Expertos de la NASA creen posible, en teoría, desarrollar motores que apliquen el principio de distorsión del espacio-tiempo mediante el empuje warp, o empuje de distorsión, que es una forma teórica de propulsión superlumínica que permitiría a una nave espacial alcanzar una velocidad muy superior a la velocidad de la luz.
En su sitio web, la NASA ha publicado un artículo titulado “Propulsión warp: ¿Para cuándo?”, aunque está redactado en forma algo irónica y no indican detalles, y carente de detalles.
En uno de los programas de la NASA varios científicos trataron de desarrollar un sistema de propulsión para naves espaciales totalmente nuevo, empleando como base teórica los trabajos de físicos y matemáticos como Matt Visser, Michael Morris y Miguel Alcubierre, entre otros.
Miguel Alcubierre planteó desarrollar un nuevo motor y descubrió que teóricamente se puede distorsionar el espacio de manera que este se contraiga delante del objeto y se expanda detrás de él. El objeto es la nave espacial, pero al comenzar la investigación no se empleará una nave, sino partículas elementales.
La una nave colocada en una 'burbuja' de espacio distorsionado permanecería estacionaria, mientras que una expansión violenta del espacio detrás de la nave espacial y una contracción del espacio frente a ella provocarían que la distancia entre la nave y la tierra aumentara rápidamente, mientras que la distancia entre la nave y una estrella lejana disminuiría a una velocidad superior a la de la luz.
Una nave capaz de distorsionar el espacio de esta manera no se desplazaría 'por' el espacio, sino 'con' el espacio.
Según la teoría de la relatividad especial de Einstein, la velocidad de la luz en el vacío no puede ser superada, pero en teoría varios científicos plantean mayores velocidades posibles.
Harold White, director de Eagleworks, el laboratorio de la NASA que investiga las formas avanzadas de movimiento, declaró: "estamos intentando distorsionar el espacio-tiempo en aproximadamente una diezmillonésima parte"… lo que no es suficiente siquiera para mover un átomo de hidrógeno.
Para los físicos, el problema más importante al trabajar en la distorsión del espacio es estabilizar una situación extremadamente frágil: contraer y expandir el espacio no es lo todo. Hace falta también estabilizar este estado a largo plazo.
La solución teórica consiste en utilizar el efecto Casimir, llamado así por el físico holandés Hendrik Casimir, quien en la década de los 40 del siglo pasado desarrolló la teoría según la cual entre dos cuerpos cercanos en el espacio existe cierta atracción no gravitacional.
En el vacío existen partículas y antipartículas que crean sus propios campos. El efecto Casimir consiste en retirar del vacío las partículas, con lo que se produce el llamado 'supervacío', en el cual se moverá la 'burbuja' con la nave espacial dentro.
No obstante, el principal desafío es crear un espacio distorsionado. La cantidad de energía y masa requerida para crear un espacio distorsionado es lo que provoca mayor escepticismo entre los científicos.
En la revista Science Illustrated, con el fin de crear espacio suficiente para mover una nave espacial de 200 metros de diámetro (unas dimensiones bastante reducidas), se necesita la energía que se puede obtener de la famosa fórmula de Einstein, E = mc2, en que la masa (m) es nada más y nada menos que la masa de Júpiter.
Por tanto, se necesita buscar una nueva fuente de energía, pero hasta ahora la humanidad ni siquiera ha sido capaz de desarrollar un motor termonuclear para cohetes convencionales, mucho más simple y con un consumo de energía mucho menor.
White, en una entrevista, recordó que el primer reactor nuclear de Estados Unidos, el gigantesco Chicago-I, construido en 1942, generaba tan poca energía que no podía encender ni una bombilla convencional. Por ello cree que tanto en el caso del primitivo reactor nuclear como en el de la distorsión del espacio, las pruebas de la viabilidad de estos fenómenos ya son de por sí un gran progreso.
El artículo finaliza admitiendo que sería posible hacerlo, pero no en un futuro previsible.