenguaje a cacofonías gestuales de las cuales les es imposible apartarse. Si acaso un corte de luz o interrupción subitánea de su "presentación", entonces, acaece la desgracia y el fracaso. Incapaces de improvisar, su disco duro no admite semejante alternativa, hemos llegado al nivel en que apenas superamos a los loros y la escala zoológica no nos favorece si nos comparamos con estos pajarracos.
¿Cuántos escucharon el discurso de Alan "Pinocho" García?
Por Arturo Muñoz
El pequeño dictador
· ¿Un análisis del discurso del felón García? ¿Para qué? ¿A cuántos peruanos les interesa? Después del 28 sigue el 29 y en las calles nadie habla del discurso del "presidente de Chile"…Nadie del común de la gente lo escuchó. Preguntados sobre los temas responden que estaban con su familia o haciendo cosas en casa o trabajando, porque en el Perú los peruanos también trabajan los días feriados porque no viven en el mundo de fantasía de la ministra Mercedes Araoz que piensa que por tener un celular ya salieron de la miseria o desear que en este feriado largo viajen, diviértanse. Esas personillas conducen la política del Perú.
Mientras la ciudad duerme
Por José Carlos García Fajardo (*)
Se despliegan por calles paralelas a las grandes avenidas en grupos de tres personas con un termo de café o chocolate caliente y bocadillos. Se agachan en esquinas y en rincones inverosímiles para charlar un rato. Los voluntarios sociales acuden como la sangre a la herida y saben en dónde encontrarlos, bajo cartones o sobre una vieja manta y tiritando de frío.
La angurria no es genética
por Herbert Mujica Rojas
"Lo importante es que se tome conciencia, de una vez por todas, en el Perú, que no se es usurpador por propensión genética sino por default o renunciamiento del vecino o vecinos. Se apropia de algo quien toma conciencia que puede hacerlo por dejadez o negligencia del poseedor originario", apunta un brillante escritor y diplomático comentando cómo se pasa la vida en la nación y se abren las puertas de par en par a todos los invasores que ahora se dan el lujo de tener ministros, embajadores, parlamentarios y mercenarios a su servicio indirecto o directo, por estupidez y falta de amor a la patria.