Por Miguel Aragón
El planeta Tierra se formó hace aproximadamente 4,500 Millones de años.
Al comienzo no existían ni la hidrosfera, ni la atmósfera, que actualmente cubren la parte sólida del planeta. Todo era “magma incandescente”, como la estrella Sol, de la cual proviene nuestro planeta.
Varios miles de años después, se formó el agua en estado líquido y al acumularse se formaron los mares, y tiempo después, como resultado de la acción de las aguas sobre la parte sólida del planeta, se formó la atmósfera, que protege al planeta de la incidencia directa de los rayos solares.
Tuvieron que pasar otros varios cientos de miles de años para que se formaran los primeros organismos vivos, que dieron origen, primero a las plantas, y después a los animales.
Con el desarrollo de las plantas, después se formaron los bosques, que cubrieron extensas zonas de la tierra. Los primeros bosques se deben de haber formado hace aproximadamente 4,000 millones de años, y cada cierto tiempo han sido cubiertos por depósitos de suelos, y nuevamente se volvieron a formar otros bosques.
En ese lapso tan largo, de cerca de 4,000 millones de años, cada cierto tiempo han ocurrido grandes cambios climáticos, ya sean de calentamiento extremo, o de enfriamiento extremo. Estos cambios han sido, y son de origen natural. El hombre recién tiene 2 a 3 millones de años de existencia, y la revolución industrial con su gran poder transformador de la naturaleza recién ha ocurrido hace 250 años.
La acción del hombre sobre la naturaleza, en estos 2 a 3 millones de años, y en especial en los últimos 250 años, es una acción insignificante, en comparación con lo ocurrido en forma natural desde hace 4,000 millones de años.
Los recientes incendios forestales en la extensa región amazónica son un fenómeno natural, no son un fenómeno nuevo, antes han ocurrido múltiples veces, y en el futuro volverán a ocurrir.
La acción del hombre moderno influye negativamente, agravando este fenómeno natural, pero su acción no es determinante.
La sociedad no puede evitar la ocurrencia de estos incendios forestales, pero SI PODEMOS CONTROLARLOS PARCIALMENTE.
Planteado el problema, tenemos que PROMOVER LA ACCIÓN CONJUNTA, para afrontarlo racionalmente, pensando siempre en las necesidades y los intereses de la mayoría, deslindando campos con los pequeños grupos de poder económico, que pretenderán aprovechar esta situación para incrementar sus ganancias.