Peruanos gastan 10,000 millones de soles en tarjetas de crédito
Por Juan Sheput
La edición de hoy de Perú 21 trae una carátula preocupante: 10,000 millones de soles gastan los peruanos en tarjetas de crédito, un consumismo peligroso, una bomba de tiempo que podría estallar durante el próximo gobierno.
De manera irresponsable, algunos economistas ligados al gobierno, sea como consultores sea como ligados a universidades oficialistas, se alegran de un crecimiento con una base de plástico. En efecto, se está hinchando la economía pero por efectos que la gente se está haciendo de hipotecas, sin que exista sostenibilidad económica en el largo plazo, o gastando el dinero que no tienen, pues eso es gastar con tarjetas de crédito.
En sentido culpables de este consumismo son los bancos que, en su afán de colocar sus excedentes, siguen regalando tarjetas a diestra y siniestra o ampliando líneas de crédito, o una Superintendencia de Banca y Seguros de muy poco perfil técnico y que se deja avasallar por los intereses de la gran banca privada y -cómo no- que vende un futuro sólido en lo económico, cuando es todo lo contrario.
En estos días los indicadores de mora se están incrementando, hay ciudadanos que poseen hasta 5 tarjetas de crédito y están endeudados en todas, lo cual los pone al borde del colapso, y en lugar de hacer un llamado a la discreción en el gasto y al ahorro, desde los más altos niveles del gobierno se hacen llamados al consumo para quebrar así registros en el corto plazo que serán los indicadores del perjuicio en el mediano plazo.
En el Perú gastador hay gente que paga el cine y la canchita (pop corn) con tarjeta de crédito, también la hamburguesa y las ofertas de ocasión. Luego, para sobrevivir hace carrousel con las tarjetas, y todo a la vista y paciencia de la SBS que no pone orden en los bancos.
El camino del desastre económico ya ha sido recorrido por otros países, como Estados Unidos, España, Grecia, Irlanda. Todos por lo mismo, hipotecas de vivienda, consumismo por tarjetas de crédito, préstamos para turismo o placer. La diferencia entre estos países y nosotros es que sus economías no son tan vulnerables como la nuestra que depende del precio de los minerales y del ladrillo para justificar un crecimiento de corto plazo. El peligro está a la vista. La noticia que presenta hoy Perú 21 no es para alegrarse, todo lo contrario.