Los mamuts tenían anticongelante en la sangre
Científicos canadienses revelan que los mamuts tenían anticongelante en su sangre, lo cual les permitió sobrevivir en el Ártico y ser los amos de su hábitat.
El estudio, realizado en la Universidad de Manitoba, Winnipeg, Canadá, y publicado en la revista Nature Genetics, explica que extrajeron ADN de los restos de un mamut muerto hace 43 mil años en Siberia y descubrieron que la hemoglobina de su sangre tenía tres mutaciones genéticas que les permitía distribuir el oxígeno de manera eficiente en temperaturas frías a las partes que el cuerpo necesitaba. La hemoglobina es una célula de la sangre que transporta oxígeno por todo el cuerpo, pero en la mayor parte de los animales conforme la temperatura se enfría se va bloqueando su actividad.
Los mamuts que evolucionaron en África ecuatorial desde hace 6,7 a 7,6 millones de años, al mismo tiempo que los elefantes modernos, no habría tenido necesidad de enfrentar el frío, pero cuando se desplazó de África y colonizó el Ártico, hace 1,2 a 2 millones de años, necesitó adaptarse a los cambios de la temperatura que caía abruptamente.
Por eso desarrollaron orejas y colas más pequeñas, así como piel más gruesa y con lana larga. También habrían experimentado mutaciones genéticas que les permitieron tener tres tipos diferentes de aminoácidos que no producían sus primos tropicales.
En el estudio, conducido por el doctor Kevin Campbell, de la Universidad de Manitoba, indican que los cambios evolutivos en el mamut son similares a los observados en otros mamíferos árticos, como los bueyes azmicleros y los renos.
Con este trabajo es la primera vez que los científicos reconstruyen una característica evolutiva importante a partir del ADN de una especie extinta.
Los mamuts que evolucionaron en África ecuatorial desde hace 6,7 a 7,6 millones de años, al mismo tiempo que los elefantes modernos, no habría tenido necesidad de enfrentar el frío, pero cuando se desplazó de África y colonizó el Ártico, hace 1,2 a 2 millones de años, necesitó adaptarse a los cambios de la temperatura que caía abruptamente.
Por eso desarrollaron orejas y colas más pequeñas, así como piel más gruesa y con lana larga. También habrían experimentado mutaciones genéticas que les permitieron tener tres tipos diferentes de aminoácidos que no producían sus primos tropicales.
En el estudio, conducido por el doctor Kevin Campbell, de la Universidad de Manitoba, indican que los cambios evolutivos en el mamut son similares a los observados en otros mamíferos árticos, como los bueyes azmicleros y los renos.
Con este trabajo es la primera vez que los científicos reconstruyen una característica evolutiva importante a partir del ADN de una especie extinta.