Niños que reciben castigo físico son más felices en la vida
Un estudio realizado en el Calvin College in Grand Rapids, Michigan, Estados Unidos, señala que los niños que reciben castigo físico de sus padres son más felices y exitosos en la vida en comparación con aquellos que nunca recibieron un golpe.
Un estudio realizado en el Calvin College in Grand Rapids, Michigan, Estados Unidos, señala que los niños que reciben castigo físico de sus padres son más felices y exitosos en la vida en comparación con aquellos que nunca recibieron un golpe.
La investigación efectuada reveló que los niños que fueron el castigo físico hasta los seis años rinden mejor en el colegio y son más optimistas en sus vidas. También son más abiertos a realizar trabajos voluntarios y más dispuestos a ingresar a la universidad.
En diversos países los padres están autorizados a imponer un castigo razonable a sus hijos, mientras no les dejen marcas o moretones, contra la opinión de los grupos defensores de los niños, que aseguran que esos métodos son anticuados y que pueden dejar problemas mentales a largo plazo.
Marjorie Gunnoe, profesora de psicología en el Calvin College de Grand Rapids, Michigan, dijo que su estudio mostró no hay suficiente evidencia para prohibir a los padres tener la libertad de corregir a sus hijos como deseen y que los datos que se tienen son inconsistentes.
No obstante, indicó que el golpe es una herramienta peligrosa, pero que a veces es necesaria.
El estudio comprendió a 179 adolescentes, quienes respondieron con qué frecuencia fueron golpeados y cuándo fue la última vez.
Sus respuestas fueron comparadas con información sobre su comportamiento, si fue o no antisocial, si tuvieron actividad sexual temprana, fueron violentos o depresivos y sobre su rendimiento académico, éxito y ambiciones.
Los resultados indicaron que los que fueron golpeados hasta la edad de seis años rindieron mejor que los que nunca fueron golpeados en casi toda las categorías positivas, no en las negativas.
Los adolescentes que fueron golpeados por sus padres desde los siete a los 11 años también fueron más exitosos en la escuela que los no golpeados, pero no fueron tan buenos como el primer grupo en los parámetros negativos, por ejemplo, el involucrarse en peleas.
No obstante los adolescentes que dijeron que todavía eran golpeados tuvieron me calificaron peor en todas las categorías.
La estudiosa no encontró diferencia significativa en el grupo de estudio en cuanto al sexo de los adolescentes y grupo racial.
En diversos países los padres están autorizados a imponer un castigo razonable a sus hijos, mientras no les dejen marcas o moretones, contra la opinión de los grupos defensores de los niños, que aseguran que esos métodos son anticuados y que pueden dejar problemas mentales a largo plazo.
Marjorie Gunnoe, profesora de psicología en el Calvin College de Grand Rapids, Michigan, dijo que su estudio mostró no hay suficiente evidencia para prohibir a los padres tener la libertad de corregir a sus hijos como deseen y que los datos que se tienen son inconsistentes.
No obstante, indicó que el golpe es una herramienta peligrosa, pero que a veces es necesaria.
El estudio comprendió a 179 adolescentes, quienes respondieron con qué frecuencia fueron golpeados y cuándo fue la última vez.
Sus respuestas fueron comparadas con información sobre su comportamiento, si fue o no antisocial, si tuvieron actividad sexual temprana, fueron violentos o depresivos y sobre su rendimiento académico, éxito y ambiciones.
Los resultados indicaron que los que fueron golpeados hasta la edad de seis años rindieron mejor que los que nunca fueron golpeados en casi toda las categorías positivas, no en las negativas.
Los adolescentes que fueron golpeados por sus padres desde los siete a los 11 años también fueron más exitosos en la escuela que los no golpeados, pero no fueron tan buenos como el primer grupo en los parámetros negativos, por ejemplo, el involucrarse en peleas.
No obstante los adolescentes que dijeron que todavía eran golpeados tuvieron me calificaron peor en todas las categorías.
La estudiosa no encontró diferencia significativa en el grupo de estudio en cuanto al sexo de los adolescentes y grupo racial.