En otros países se analizan los posibles impactos sociales antes de autorizar el funcionamiento de supermercados, para evitar dejar sin empleo a pequeños bodegueros, pero en el Perú el lobby imperante permite la proliferación indiscriminada de supermercados, en especial de las tiendas chilenas.
La apertura de bodegas formales en Perú está disminuyendo drásticamente en los últimos años por la competencia de los supermercados, manifestó hoy el presidente de la Asociación de Bodegueros del Perú (ABP), Andrés Choy.
Según cifras del Instituto Nacional Estadística e Informática (INEI) y del Registro Nacional de Municipalidades (Renamu), en el año 2008 las solicitudes de licencia de funcionamiento de bodegas fueron 10,381 y en el 2009 sumaron 7,586, lo que significó una caída de 26.92%.
Por su parte, en el 2010 estas solicitudes sumaron 4,911, lo que representó una caída de 35.26%.
El año 2008 se hicieron 26,199 solicitudes y en el 2009 hubo 19,598, con una caída de 24.9%, y durante el 2010 las solicitudes de licencia de funcionamiento fueron 18,689, 4.6 por ciento menos.
Choy indicó que la ABP confía que estas cifras hayan sido más alentadoras en los años 2011 y 2012, aunque en los últimos años se ha notado un decaimiento del negocio de las bodegas en Lima y en el interior del país.
Para la ABP esta situación es preocupante ya que se puede apreciar que existen cada vez menos negocios bodegueros, afectando a la formalidad del sector, y las expectativas de la población, ya que la bodega se ha convertido en un negocio de sustento familiar del cual dependen más de 150 mil familias a nivel nacional.
Subrayó que una de las razones de la reducción de bodegas formales es el incremento de los supermercados en el país, lo que evidentemente genera inversión en otros negocios.
“Las bodegas que se encuentran a cuatro cuadras a la redonda de un supermercado ven bajar sus ventas en un 50 por ciento, e incluso se ven obligadas a cerrar”, dijo a Andina.
Opinó que uno de los obstáculos que enfrenta este sector es que gran parte de los bodegueros no se sienten empresarios y no ven sus tiendas como negocio sino como un medio de subsistencia y subempleo, y desconocen aspectos básicos del manejo de un negocio como el control y la administración de recursos.
“Con una gestión así, los negocios tienen la posibilidad de colapsar ante una competidor fuerte. Es muy importante que los bodegueros se capaciten en gestión de negocios”, añadió.
Indicó que pese al escenario descrito, las bodegas tienen fortalezas que pueden aprovechar como el servicio personalizado y la amistad entre el cliente y el bodeguero.
Otra fortaleza de las bodegas es la compra por impulso, es decir, las compras que se hacen por una necesidad del momento, como la compra de cigarrillos y gaseosas, lo que no se hace en el supermercado porque toma mucho tiempo.
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