Los ciudadanos de América Latina son ahora más ricos que hace diez años, escenario en el cual la clase media ganó terreno. De acuerdo a un informe del Banco Mundial, la clase media en América Latina se incrementó en 50% durante la década pasada. Así, en el 2009, la clase media llegó a 152 millones de personas, mientras que en el 2003 se registró 103 millones y se prevé que en el 2030 ésta represente el 42% de los habitantes de la región. Hoy este porcentaje alcanza el 32%, aproximadamente.

El Perú no ha sido ajeno a este comportamiento. De acuerdo al Banco Interamericano de Desarrollo (BID), somos el país que lideraría el avance de la clase media en América Latina, al ser uno de los que evidencia mayor crecimiento económico en la región. Un estudio del BID revela que entre el 2005 y el 2011 la clase media en el Perú se duplicó, llegando a representar entre el 40% y 50% de la población.

El comportamiento de la clase media ha fomentado la expansión del consumo de los hogares de manera generalizada y ha vuelto más sofisticados a los clientes. Asimismo, el mayor poder adquisitivo mejoró el acceso de éstos a la tecnología de información. Por ejemplo, según un reciente estudio de Google, los consumidores usan fuentes de información antes de comprar productos de alto valor: el 60% lee comentarios de otros usuarios; y el 79% usa herramientas de búsqueda después de ver algún comercial sobre un producto o servicio que le interesa.

Competencia bancaria

El desarrollo de nuevas tecnologías que giran en torno a la sociedad de la información es el que ha acelerado la entrada de nuevos competidores en el sector bancario en estos años. Esta situación la percibimos sobre todo con empresas relacionadas con Internet y nuevas tecnologías, que aprovechan sus ventajas. Lo concreto es que la tecnología de la información brinda la posibilidad de crear soluciones electrónicas innovadoras, permitiendo alejarse de los productos estandarizados o de la banca tradicional (intermediadora de recursos de agentes superavitarios a los deficitarios).

Ahora, la competencia para la industria bancaria por parte de empresas no bancarias existe desde hace buen tiempo. Así, por ejemplo, los fabricantes de automóviles ofrecen préstamos a sus compradores; las aseguradoras, productos de inversión; y los comercios, tarjetas de crédito con la que los consumidores pueden aplazar el pago de sus compras. También podemos incluir a muchas empresas centradas en pagos electrónicos y soluciones para transacciones seguras en la red, alternativas que comenzaron a tener una cuota significativa en el mercado de pagos del comercio electrónico.

Así, las nuevas tecnologías son las que impulsan a los nuevos competidores bancarios, pues hacen posible la reducción de las barreras de entrada a este negocio. Por ejemplo, hacen innecesaria la inversión en una amplia red de oficinas, dan la posibilidad de conocer mejor las necesidades de los clientes y desarrollar productos más acordes a las necesidades no satisfechas que se descubren y generan.

Ahora, las razones de estas empresas para ofrecer productos financieros son la diversificación de sus negocios, buscando nuevas fuentes de ingresos a través de las cuales aumentar su rentabilidad, y el deseo de ofrecer un servicio completo a sus clientes con la expansión de sus ya existentes servicios financieros complementarios a su actividad principal (tarjetas de crédito, créditos de consumo, etc.).

Se puede constatar claramente cómo estas empresas -en estricto ajenas al sector financiero- vienen manejando las transacciones entre personas, conocen bien al cliente y tienen todos los elementos para poder entrar en el negocio financiero. Adicionalmente, han mostrado la capacidad de innovar y reinventarse rápidamente en los últimos años. Destaca también el hecho de que los cambios regulatorios y el avance tecnológico vienen promoviendo el desarrollo de un “clúster financiero” entre actores de diversas industrias. Todo lo cual da lugar a un entramado financiero muy activo, cuya manifestación más visible es la atención las 24 horas de los siete días de la semana “24/7”.

Retos y Desafíos

  La mejora de la eficiencia operativa se daría a través de:

- La ampliación de los canales de atención no tradicionales (ejemplo: oficinas móviles, cajeros corresponsales, banca móvil, etc.).
- El análisis y adaptación al cambio de patrones de conducta del cliente.
- La implementación de soluciones de dinero electrónico (que permitirán contar con mayor información de clientes potenciales).

  Por otro lado, la implementación de técnicas innovadoras para la gestión de riesgos redundaría en múltiples ventajas, como:

- Triple beneficio: (i) Reducción del riesgo, (i) Mejora de la eficiencia operativa y (iii) Mayor inclusión financiera y volumen de negocios.
- Focalización en el sector menos formal de la economía.

Dado este entorno competitivo, que no es ajeno a las entidades bancarias de la región, éstas vienen modernizándose permanentemente, y buscan mayor eficiencia en el desarrollo de sus operaciones. Para lograrlo, invierten en la adquisición de plataformas tecnológicas que les permitan ofrecer al público una creciente gama de productos financieros y canales de atención.

Uno de los canales que surge con particular importancia y de destacado potencial es la banca móvil. Ésta es una modalidad que ya tiene una gran presencia, no sólo en mercados desarrollados, sino que cobra cada vez mayor importancia en países emergentes. La razón de su atractivo es que abre la puerta para el manejo del dinero electrónico, el cual otorga a la población la posibilidad de realizar transacciones monetarias seguras mediante los teléfonos móviles. De este modo, el dinero electrónico permite facilitar y abaratar el sistema de medios de pago, así como impulsar la inclusión de grandes grupos poblacionales que se encuentran alejados geográficamente y que aún no han sido incorporados al sistema financiero formal.

Es así que las entidades bancarias deben continuar en esta senda de innovación, aprovechando las nuevas oportunidades de negocios y apostando por manejar los mismos con nuevas herramientas, experimentar, y así ponerse a tono en el nuevo entorno competitivo actual.