cliente bancoCon US$8,260 millones, el Perú es el segundo país con una significativa cartera de microcréditos, solo superado por Brasil, cuyo monto se estima en US$ 8,919 millones.  Así se señala en el reciente reporte del Fondo Multilateral de Inversiones (FOMIN): “Microfinanzas en América Latina y el Caribe: El Sector en Cifras” documento en el cual, la referida institución miembro del Banco Interamericano de Finanzas (BID), analiza cifras a diciembre de 2012.

Así lo recoge la última edición del informe semanal elaborado por la Asociación de Bancos del Perú (ASBANC) titulado “MICROCRÉDITOS EN AMÉRICA LATINA Y EL CARIBE SE ACERCAN A LOS US$ 40,000 MILLONES Y SUPERAN LOS 20 MILLONES DE CLIENTES”  y en el que se menciona que en tercer lugar se encuentra Colombia con US$ 5,144 millones, seguido de Chile con US$ 4,499 millones y Bolivia con US$ 4,038 millones. Sin embargo, se añade, si vemos el número de clientes, el país líder es México con 5’630,677, secundado por Colombia con 3’233,787, Perú con 2’839,649 y Brasil con 2’621,358.

Uno de los hallazgos importantes del FOMIN, refiere ASBANC, está relacionado con el nivel de cobertura del microcrédito en el Perú, el 13.48% de la población adulta -al 2012- cuenta con un microcrédito (recibido a través de una institución regulada y/o no regulada). Asimismo,  el 28.9% de personas que laboran en el sector informal  cuentan con un microcrédito. Mientras que, el 67.38% de la población peruana atendida por el sistema financiero cuenta con un microcrédito. Dicha información, refiere ASBANC, es vital e inédita, pues permite apreciar la importancia del microfinanciamiento para el desarrollo de las microempresas, tanto formales como informales, así como para las personas que acceden a dichos microcréditos.

Otro de los principales hallazgos del referido reporte, dijo, es que la cartera de microcréditos en América Latina y el Caribe ha crecido de manera significativa, pasando de US$ 1,189 millones en el 2001 a US$ 39,352 millones en el 2012. Dicha cifra incluye el financiamiento concedido tanto por las instituciones reguladas como las no reguladas. De la misma manera, el número de clientes atendido se multiplicó de 1’806,445 a 20’090,528 en similar periodo de análisis.

Sólo en el 2012 las instituciones financieras reguladas  (449 en total) registraron un saldo en su cartera de microcréditos equivalente a US$ 33,730 millones y 13’262,865 clientes. En tanto, el sector no regulado (conformado por 645 instituciones) registró un portafolio de microcréditos total de US$ 5,622 millones y 6’827,663 clientes. Del mismo modo, la investigación logró determinar que, de acuerdo a información disponible al 2012, el crédito promedio entregado por las entidades reguladas asciende aproximadamente a US$ 2,543, mientras que en las entidades no reguladas fue de US$ 823.

En cuanto al peso de la cartera de microcréditos en países de América Latina y el Caribe,  ASBANC llama la atención sobre el hecho de que, si bien Brasil cuenta con el portafolio más grande, su participación de estos, en su sistema financiero es ínfimo (sólo 1.3% de la cartera total de créditos). No obstante, añade, en países como Bolivia o Ecuador, el peso es mucho más significativo, llegando a 35.2% y 20.7%, respectivamente. En Bolivia, particularmente, el microcrédito juega un papel fundamental como motor de la economía local. Dicha afirmación se desprende luego de observar el ratio microcréditos/PBI para el referido país en el 2012, donde llegó a 13.7%. En Ecuador, como se menciona líneas arriba, la participación de los microcréditos dentro de su sistema financiero se situó en 20.7%, aunque el tamaño de dicho portafolio con respecto al PBI es de sólo 3.3%. Para el caso peruano, el peso del microcrédito -tanto del sector regulado como no regulado- dentro del sistema financiero llegó a 12.4%, mientras que con respecto al PBI se ubicó en 4.2%.

Finalmente concluye ASBANC, con el informe elaborado por el FOMIN, que recoge información cuantitativa sobre la evolución del sector microfinanciero entre los años 2001 y2012,  se confirma que el microcrédito se ha convertido en una herramienta fundamental para el desarrollo de las personas y las pequeñas unidades productivas, permitiendo que muchas de ellas tengan acceso por primera vez al sistema financiero.