Telescopio Herschel detecta estrella gigante en formación

La burbuja interestelar RCW 120, a 4300 años luz. La estrella embrionaria está indicada por la flecha. Foto: ESA/PACS/SPIRE/HOBYS
Fueron presentados los primeros resultados científicos obtenidos con el telescopio Herschel en el Centro Europeo de Investigación y Tecnología Espacial (ESTEC) de la ESA, con información tan importante que desafía a las teorías actuales sobre la formación de las estrellas.


En la nube de formación de estrellas RCW 120 se observa una estrella embrionaria que podría llegar a ser una de las estrellas más grandes y más brillantes de nuestra Galaxia en los próximos cientos de miles de años. Por ahora su masa es entre ocho a diez veces la del Sol, y está rodeada de una nube de gas y polvo de una dimensión equivalente a 2000 masas solares, de la que podrá seguir alimentándose durante los próximos miles de años.

Los expertos explicaron que la estrella seguirá creciendo. Las estrellas gigantes son poco frecuentes y su vida es relativamente corta. Observar una de ellas durante su proceso de formación es una oportunidad única para intentar resolver una de las grandes paradojas de la astronomía.

Según las teorías actuales, no es posible la formación de estrellas con una masa superior a ocho veces la de nuestro Sol, porque la intensa luz emitida por las estrellas de este tamaño debería dispersar las nubes que las rodean antes de ser capaces de acumular más masa. Pero la realidad demuestra que estas estrellas existen, algunas de ellas tienen una masa 150 veces superior a la del Sol.

Herschel, que fue lanzado el 14 de mayo de 2009 junto con el satélite Planck, es un gran telescopio espacial en la banda del infrarrojo lejano diseñado para estudiar algunos de los objetos más fríos del espacio, en una región del espectro electromagnético prácticamente inexplorada. Tiene 7, 5 metros de altura y cuatro metros de ancho y es el telescopio de infrarrojo más grande lanzado al espacio. La superficie extremadamente pulida de su espejo primario de 3, 5 metros de diámetro, hecho de carburo de silicio ligero, es una vez y media mayor que el del Hubble, y seis veces más grande que el espejo de su predecesor ISO, lanzado por la ESA en 1995.