iPhone, tenemos un problema
Carlos Miguélez Monroy*
Lleva una muleta, con la otra mano lleva a un niño pequeño. Cojea al entrar en el vagón del metro, que va lleno a esas horas pico. Sentados, frente al hombre que permanece de pie, tres jóvenes no se han dado cuenta de la situación porque todos interactúan con su teléfono portátil sin levantar la mirada. La gente de alrededor se da cuenta, pero nadie dice nada. Hasta que un anciano se levanta de su asiento para cedérselo al señor que cojea de la mano de su hijo.