Ley antitabaco: obsesión insulsa

Con bombos y platillos se aprobó la nueva Ley General para la Prevención y Control de los Riesgos del Consumo del Tabaco, o “Ley Antitabaco”, la cual parece una norma de la época de la Inquisición.


No se escuchó al ministerio de Economía y Finanzas y al Indecopi, que se opusieron a esta modificatoria Entre las perlas de esta norma tenemos absurdos como:

  • Las advertencias para la salud con imágenes deben cubrir el 50% de las cajetillas en cada una de sus caras principales, además de señalar “Prohibida su venta a menores de 18 años”.
  • Ya no serán autorizadas las zonas de fumadores en lugares como restaurantes, cafés, bares, discotecas, casinos y otros centros de entretenimiento. Estos locales deberán colocar carteles que indiquen que “Está prohibido fumar en lugares públicos por ser dañino para la salud”, o “Ambiente 100% libre de humo de tabaco”.
  • Se prohíbe la venta de cajetillas con menos de 10 cigarrillos.

Fumar es un vicio y es dañino para la salud, pero nuestros legisladores parecen no entender que es una elección adulta y libre. Si de evitar el hábito de fumar de los menores se trata, no es cierto que una alta proporción de éstos haya caído en el vicio, pues los escolares tienen pocas posibilidades de fumar, siendo que son vigilados en la escuela y en sus viviendas. Hay menores que fuman, pero es un número escaso, por tanto, el que se venda cigarrillos por unidad o pocas unidades no es significativo.

No se entiende que se obligue a las tabacaleras a colocar en la mitad de su cajetilla advertencias para la salud y por otro lado, cómo en el nuevo Código del Consumidor se pretende ocultar al público que un producto es transgénico o que contiene componentes transgénicos, que pueden ser muy dañinos para la salud, mucho más que el tabaco.

En cuanto a los locales, la norma establecía que las áreas de fumadores debían contar con un extractor, pese a ello ahora la prohibición es total. Por otro lado, con la ley anterior ya había prohibición total de fumar en locales públicos.

Es sin duda una norma medieval y que atenta contra las libertades fundamentales.

El dictamen fue sustentado por la congresista evangélica Alda Lazo, que parece haber descubierto brujas en el tabaco, algo que parece marcado por su credo separado del catolicismo. Recordemos que en Europa la Inquisición de los cristianos separados, protestantes, fue mucho más feroz que la Inquisición católica y quemó muchas mujeres en la hoguera, a las cuales acusaban de ser brujas. Que Lazo haya conseguido mayoría nos habla de la calidad de Congreso que tenemos.

Resulta absurdo que se llegue a esos extremos, cuando ya existía una ley contra el tabaco razonable. Si a los congresistas realmente les preocupa la salud de los peruanos deben ocuparse de otros contaminantes mucho más graves y que se nos imponen, no los elegimos:

  • ¿Por qué no se ocupan de los vehículos que contaminan y lo hacen de manera mil veces más dañina que los cigarrillos?
  • ¿Por qué no se ocupan de la incapacidad de la Digemid en combatir a los emporios de medicamentos bamba, como “Capón Center” o “El Hueco?
  • ¿Por qué no se ocupan de las importaciones de pesticidas o plaguicidas peligrosos?
  • ¿Por qué no se ocupan de examinar que las verduras, frutas, leche y carnes —en especial de Chile— que se importan no contengan químicos o restos de plaguicidas dañinos a la salud?
  • ¿Por qué no se ocupan de los restaurantes que venden comida sin respetar normas de higiene, enferman a la gente y mellan la imagen del Perú en el exterior?
  • ¿Por qué no exigen al gobierno aprista que corte de una vez por todas la contaminación por las minas en ríos, aire, lagos, mar y tierra?
  • ¿Por qué no analizan el agua con que se riegan los campos?
  • ¿Por qué no se ocupan de exigir al gobierno que combata la delincuencia, que no sólo hace daño físico a los peruanos, sino psicológico, pues la mayoría es víctima del síndrome del temor al robo?
  • ¿Por qué no se ocupan de la importación de textiles chinos que usan tintes tóxicos y cancerígenos que se absorben por la piel?

Esta ley demuestra que no les interesa la salud de los peruanos, y se ocupan desenfrenadamente de un mal menor, matan las pulgas y hormigas cuando los elefantes, búfalos y osos nos están aplastando. Más parece un psicosocial aprista para distraer los escándalos de corrupción, como el caso de la desaparición de los petroaudios.