Sin brújula ni camino
Federico Mayor Zaragoza
¡Vaya año que llevamos! Para empezar, el colosal terremoto y tsunami de Fukushima... y la "primavera árabe" en Túnez y Egipto... y luego en Libia, armada hasta los dientes por los mismos que decidieron atacarla en una operación precipitada en lugar de confiar, al tiempo que se restablecía su autoridad, a unas Naciones Unidas unidas como interlocutor único representando a todo el mundo y no sólo a los G8 o G20, una salida adecuada; y luego Yemen y Siria, completamente a su aire, fuera del alcance de los grupos plutocráticos que siguen empeñados en cumplir cometidos que no les corresponden; y los volcanes en Islandia, Hawaii, y el Cono Sur de América Latina. Los incendios de Arizona, que demuestran que los Estados Unidos siguen teniendo muchos aparatos para la guerra pero no para hacer frente a las catástrofes; tifones de una fuerza devastadora inusitada; e insólitas explosiones solares; y más y más muertos de este escándalo permanente que representa el narcotráfico, especialmente en América Latina, sin que el “gran hermano” del Norte se avenga, fracasada la acción militar, a la despenalización y abaratamiento radical del consumo, una vez demostrado que el precio no tiene ya efecto disuasorio alguno; el Escherichia coli del “pepino” que no era del pepino y pone en evidencia la falta de rigor y de coordinación en situaciones de alerta sanitaria de la Comunidad Europea; los “efectos colaterales” de aviones sin piloto manejados a distancia que producen más quebrantos de los que resuelven; el dominio militar, financiero, energético y mediático se encarga de ocultar la gran responsabilidad de las generaciones presentes en su legado de habitabilidad de la Tierra a las futuras, mientras que el norte europeo sufre ahora las mayores sequías de muchas décadas cuando en el Sur llueve abundantemente.