Aunque China puede estar pasando por un mal momento, sus exportaciones a Latinoamérica siguen creciendo y causando estragos en la industria del calzado de México y en la de confecciones de Perú, donde ya se habla de 14.000 empresas afectadas. Situaciones como estas reviven las preocupaciones de la desindustrialización de la región.
Pese a que el crecimiento de China ronda 7,5%, muy por debajo de los aumentos de dos dígitos de año pasados, las importaciones de sus productos en los países latinos continua al alza, una situación que ha creado sospechas de que el país asiático podría estar ejerciendo una competencia desleal.
En todo caso, la evidencia que reportan los países es clara. En Perú, por ejemplo, se estima que más de 14.000 empresas están al borde de la quiebra y al menos 30% de las firmas textiles en Gamarra se han visto afectadas por la competencia y han incluso recurrido a la importación de textiles en vez de la producción para mantenerse a flote.
A raíz de esta situación, el emporio textil Indecopi decidió llevar a cabo una investigación formal buscando probar si China está llevando a cabo práctica anti dumping en el caso de la confecciones para luego tomar medidas que hagan que las prendas importadas tengan un precio más acorde al del producto nacional.
La historia es similar en México, donde el sector del calzado libra un fuerte batalla con lo que llaman competencia desleal, ya que las importaciones de este producto durante el primer semestre del año fueron de 17,5 millones de pares de zapatos, un alza de 59% frente al mismo periodo en 2012. Líderes del sector argumentan que la competencia desleal es evidente ya que el precio del producto cayó 14% este año y, por lo tanto, conseguir un zapato chino cuesta US$7,5 comparado a un costo de US$21 por la producción en nacional.
No obstante vale la pena resaltar que la clave para proteger las industrias latinas no está solo en combatir la competencia de China. Carlos Ronderos, exministro de comercio, explicó que la competencia desleal es uno de los tres problemas que tienen a la industria latina emproblemada. A esto se le agrega el contrabando por subfacturación y el abierto, el lavado de dinero y el hecho de que gran parte de las compañías de la región no son competitivas. Por esa razón, explicó Ronderos, subir los aranceles de los productos no son una solución real al problema, pero que al contrario aumentan el contrabando.
Agregó además que las industrias, como es el caso de las confecciones y calzado en Colombia no tienden a adaptares fácilmente a los cambios en tendencias a nivel mundial. “Ahora la moda es que las prendas no deben ser tan duraderas, algo que los nacionales no han logrado entender. La gente ya no quiere que la prenda le dure un año, sino prefieren pagar menos sabiendo que va a durar menos”, explicó.
Por ahora los confeccionistas del país tienen un respiro hasta el final del año gracias al decreto 074, que subió los aranceles de confecciones y calzado desde marzo, pero esta dicha acabará pronto y deberán tener un mejor modelo que les garantice mayor competitividad.
La República, Colombia, 09.08.2013